La declaración de Mariano Cuaranta, jefe del cuerpo médico forense de San Rafael, fue uno de los puntos fuertes en el inicio de la segunda semana del juicio contra Julieta Silva por la muerte de su novio, Genaro Fortunato.
El experto se refirió a los efectos de los 1,30 gramos de alcohol en sangre que le detectaron a la novia de Genaro Fortunato.
La declaración de Mariano Cuaranta, jefe del cuerpo médico forense de San Rafael, fue uno de los puntos fuertes en el inicio de la segunda semana del juicio contra Julieta Silva por la muerte de su novio, Genaro Fortunato.
Frente a la atenta mirada de la detenida y los jueces Rodolfo Luque, Julio Bittar y María Eugenia Laigle, el especialista confirmó los datos de la necropsia en la que describió cómo murió el rugbier, atropellado por Silva. Pero la querella se enfocó en él desde otro resultado, el de alcoholemia de la acusada.
Los estudios determinaron que tenía 1,30 gramos de alcohol en sangre. Los abogados defensores sostienen que por eso no tenía buena visión la madrugada del 9 de septiembre pasado y que fue causal para que no viera al rugbier antes de arrollarlo con su Fiat Idea.
Efectos
“¿Puede explicar qué puede producir esa graduación en una persona?”, le preguntó la querella al perito. “El alcohol estaba en una curva descendente (por el tiempo transcurrido hasta que se le realizó el examen). Pero puede reflejar la alcoholemia aproximada en el momento del hecho (dio 0,70 gramos de alcohol por litro de sangre, por lo que se calcula que en el momento de la muerte tenía 1,30). Los efectos siempre van a estar supeditados a cada persona. (...) Puede producir una alteración en los reflejos, para frenar, y la visión en tubo (disminución). Efecto psíquico, estado de depresión (adormecimiento), más cercano a la temeridad que a la euforia. Y, neurológico, de los movimientos para actuar”, aseguró. Y agregó que “también puede afectar el equilibrio”.
Para la defensa y la familia de la mujer de 30 años, en la primera semana del juicio, ninguno de los testigos que desfiló por la sala de los tribunales de San Rafael complicó seriamente la estrategia de afirmar que se trató de un accidente porque Silva no vio al joven.
“Hacia los costados, disminuye la visión. No puedo saber, en porcentaje, cuánto”, aclaró el perito. A la vez, aseguró que depende de “la tolerancia al alcohol de cada persona”.
“¿Si a esa alcoholemia de 1,30, la colocamos a una persona con astigmatismo, ¿qué le indica?‘, le preguntó uno de los jueces. “No soy oftalmólogo. Todo lo que pueda afectar la agudeza visual, va en detrimento de su percepción. Pero no sé si esa alteración es significativa de la visibilidad”, respondió.
Habló el testigo clave en el caso de la novia del rugbier: “Lo pasó por arriba, no entiendo cómo no lo vio”.
La querella también remitió a que el perito vio a Silva horas después de su detención. “Ese día la vi a Julieta Silva. Pero en la tarde noche. Necesitábamos hacer una pericia de índole psiquiátrica, no teníamos psiquiatras, estaba solamente un doctor del Poder Judicial. Mario Gabrieli, coordinador del Ministerio Público Fiscal me pidió que hiciera la logística para contactar a Silva para que le hagan la pericia. Ahí yo tomo contacto con Silva. Aparentemente estaba con tranquilizantes. El interrogatorio lo llevó a cabo el psiquiatra, la vimos algo tranquila”, cerró.