Aquellos propietarios principalmente de cabañas que están ubicados en el corredor costero de la Ruta 1, al igual que en otros puntos de la provincia, tenían al mes de marzo (con fin de semana largo incluido) una actividad turística colmada, con el 100% de reserva. Pero incluso antes del 20 de marzo -cuando se declaró el aislamiento social, preventivo y obligatorio- en todo el país, el panorama empezó a cambiar en forma drástica. "Tuvimos que devolver todo", se lamenta en diálogo con El Litoral Guillermo Kees, referente de años de los cabañeros.
Y a esa nula actividad de marzo se le sumó abril, mayo, junio, julio, agosto... y contando. "En nuestro sector estamos viviendo un momento dramático. Todavía no podemos decir que 'la pasamos mal', como algo que ya ocurrió, porque no tenemos un horizonte, por más ilusiones que nos hagamos en caso de reactivarse y la gente no pueda subirse a un avión, o tendrá miedo de ir a otro lugar. Eso es hacer futurología", agregó Kees.
El referente contó que se está trabajando vía Zoom con muchos colegas de toda la provincia. "Hace unos días aprobamos que debíamos cerrar el protocolo y tenerlo preparado por si en algún momento nos dicen que podemos trabajar, al menos, dentro de un radio de 100 kilómetros. Pero es tan desesperante la situación, que muchos no tienen ni los 10 mil pesos (o lo que salen) para comprar los termómetros digitales", comentó Kees, y agregó que si bien hay muchos cabañeros que tienen un respaldo porque cuentan con otra actividad, la gran mayoría son Pymes chicas, familiares.
La escasez de gente repercute no sólo en las propias cabañas. "En los pueblos, los comerciantes extrañan mucho el movimiento turístico, porque realmente moviliza toda la economía cuando hay un feriado largo fundamentalmente. En las carnicerías, en una época buena, ves carnes de primera, costillares... Ahora bajan una media res como mucho, y hay que apurarse para conseguir algo. Y no precisamente porque la gente compra en abundancia, no bajan carne directamente", puso en contexto el cabañero.
Protocolo
El protocolo sería muy parecido a todo lo que se viene viendo en clínicas y negocios, por ejemplo, con toma de temperatura en la entrada, las desinfecciones y sanitizaciones correspondientes. Con la salvedad de que se presta mucha atención en aquellos complejos que tienen espacios comunes como un restaurante (que adherirán a esos protocolos). O los que tienen una proveeduría, deberán hacer lo propio con las mismas normativas de un comercio. Por suerte, la mayoría de los complejos tienen una "burbuja" personal entre la cabaña y su parque privado; por ende, cada familia puede estar de manera tranquila en su espacio.
En cuanto a su complejo en particular, Kees relató: "Tenemos 100 plazas, pero no nos interesa que estén todas ocupadas, sino que quienes estén puedan disfrutar de la manera más cómoda posible. Por eso, si viene una pareja y la ubico en una cabaña para seis, no pienso en que perdí cuatro lugares, sino que generé que ambos estén cómodos. Siempre manejé ese criterio de acuerdo a cómo se va alquilando. Mucho más ahora, vamos a tener en cuenta esto. Fue una de mis propuestas", aseguró.
En cuanto a las ayudas económicas, "somos agradecidos porque tenemos la asistencia del 50% para nuestros empleados inscriptos. Y recibimos un subsidio de 20 ó 50 mil pesos, dependiendo si uno es monotributista o responsable inscripto, respectivamente. También, pese a que es una deuda más, nos anotamos a un crédito con una tasa razonable, pero todavía no hay novedades. Como pequeños empresarios estamos postergados. Nuestra actividad está congelada. Si esto no tiene una asistencia adecuada, hay muchos que van a optar por trabajar igual y afrontar la multa correspondiente, es algo que puede pasar", aseveró Kees.
Sobre el final, el conocido referente costero reflexionó: "Los que pusimos todos nuestros ahorros para hacer una cabaña, nos estamos rompiendo el alma, y estamos contentos por no haber echado a nuestros empleados. No obstante, pusimos un auto y una cabaña en venta para poder sostenernos. Y hay muchos casos similares".
Una salida alternativa, el turismo de cercanía
Tal como lo destacó Kees, con autoridades del gobierno provincial están en contacto permanente. El que dialoga siempre con los cabañeros es Alejandro Grandinetti, actual secretario de Turismo de Santa Fe, quien también dialogó con El Litoral. En Santa Fe, como en muchas otras provincias, el sector comercial se vio muy afectado. "Por este motivo, decidimos lanzar una línea de asistencia no reembolsable (los ANR) para cabañas, bungalows, hostels, hosterías, posadas y alojamientos rurales (estancias). Fue con recursos propios: hay más de 500 beneficiarios, repartimos más de 5 millones de pesos y cubrimos, dentro del universo de los alojamientos, una gran parte de la cadena. Otra lo hizo Nación para agencias de viaje principalmente; pero a los actores más débiles, tratábamos de llegarles (con una ayuda económica) de alguna manera".
Grandinetti también comentó que "tendremos que ir viendo paso a paso cómo viene el mundo en la convivencia con el Covid-19. Y una de las primeras cosas que aparecen es la 'desglobalización' del turismo que teníamos. Es decir, al alcance de la mano teníamos. Una parte de la sociedad tenía acceso a muchas ofertas y alternativas. Hoy eso quedó bastante restringido y nos da la oportunidad el parate de empezar a dialogar de dónde tendríamos que haber comenzado, pero que era muy difícil hacerlo en un contexto de normalidad pre pandemia".
De esta manera, se pudo juntar a las agencias de viaje, principalmente de Rosario y Santa Fe, donde dentro de sus ofertas nunca tenían en cuenta a toda la provincia, "salvo una muy honrosa minoría que está dirigida a lo afectivo, y que ven que ahora podemos empezar a trabajar sobre algunos productos muy específicos: turismo religioso o rural, de experiencia, de aventura, ecológico, etcétera. Es decir, que todo tenga que ver con escapadas de cercanía de un día, medio día, día y medio. Y hacer algo que nunca se hizo en Santa Fe: organizar una cadena entre todos los prestadores turísticos de la provincia con las agencias de viaje", dijo el funcionario.
La idea del gobierno provincial es armar una "red de profesionalización del turismo. Es decir, subir a las cabañas a las agencias, lo que significaría un salto de calidad. Es una cultura de negocio y participación en donde, a lo mejor en un principio van a perder algo de facturación; pero también van a incorporar nuevos clientes. Hay que generar ese marco de confianza y de afecto societario", explicó Grandinetti, quien concluyó: "Tenemos una tremenda oportunidad para focalizar procesos de calidad en la comercialización del producto turístico de la provincia. Y en eso tenemos mucho campo para crecer".
Ayuda nacional. Esta semana, el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, realizó la inscripción para quienes quieran recibir el Fondo de Auxilio y Capacitación turística (FACT). Ante la situación que se manifiesta en las reuniones con referentes y prestadores del sector, Grandinetti reconoció a esta nueva apertura como un complemento más para las ayudas que brindó Santa Fe con anterioridad.
El FACT está dirigido a MiPyMEs de los segmentos de agencias de viajes y turismo, alojamientos u hospedajes turísticos, establecimientos gastronómicos y servicios de recreación turística, que presenten una situación crítica en sus ingresos totales de los meses de abril/mayo/junio de 2020 comparados con los mismos meses del año anterior.
La asignación puede ser destinada a Salario del personal: al menos el 50% de los fondos deberá estar destinado al pago de salarios de los trabajadores y trabajadoras de la empresa. Cabe destacar que este aporte es complementario al ATP que está aún vigente; Gastos operativos: Pago de gastos como alquileres; Servicios: Pago de servicios de electricidad, agua, gas e internet; Servicios de consultoría: Para negociar financiamiento o adaptar los servicios ante la nueva situación: Material promocional: Desarrollo o actualización de material (web, redes sociales, traducciones).