Poseer, recopilar, mostrar y compartir. Los verbos que incluyen la historia del coleccionismo nos hablan de una actividad que el hombre ha desarrollado y en donde combina el acto de coleccionar con el fin de mostrar lo acumulado.
Poseer, recopilar, mostrar y compartir. Los verbos que incluyen la historia del coleccionismo nos hablan de una actividad que el hombre ha desarrollado y en donde combina el acto de coleccionar con el fin de mostrar lo acumulado.
El farmacéutico Héctor Mainero, comenzó hace años a recolectar, comprar y recibir regalos de objetos que se usaron y se usan en el mundo de las farmacias. Hoy en día cuenta con una gran colección, que superó a la que tiene la Universidad de Buenos Aires.
“Mi historia comienza en el año 1974”, cuenta Mainero retrocediendo en el tiempo. Él estudiaba en Rosario y sus padres no pudieron seguir manteniéndolo, es ahí cuando comenzó a trabajar en la farmacia interna del hospital Italiano. “Ahí se hacía de todo desde comprimidos, lociones, supositorios, sueros, diferentes tipos de inyectables, el hospital se abastecía casi en un 90% con la farmacia interna”, reflexiona y cuenta que siempre tuvo la idea de volver a Rafaela para hacer magistrales.
Por otro lado, recuerda que “la colección comenzó hace muchos años y consta de todo lo que tiene que ver con la farmacia antigua”. Entre los objetos que se pueden encontrar hay envases realizados en porcelana blanca con filetes de oro. En la parte central reserva, decoración alrededor e inscripción del preparado. También hay botellas de diferentes variedades de vidrios y colores que van desde marrones, blancos, celeste, verde agua, azul oscuro, rojos.
Además, se pueden observar propagandas como la de Geniol, las tres cabezas de papel maché y la de yeso que salieron en los años 50, “esta es muy buscada porque se rompieron casi todas”, resalta Mainero.
Y la lista sigue con estufas, balanza para personas, libros, farmacopea -que es el listado de drogas permitidas por el Estado- desde el bosquejo de 1870 hasta la farmacopea de hoy, revistas con propagandas de medicamentos, pildoreros, morteros, medicamentos antiguos… y “todas las cosas que te puedas imaginar”, afirma mientras repasa la cantidad de objetos que forman su colección.
“Ahora falta lo más lindo”, dice Mainero mientras cuenta que tiene todo para armar un museo, incluso los muebles, pero aún no ha tenido el tiempo para poder realizarlo.
Farmacéutico desde hace años, su pasión son los preparados magistrales.
Agradece al Colegio de Farmacéuticos que les dio “espacio a todos los que preparamos Fórmulas Magistrales" .
"En la actualidad podemos decir que existen especialidades medicinales para unas 5000 de las 11000 patologías existentes, (que son rentables para elaboración industrial) para el resto que son las enfermedades poco frecuentes o huérfanas, estamos los farmacéuticos preparadores tratando de resolver el problema de salud de la gente"; resalta Mainero.