Unión puede ascender hoy: se dará si pierde San Juan y el Tate le gana a Rafaela. Además, los de Trullet llegan con la expectativa de dar la vuelta olímpica. Las formaciones.
Por Enrique Cruz (h)
Llegó el momento esperado para Unión. En realidad, el de este sábado puede ser el anochecer de un día agitado, como aquella canción que alcanzó rápidamente los primeros lugares en los rankings en la agitada época de la beatlemanía en los ‘60; o bien, ya que estamos en rol de “músicos”, la de este sábado se puede convertir en una “fiebre de sábado por la noche”, recordando a la película que llevó a la pantalla grande aquellos temas de los también inolvidables Bee Gees de los ‘70.
De paso, no está de más el recuerdo porque nos remonta a esos tiempos en los que Unión vivió jornadas semejantes. Por ejemplo, en 1966 se dio el primer ascenso a la máxima categoría. Fue de la mano del Pulpa Etchamendi, aquel técnico uruguayo que don Angel Malvicino (integrante por ese entonces de la subcomisión de fútbol armada por el doctor Marcelo Casabianca) fue a buscar para que Unión pueda conseguir, 26 años después del inicio de su excursión por el fútbol profesional, en 1940, la chance de llegar a lo más alto, que era jugar en la “A”.
Después, en plena década del ‘70, cuando los Bee Gees empezaban a gestar aquellos temas inolvidables, llegó el famoso “Campanazo” de Hilario Bravi. Fue el equipo de un viejo luchador del ascenso como Carmelo Faraone, quien conformó un plantel en el que empezaba a aparecer Leopoldo Jacinto Luque, con dos “wines” a la antigua (el “Rana” Juárez y el “Huevo” Garello), un volante de juego y marca como Luis Angel Fredes, más la salida que le daba Silguero por derecha y el aporte de aplomo y experiencia que partía de la “Polaca” Burtovoy, y la dupla de centrales formada por Batocletti-Rojas, en la que también alternó el “Patón” Rossi.
Unión está en la antesala de alcanzar otra vez la gloria de aquellos otros cinco planteles que lograron lo mismo que buscan estos jugadores dirigidos por Darío Kudelka. Pero falta un paso todavía y se puede dar mañana. Dependerá de dos resultados excluyentes: la derrota de San Martín de San Juan y la victoria tatengue. Y si no, esperar una semana más y continuar sumando. Al fin y al cabo, cuando arrancó este torneo, pocos gastaron a cuenta de la suerte de este equipo que se armó con la llegada de una gran cantidad de refuerzos (12 en primera instancia y dos más en enero).
Las presiones
Uno de los temas que más se habló es el de las presiones. Unión sufrió un bajón futbolístico que redundó fuertemente en lo anímico. Pero eso forma parte del pasado. El domingo, en Rosario, este tuvo una prueba de valor y coraje notable. Pero además, jugó bien al fútbol y por eso le ganó merecidamente a Central en un muy atractivo partido que se jugó en una cancha de primera y con un clima que muchos partidos de primera envidiaron.
Unión está recuperado y llega entero al final del camino, más allá de aquello que dijo Kudelka en la conferencia de prensa de ayer: “No veo la hora que esto termine, no sólo para festejar sino también para descansar, pues no doy más”. Tanto es así que el técnico repite el equipo titular, el que más jugó, el que mejor se entendió y el que supo llevar a Unión a ocupar no sólo los primeros dos lugares desde hace varias fechas, sino también a sacar una ventaja impensada en un momento clave del torneo.
Rafaela también llega liberado de presiones. Seguramente, el equipo de Carlos Trullet —ya ascendido— conseguirá finalmente el objetivo de ser campeón, que es el ahora trazado desde aquella inolvidable jornada en Tucumán. Unión tiene urgencias. Y posiblemente aumenten si San Martín de San Juan gana, pues se colocará a un punto otra vez, aunque con Unión debiendo jugar el partido con los rafaelinos. Lo bueno es que aún así, todo seguirá dependiendo de Unión.
De ejemplos y excepciones
Cuando todo esto se armó, decíamos de la importancia de haber contratado un técnico capaz y conocedor del club; pero a la vez, advertíamos de los riesgos de haber cambiado más de medio plantel con la llegada de tantos refuerzos.
¿Qué es es lo que ocurrió?, ¿la excepción que confirma la regla?, ¿o un ejemplo de que también se puede con este tipo de recetas? Pienso que el técnico tuvo muchísimo que ver y su responsabilidad es casi total. Y que entre él y los dirigentes se encargaron de armar un plantel con mucha hambre de gloria, algo que siempre se notó, inclusive en los más experimentados como Limia, que una tarde en Comodoro Rivadavia, cuando el equipo de Alí trastabillaba y no lograba repetir la buena primera rueda, me dijo: “Me voy a quedar porque yo vine a otra cosa, vine a ganar algo, a ascender y no a pasar el tiempo a Santa Fe”. Y es muy posible que a esto lo consiga.
Pero todo esto será motivo de análisis y conclusiones cuando todo llegue a su fin. Ahora es momento de marcar las pequeñas sensaciones que se van instalando en torno a un sábado que apunta para ser histórico. ¿Será este sábado?, ¿habrá que esperar una semana más? Los resultados dirán. Pero el mérito es grande, gigante. Casi decisivo.