A Colón le mostraron el dulce hasta que apareció el "Zorro"
El gol de Galván le brindó un ratito de ilusión a Colón, pero dos errores defensivos le dieron la posibilidad a Huracán de ganar un partido durísimo. Fue 2 a1 y el equipo de Gorosito dio un paso atrás en lo futbolístico. Ahora, el Globo alcanzó en la tabla acumulada a Colón y se complicó Gimnasia.
A Colón le mostraron el dulce hasta que apareció el "Zorro"
Colón tuvo un ratito de ilusión cuando la fortuna le jugó a favor en el gol de Tomás Galván. Duró tres minutos la alegría, porque enseguida empezó a aparecer la gran figura del partido: el Zorro Cóccaro, autor de los dos goles con los que Huracán dio vuelta el partido. Fue en un segundo tiempo más atractivo y no tan soporífero como los primeros 45 minutos.
Dicen que la necesidad tiene cara de hereje. En este caso, tuvo cara de partido luchado, trabado, embarullado, sin claridad por parte de los dos. Por momentos, Colón y Huracán se pasaron de revoluciones. Corrieron más de lo que pensaron. Y en otros, las infracciones, la pierna fuerte, las interrupciones, hicieron que el partido sea deslucido, carente de atractivos y sin jugadas de gol.
No hubo una sola maniobra para rescatar. Apenas, sobre el final de esa primera parte, un tiro libre de Botta después de un foul que le cometieron al siempre movedizo Benítez, terminó con una pelota que por fin se metió en el área de Chaves. No le trajo consecuencias al arquero local, pero fue lo poquito para rescatar en un primer tiempo en el que se anularon por completo.
Colón no tuvo esa participación activa y necesaria de los que tienen que manejar la pelota. Poco de Galván, casi nada de Batallini y algunas apariciones muy en cuentagotas de Botta. En Huracán, lo más peligroso fue lo de Alfonso por el costado de Espínola, generándole algunos problemas de marca al defensor paraguayo. Y la movilidad de Cóccaro, tratando de escapar a la marca de los centrales sabaleros que no tuvieron demasiados problemas y cerraron los caminos que conducían a un Nacho Chicco que se convirtió en un espectador del partido, al igual que su colega del Globo.
Faltó frescura, sobraron dientes apretados, achique permanente de espacios, pelotas que se jugaban a dividir y escasez casi total de ideas. Costó poner la pelota contra el piso y los encargados de jugar, brillaron por su ausencia.
Cuando esto ocurre, hay una frase que tengo acuñada: “El cero los califica”. Y acá más que nunca. A veces, un 0 a 0 como el del primer tiempo se construye por virtudes defensivas y no por carencias ofensivas. En este caso, este último aspecto (el de las carencias ofensivas) fue absoluto y generalizado. Ni Colón inquietó, ni tampoco lo hizo un Huracán más proclive al manejo de la pelota pero sin marcar diferencias ni generar peligrosidad cierta para la defensa sabalera.
Con esta derrota, el Sabalero quedó a una unidad de la línea de descenso. Crédito: Agustín Guzmán
Algunas imprecisiones de Cardozo Lucena en la salida, la presión de Huracán sobre los defensores rojinegros, el poco aporte de Favio Alvarez y ese “campo minado” en el que nadie podía encontrar un poco de serenidad para poner la pelota contra el piso y dedicarse a pensar, hizo que el partido sea muy poco atractivo. En el caso de Colón, no se vio en el primer tiempo la ductilidad y el compromiso para manejar la pelota que fue clave en los otros partidos.
La fortuna estuvo del lado de Colón en el arranque del segundo tiempo. Iban 8 minutos cuando Botta armó una gran jugada, se metió en el área, hizo un rodeo, empujaron Benítez y Galván, rechazó la pelota un defensor de Huracán y el balón rebotó en Galván, metiéndose en el arco de un sorprendido Chaves.
Sin embargo, un error defensivo de Espínola, que se resbaló y cuando rechazó se encontró con el inquieto Alfonso apretándolo, hizo que el ex River tuviese el espacio abierto para encararlo a Chicco, no definió bien pero la pelota cruzó al segundo palo y apareció Cóccaro para empujarla y decretar, tres minutos después del gol de Colón, el 1 a 1 que ponía otra vez las cosas en su lugar.
Los ingresos de Pussetto (ovacionado por la gente de Huracán) y Wanchope Abila (de exitoso pasado en el Globo), le dio un toque de folclore futbolero a un partido que de a poco se debatía por salir de la mediocridad. Los dos goles sacudieron al menos esa modorra que hubo en un primer tiempo que había sido insulso y sin juego. Las apariciones más seguidas de Botta mejoraron a Colón en esta parte del encuentro.
Imprevistamente, el “Zorro” Cóccaro se encontró en una jugada de pelota quieta con la posibilidad de lograr el segundo gol. Córner desde la izquierda al segundo palo, Chicco calculó mal, la pelota lo sobró sin que saliera del área chica y la figura de la noche metió el frentazo para dar vuelta el resultado. A los pocos minutos, la situación se agravó cuando Rafael Delgado cruzó en un contragolpe al paraguayo Pérez (que entró muy bien) y no dudó Rapallini en expulsarlo. Colón se quedó con 10, perdiendo 2 a 1 el partido.
Ya estaba Conti en la cancha (ingresó por el lesionado Goltz) y Gorosito apostó a Toledo y el debut de Más, por Cardozo Lucena y Batallini. Quedó solito Favio Alvarez como volante de contención y nuevamente, como ante Talleres, Gorosito se la jugó con la dupla Wanchope-Toledo para ir en búsqueda del empate.
Entonces, la idea fue meter pelotazos para que Toledo la baje o la peine, encontrándose con una respuesta notable de Tobio, que ganó casi siempre de arriba. Huracán retrocedió 20 metros en la cancha, aunque no resignó el contragolpe porque, con espacios, era una tentación tirársela larga a Marcelo Pérez para que capitalice su velocidad.
El final de Colón fue totalmente deslucido. Con 10, perdiendo y sin piernas, la victoria de Huracán no corrió riesgo. Colón se limitó a una búsqueda desesperada de los dos “9”, totalmente controlados por los zagueros de Huracán, sobre todo por Tobio, que le salieron chichones en la cabeza de tanto cabecear.