El Litoral
El dirigente del fútbol tatengue programó un viaje y antes de partir presentó su dimisión. Hablarán del clásico, pero la postura es no jugar.
El Litoral
Marcelo Piazza, vocal titular de Unión e integrante de la subcomisión de fútbol, presentaba hoy su renuncia formal luego de los hechos acontecidos el sábado pasado en el estadio en ocasión del encuentro ante Sportivo Belgrano de San Francisco. El presidente del club, Luis Spahn, confió a El Litoral este lunes por la mañana que la misma será rechazada de plano y que se le ofrecerá que tome una licencia por un lapso determinado.
Por otra parte, Piazza programó un viaje de un par de semanas luego de lo ocurrido y de la decisión tomada. Dicen quiénes lo conocen de cerca que durante todos estos años estuvo siempre abocado a las necesidades de la institución, máxime en un rubro tan importante como el fútbol profesional y la atención de los árbitros, tanto de Primera como de inferiores, a cuyos partidos asistía asiduamente los sábados, sin tomarse casi nunca algún período de descanso. Y ahora, con la renuncia presentada, decidió hacerlo.
¿Cuál es la idea de Spahn?, rechazarle la renuncia (que era presentada, como corresponde, por mesa de entrada), darle un tiempo de licencia y cuando regrese del viaje, acortarle la licencia para que retorne de inmediato al club. Confía el presidente con que el tiempo le dará la posibilidad de calmar los ánimos, repensar la situación y volver a una actividad que desempeñaba con eficacia desde hace tiempo.
En principio, los dirigentes han sido citados a una reunión de comisión directiva que se llevará a cabo esta noche a las 20. Como informó El Litoral en la víspera, hay temas varios. Uno (¿el principal?) es la renuncia de Piazza; otro, ver si se toma alguna medida con relación a Brítez y el tercero, la Copa Santa Fe.
Veamos:
* 1) La renuncia de Piazza. Para el dirigente, es de carácter indeclinable. Para el presidente —seguramente con el aval del resto de los dirigentes con unanimidad—, la decisión es rechazarla. Lógicamente que se trata de una decisión personal y habrá que ver si el tiempo y los días que se tomará de descanso, pueden atenuar las razones que lo llevaron a tomar una decisión terminal. “Será difícil convencerlo”, decía un dirigente consultado por El Litoral. De hecho que ya pasaron más de 48 horas, el fin de semana no lo tranquilizó y lo que reflexionó Piazza fue siempre en el mismo sentido: convencerse de dar un paso al costado.
* 2) ¿Qué pasará con Brítez?. Este es el otro tema que preocupa sobremanera a todos, porque se ha convertido en algo reiterativo. Brítez habría tenido dos charlas con Madelón. Una de ellas fue el viernes en el entrenamiento, la otra fue en la víspera. Madelón se enojó mucho y se fue del partido el sábado. Cuando ocurrió el desenlace y el árbitro Carlos Córdoba le pidió que lo reemplace, Madelón se enojó mucho con el jugador, hizo gestos elocuentes, se fue al vestuario y no volvió más. Es decir que no vio buena parte del partido de los titulares y la totalidad del partido de los suplentes. ¿Qué opina la dirigencia?, hay visiones diferentes. Spahn hizo una ronda de consultas y si de algo está convencido, es que la reacción no se justifica porque todos coinciden en que fue penal. Pero no quiere apresurarse tampoco. Por eso, escuchará hoy a los dirigentes y si toma alguna medida, será mañana o pasado. En este aspecto, la frialdad del presidente será clave.
* Un “no” a la Copa Santa Fe. Otro de los temas que se hablará en la reunión de esta noche, es el vinculado a la Copa Santa Fe. La Federación resolvió darles tiempo hasta el 25 de agosto para que jueguen los dos clásicos de cuartos de final, en caso contrario, Unión y Colón quedarán eliminados de la competencia. La respuesta de Unión se mantendrá como hasta el momento: no jugar los partidos (entendiendo que ya se debieron haber disputado) y pedir el premio y el pase a la semifinal, donde espera Unión de Sunchales. Este tema traerá cola, porque Unión reclamará firmemente su continuidad en la competencia. Y la decisión tomada por la Federación, el viernes, es que los dos serán desplazados del torneo en el caso de que no jueguen los partidos. Un tema que tiene un final tan prolongado como incierto, sobre todo por las consecuencias que podría tener de acuerdo a la medida que tomen los clubes, sobre todo Unión, que se considera con el derecho de pasar de fase.
Lo que logra, lo malogra
Por Enrique Cruz (h)
Marcelo Piazza es un dirigente tranquilo, sensato, excesivamente prudente. Es un dirigente que está más para serenar ánimos e intermediar en situaciones críticas para resolverlas favorablemente, que para generarlas. Está claro que la reacción de Brítez —quien le habría mandado un mensaje el fin de semana y le debe un pedido de disculpas a Piazza— lo “sacó”.
Emanuel Brítez es el típico caso del pibe humilde, de infancia dura, que se pone el cuchillo entre los dientes para jugar por su amado Unión. Nadie duda de su entrega, de que es hincha fanático de Unión y de sus innegables condiciones, porque las tiene. Pero el temperamento lo traiciona, no lo controla. Y no es la primera vez.
La primera impresión que a uno le deja todo esto, es preguntarse si “¿es para tanto?”. Y parece que sí, porque la realidad de los hechos así lo indica. No tengo dudas de que Piazza debe ser el dirigente que más cerca estuvo siempre de Brítez, porque hace años que está en Unión y en el fútbol de Unión. Y en el mismo sentido de Piazza viene lo de Madelón. Ambos deben pensar que todo el laburo que hacen con Brítez, se derrumba en una sola actitud. Y lo que el propio Brítez logra, enseguida lo malogra.
Uno se niega en el fondo a aceptar que se trate de un incorregible. Emanuel Brítez debe entender que el primero que se perjudica es él y que no es necesario que le toquen el bolsillo con algún castigo, porque hoy, en el fútbol, todo se transmite y todo se sabe. El deberá elegir entre seguir así o decidirse por fin a que su carrera tenga el salto que se merece, porque condiciones le sobran. Nadie le pide que se convierta en una “carmelita” adentro de la cancha porque no va con su entrega y temperamento. Pero tampoco en un tormento.