(Enviado Especial a Junín)
Botta fue la figura, Batallini y Favio Alvarez se asociaron en el juego, Moreyra se “comió” la cancha y el equipo dio lo que no pensaba que podía dar por tan poco tiempo de trabajo y tantas caras nuevas. Clasificó a octavos de final con un 2 a 0 que pudo ser más amplio.
(Enviado Especial a Junín)
Es otra cosa, Colón. Nada que ver con la liviandad, las torpezas y las dudas que generaba el equipo hace algunas semanas. Es que la renovación ha sido tan importante como positiva. Con Botta, Batallini y Favio Alvarez, encontró manejo y fútbol. Moreyra jugó un muy buen partido y eso le trae alivio a Gorosito, que sigue buscando un “5” pero que tuvo en el juvenil sabalero una respuesta convincente y saludable. Y en general, Colón marcó diferencias y justificó plenamente una victoria que hasta pudo ser mayor en las cifras.
Esta intención renovada de Gorosito encontró eco en algo fundamental en el fútbol: el buen manejo de la pelota. Con Botta, Favio Alvarez, un buen trabajo de Moreyra en la contención y el toque corto, la movilidad por los costados de Batallini y Galván, Colón tuvo juego y redondeó 20 o 25 minutos (los finales del primer tiempo), que, como esbozo o carta de presentación de lo que el equipo pueda dar, invita a pensar en un fuerte cambio. Necesario por otra parte.
Desde lo táctico, la idea es parar un 4-2-3-1, algo que ya marca una diferencia con el sistema anterior. Colón jugó buena parte del torneo anterior, con Gorosito, marcando con tres centrales y dos marcadores-volantes por los costados con la obligación del retroceso. En algún momento, el esquema sirvió. De a poco se fue desdibujando, decayendo y sin brindar la seguridad suficiente. Ahora, la idea es jugar con línea de cuatro y juntar volantes de buen manejo.
Prendió. Y eso que Gorosito se jugó en esta primera prueba dejando de lado a los dos centrodelanteros que tiene. Con Toledo y Wanchope, si algo sobra es capacidad de gol. Sin embargo, el técnico priorizó otra cosa. Y en ese cambio de último momento, metiendo en el equipo a un jugador como Galván para que juegue por derecha y tenga la obligación (al igual que Batallini) de pisar el área, acertó. El pelotazo cruzado estupendo, preciso y mecanizado de Delgado le cayó justo para que, a partir de un excelente dominio de la pelota, Galván meta un remate violento que dejó sin chances a Acosta.
Antes de eso, Colón había tenido una clara con Espínola (bien en un par de proyecciones en el primer tiempo), con un “bombazo” que rebotó en el travesaño, pero zafó cuando Troyansky no conectó con precisión desde adentro del área chica un rebote de Chicco luego de un tiro libre violentísimo de Lema, uno de los más peligrosos de Lanús porque va al área rival y gana de arriba.
Eso que había mostrado Colón en el segmento final del primer tiempo, se acentuó en el segundo. Más allá de una atajada espectacular de Chicco ante una media vuelta de Leandro Díaz, Colón siguió siendo superior y jugando bien, sobre todo cuando la pelota pasaba por ese pie zurdo de Ruben Botta, convertido en figura de Colón y del partido.
Cuando se fue expulsado Lema (exceso verbal contra el árbitro que lo había amonestado unos segundos antes), dio la impresión de que siempre estaba más cerca del segundo gol para asegurar la victoria, que Lanús del empate. Al equipo de Kudelka no le quedaba otra que el pelotazo largo para que Leandro Díaz juegue de pivote para bajarle la pelota a Lotti (uno de los elegidos de Kudelka para cambiar la cara de su equipo) y un De la Vega que fue perdiendo gravitación.
Al partido lo liquidó el Conejo Benítez, un delantero que Gorosito prefirió para que ingrese por encima de los otros dos “9”, con más chapa, como Wanchope y Toledo. Había tenido un mano a mano que definió en forma cruzada y desviada. Y un par de minutos más tarde no perdonó: recibió el balón afuera del área se acomodó adentro de la media luna y metió un remate cruzado que se metió junto al palo izquierdo de Acosta.
Se terminó el partido. Batallini siguió siendo imparable, encarando a todos (y ligando también alguna pierna fuerte), Botta fue la manija (y figura) mientras estuvo en la cancha y Moreyra, con un buen rendimiento, también le debe haber dado alivio a Gorosito, que va a traer un “5”, pero que si mantiene este rendimiento, Moreyra le va a aportar soluciones.
Nada que discutir (en cuanto al resultado) y la convicción de que Colón dio más de lo que se esperaba. Es un equipo casi nuevo, con otro esquema pero también con otro nivel futbolístico. Este equipo juega al fútbol. Lo intentó y lo logró, al compás de un Ruben Botta generoso a la hora de entregar talento y claridad.