Gastón Neffen
gneffen@ellitoral.com
Twitter: @gneffen
Una recorrida de El Litoral detectó problemas de mantenimiento en uno de los lugares de la ciudad que más gente concentra los fines de semana.
Gastón Neffen
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El faro de la Costanera este año cumple 21 años. Lo inauguraron Jorge Obeid (era el gobernador) y Horacio Rosatti (por entonces intendente) una noche de 1996. A pesar de que siempre tuvo un rol ornamental, la primera vez que se encendieron las luces se ajustaron para que sean intermitentes —se puede ver el video en la web—, como para guiar a los veleros que volvían del norte de la laguna Setúbal.
Pero más que a los barcos, las luces del faro atrajeron a los jóvenes y se consolidó como un punto de encuentro para disfrutar de la laguna y también para organizar picadas y “piruetas” de motos a la madrugada —durante años—, que ahora se replegaron por los controles que organizan las fuerzas federales que hay en la ciudad.
Es un punto de alta concentración de gente y un sector que no se puede subestimar desde el punto de vista hídrico, por la fuerza erosiva que tiene la corriente justo en el lugar en el que se angosta la laguna Setúbal.
Una recorrida de El Litoral detectó problemas de mantenimiento, que van más allá de los graffitis, las envases y botellas tiradas, y la costumbre de usar la puerta enrejada como baño. Al subir hacia el faro hay dos hundimientos en los dos primeros niveles de las veredas, del lado que da a la laguna.
Una vez arriba, las veredas que rodean al faro están destruidas (faltan muchas baldosas) y falta material en la base de las barandas.
La iluminación funciona correctamente, ya que en el 2014, después de varios años en los que el faro estuvo a oscuras —con todo lo absurdo que era que un faro esté apagado— el municipio instaló luces LED, que ofrecen un mayor rendimiento lumínico y ahorran energía.
A mediados de 2016, después de la larga crecida que había comenzado en diciembre, la Municipalidad realizó trabajos de reparación en el Paseo de los Pescadores y en la Costanera, porque había losetas de la vereda que se habían movido, faltaban cadenas y parte de las barandas de seguridad.
Pero o bien estos trabajos no llegaron al faro o los movimientos que se dan en este sector de la costanera provocaron nuevos problemas, que incluso llegan a la senda peatonal que va hasta el Centro de Observadores del Espacio (Code), en donde también faltan baldosas.
En sintonía con el entorno, el primer pilar de la vieja aerosilla (que llegó a “sostener” el boliche Puerto de Palos), hace años que tiene “agujereadas” las paredes porque faltan ladrillos.
En junio del año pasado, desde el municipio se le informó a El Litoral que se iba a analizar el estado de esta vieja estructura, que en la actualidad se utiliza para pescar y por donde pasaba la traza ferroviaria que iba al antiguo Puerto de Colastiné, hace más de un siglo.