El autismo es una condición que afecta a millones en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de afecciones diversas que afectan la interacción social, la comunicación y el comportamiento.
Francisco Astorino, neuropediatra (Mat. 3041) Miembro titular de SANI Soc. Argentina de Neurología Infantil (SANI) señaló que “el autismo es una "conectopatía", un problema biológico y cerebral con raíces genéticas, caracterizado por limitaciones en la comunicación, la interacción social y patrones restringidos de interés y comportamientos estereotipados”.
En una estimación sobre la prevalencia de los trastornos del espectro del autismo en la ciudad de Santa Fe realizada por el entrevistado junto a otros profesionales determinó que en la capital provincial se hizo el único estudio de prevalencia en niños de 18 meses a 36 meses de edad siendo ésta 1/128 coincidiendo con la prevalencia en países desarrollados que es aproximadamente 1/100.
El autismo es un problema biológico y cerebral con raíces genéticas.
Al respecto, el profesional consultado dijo que “el autismo se puede ver en niños muy pequeñitos antes del año de edad, pero también en personas adultas y no todos se comportan exactamente igual”. Por otro lado, destacó “que la detección temprana es fundamental, ya que las características del autismo pueden observarse en la primera infancia, aunque a veces no se diagnostica hasta mucho más tarde”.
Señales a tener en cuenta
En lo más pequeños los signos se presentan en el desarrollo, sobre todo en las pautas de comunicación y de interacción Se denominan Banderas Rojas o Red Flags, cuando se detecta un uso limitado de gestos como:
-Dar, mostrar, saludar, aplaudir, señalar o asentir con la cabeza
-Retraso en el habla o falta de balbuceo/charla social
-Hace sonidos extraños o tiene un tono de voz inusual
-Dificultad para usar el contacto visual, gestos y sonidos o palabras al mismo tiempo.
-Poco o nada de fingir o imitar a otras personas.
-Dejó de usar palabras que solía decir.
-Utiliza la mano de otra persona como herramienta.
El autismo se puede ver en niños muy pequeñitos pero también en personas adultas.
“En general los niños pequeños con autismo tienen una mirada diferente, a los 12 meses no señalan. Se dan casos donde los papás sospechan que pudieran ser sordos o hipoacúsicos porque lo llaman reiteradas veces por su nombre y no responden. Un chico de 7, 8 meses que está muy bien conectado, se lo llama por su sobrenombre o aparece alguien que él conoce, se gira, hace una sonrisa de aceptación, esto los niños con autismo no lo hacen”, explicó el entrevistado.
Otro ejemplo que brindó Astorino para entender el comportamiento fue: “un niño de 2 años con autismo está en una habitación jugando con lo que más le interesa y puede pasar la banda de la policía, un elefante por al lado y él o ella no van a tener en cuenta esto porque no está dentro de lo que a ellos les interesa”. Por otro lado, dijo que “en los adultos hay otras cosas como dificultades para interactuar en el trabajo y trastornos de ansiedad, sobre todo en mujeres dentro del espectro del autismo”.
Astorino hizo énfasis en que “la detección temprana permite un abordaje más efectivo, ya que proporciona una línea de base para comprender el nivel de funcionamiento cognitivo, comunicacional y adaptativo del individuo afectado”. Esto, a su vez, facilita la implementación de intervenciones personalizadas que pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con autismo y sus familias.
"Cuanto más temprano se detecten las dificultades, mejor se puede trabajar", sostuvo el experto. Sin embargo, reconoció que el autismo es una condición heterogénea, con una amplia gama de manifestaciones y necesidades. Algunos individuos con autismo pueden tener un alto rendimiento intelectual y llevar una vida independiente, mientras que otros pueden necesitar apoyo constante a lo largo de su vida”.
Las capacidades y necesidades de las personas con autismo pueden evolucionar con el tiempo, lo que subraya la importancia de un enfoque integral y continuo en su atención. Además, muchas personas con este trastorno presentan afecciones comórbidas, como depresión y ansiedad, lo que requiere un manejo multidisciplinario que incluya neurólogos, psiquiatras, psicólogos, terapeutas del lenguaje, psicopedagogos, maestros especiales, terapistas ocupacionales entre otros profesionales de la salud.
En cuanto al impacto en la vida familiar, Astorino destacó que “el autismo impone desafíos significativos en diferentes etapas de la vida, desde la infancia hasta la inserción en el mundo laboral, en el caso de que puedan hacerlo”. Este aspecto resalta la necesidad de un mayor apoyo tanto a nivel individual como social. Sin embargo, el profesional reconoció que “aún persisten mitos y estigmas, como la creencia errónea de que todos son brillantes o talentosos en ciertas áreas, lo que puede subestimar las dificultades y desafíos reales que enfrentan”.
Para abordar estas necesidades complejas, es fundamental una colaboración entre diversos profesionales de la salud y la educación, así como un compromiso de la sociedad en su conjunto. Se requieren políticas públicas que promuevan entornos inclusivos y accesibles, así como una mayor conciencia y comprensión del autismo en la comunidad en general.
El autismo sigue siendo un desafío importante en el campo de la salud pública, pero los avances en la detección temprana y el abordaje integral ofrecen esperanza para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y sus familias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó en 2014 un conjunto integral de medidas destinadas a mejorar la detección, el tratamiento y el apoyo para aquellos afectados por esta condición en todo el mundo.
El informe de la Secretaría de la OMS destacó la complejidad de los TEA, que abarcan una variedad de problemas de desarrollo caracterizados por el deterioro de funciones relacionadas con el sistema nervioso central. Desde el autismo hasta el síndrome de Asperger, estos trastornos comparten síntomas como dificultades en la interacción social y comportamientos repetitivos.
Según las estimaciones recientes, se estima que un niño de cada 160 en el mundo padece un trastorno del espectro autista. Sin embargo, estas cifras varían significativamente entre diferentes estudios, lo que subraya la necesidad de enfoques coordinados y amplios.
El informe resaltó la importancia de fortalecer las políticas y liderazgos nacionales en materia de salud mental, así como de proporcionar servicios de salud y asistencia social integrados y adaptativos en entornos basados en la comunidad. Además, se enfatizó en la necesidad de estrategias de promoción de la salud y prevención de discapacidades asociadas, así como el fortalecimiento de sistemas de información e investigación.
La Dra. María Pérez, experta en salud mental de la OMS, señaló la importancia de estas medidas, afirmando que "es crucial abordar los trastornos del espectro autista de manera integral y coordinada para garantizar un mejor acceso a la atención y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y sus familias".