Sábado 12.12.2020
/Última actualización 17:41
"Desde el Covid-19, crisis es la palabra del siglo y aparece tamizada de tantos modos en este libro que no le quedan grumos". El libro en cuestión es "Cualquiera tiene un plan hasta que te pegan en la cara. Aprender de las crisis", que escribieron desde sus propias perspectivas, el politólogo Mario Riorda y la médica psiquiatra Silvia Bentolilla, experta en salud mental en emergencias y desastres. Ambos coincidieron en el encuentro virtual que dio inicio al ciclo de conversatorios organizado por la Universidad Nacional del Litoral, donde presentaron el tomo del que son coautores y avanzaron sobre la consigna convocante que fue comunicación y gobernanza del riesgo.
Fue el 25 de noviembre; luego y también en forma virtual, Riorda -director de la Maestría en Comunicación Política (Universidad Austral) y presidente de la Asociación Latinoamericana de Campañas Electorales- dialogó con El Litoral.
- La Argentina parece vivir en permanentes crisis, ¿debería haber una mayor atención en la manera de comunicarlas?
- Si, por supuesto, lejos se está de poder gestionar las crisis con procedimientos o protocolos rígidos. Hasta hace muy poco tiempo existían conceptos como un manual o protocolos de crisis y eso ha quedado absolutamente viejo y debe ser reemplazado por habilidades que tengan que ver, por un lado, con las capacidades generalmente estatales en términos de gobierno, y las habilidades dirigenciales, en términos de quienes nos representan. En este sentido, muchas veces se actúa bajo la lógica de la mala praxis representada en la idea de que la respuesta para mitigar una crisis no solamente no lo hace sino que, generalmente, expande y exagera a la propia crisis inicial.
- Se habla de las crisis como una oportunidad, ¿alguna vez fue así para nuestro país? ¿Lo será la pandemia?
- Uno de los grandes errores es entender, desde esta perspectiva idealista y hasta espectacular, que toda crisis tiene una oportunidad. Generalmente las crisis son procesos traumáticos, incidentes críticos que devastan los sistemas políticos con consecuencias sociales y personales muy severas. Esta idea romántica de las crisis donde siempre hay una oportunidad no se corresponde con la dificultad de la gestión de crisis, especialmente en lo político, donde el margen de riesgo de un gobierno es de 360ª y, por lo tanto, se convierte en una institución crisis propensa. También para las propias personas muchas veces existe una banalización del concepto y una falta de comprensión de lo que por un lado es crisis y, por el otro, un proceso resiliente. Aparece así un estiramiento conceptual que es pensar que cualquier cosa es crisis y lo es, básicamente, no cuando se te mueve el piso y aparece un problema sino cuando desaparece el piso y parece no tener fondo. La crisis es algo así como un pequeño fin del mundo para quien la vive; por lo tanto ponen en jaque la identidad de las personas y de las instituciones, la identidad de los valores que las sostienen. Y no niego que en algunas circunstancias existe una capacidad de adaptación y, por ende, de aprendizaje. Pero de ninguna manera esta es una norma social.
- A propósito de la pandemia, ¿se comunicó bien la situación sanitaria?
- Creo que se ha comunicado con muy poco apego a ciertos criterios o enseñanzas que deja la comunicación de riesgo, que es una comunicación en paralelo con la crisis pero que técnicamente no es comunicación de crisis. La comunicación de riesgo es pura probabilidad y apunta a generar un alerta, una concientización frente a amenazas y vulnerabilidades con un único intento que es modificar hábitos y conductas para que las personas no estén tan expuestas a ese nivel de vulnerabilidad.
Esta confusión trajo algunos problemas de gestión porque los personalismos se mostraron en un difícil límite entre el éxito y el exitismo en un período temprano cuando, en realidad, no había crisis pero se montaron como gestores exitosos y se preocuparon muy poco por la gestión del riesgo; mucho más con el cansancio y el agobio que genera una cuarentena tan larga y además tan atravesada por sesgos cognitivos. No se puede hablar de una buena o mala gestión: creo que hubo etapas. En la Argentina no fue lo mismo la actuación temprana con un consenso multinivel destacado, de lo que pasó luego, particularmente tras la situación de Vicentín y yo diría una última etapa que podría ser un cierre simbólico a una concepción del riesgo generalizado tras la muerte de Diego Maradona.
- ¿Se puede hacer campaña con una situación de crisis; con la pandemia en concreto?
- Sí, se puede hacer elecciones con mucho cuidado y, además, la pandemia forma parte del discurso electoral. Generalmente los oficialismos están siendo afectados por la gestión de la pandemia. Y en distintos niveles los oficialismos que han descuidado esta gestión, fueron castigados electoralmente; como se vio en Norteamérica hace pocos días, como inició República Dominicana en el concierto de las elecciones en América Latina. Probablemente no sea todo en el marco de una campaña electoral pero sí incide, especialmente cuando se ha gestionado mal.
- ¿Es conveniente hacer las Paso en este contexto? ¿Qué gana o pierde la ciudadanía si no se realizan?
- Siempre trataba de comprender que la idea original de las Paso es loable, que significa generar democracia interna y por lo tanto solidificar la vida de los partidos políticos. Solo acercándonos a ver lo que pasa en Perú es una demostración demasiado elocuente de lo que es un gobierno con poca solidificación de su sistema de partidos. Sin embargo, creo que aquí se ha mal usado. De hecho, quienes la propusieron no la terminaron usando o quienes se beneficiaron terminaron luego en otro contexto electoral distinto al momento en que se beneficiaron proponiendo un cambio a las reglas de juego, sacando el eje de la capacidad de aporte y de calidad institucional al sistema político para ubicarlo básicamente en el costo de la política, lo cual me parece falaz. Independientemente de que sirvan o no, sean perfectibles o no, lo que no se puede hacer es cambiar un sistema electoral de acuerdo al beneficio particular de un partido o de un momento dado. Esto significa, entonces, que quien modifica las leyes electorales en cercanía al proceso electoral genera lo que se llama el efecto "cancha inclinada". Y eso no es bueno, no solo para las Paso, sino para el sistema político porque genera asimetrías en la competencia.
- ¿Qué nuevos temas de campaña incorporará la pandemia, así como en 2019 fue la legislación sobre aborto legal?
- Hay para los próximos procesos electorales temas muy distintos a lo que han vivido los países, incluyendo a la Argentina. Ciertos temas que ya venían ocupando la agenda: el aborto es uno pero no el único. Y temas que ya habían aparecido como novedad en cuanto a la discusión de la capacidad del sistema sanitario, la coordinación de los estados para dar respuesta en situaciones excepcionales; respecto al ingreso universal, nuevos temas que tienen que ver con equidad de género, exigencias ambientales a las empresas a las que se había apoyado fueron transversalidades muy interesantes que, como nueva agenda, aparecieron en el mundo tras la pandemia. Pero me parece que el devenir del tiempo, el cansancio y el agobio han hecho apagar notablemente esos temas que amenazaban con ser interesantes por su peso y su transversalidad.
GentilezaMario Riorda es politólogo, director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral, presidente de ALICE (Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales), activista de la comunicación política, consultor en Estrategia y Comunicación para gobiernos y partidos en América Latina. Participó en 140 procesos electorales. Especializado en gestión de crisis. Fue Decano de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Católica de Córdoba. Profesor de posgrado en numerosas universidades de América Latina, España y EEUU y consultor del BID.
El jueves pasado se realizó la segunda jornada del ciclo de conversatorios, esta vez sobre "La gestión de riesgos de desastres y la pandemia por Covid19", del que participaron Claudia Natenzon y Silvia Wolansky. El otro tema fue "El riesgo como construcción social. Un enfoque desde la comunicación pública", y estuvo a cargo de Silvia Fontana y Andrea Valsagna.