Martes 5.11.2019
/Última actualización 10:12
El Concejo sancionó hace unas semanas una resolución encomendando al municipio fomentar en peloteros y salones de fiestas infantiles usos de alimentación saludable y contribuir así a proteger a la salud de niños y adolescentes. Pero otra norma local que regula lo que se vende en las cantinas escolares no se cumple. Y los niños argentinos de hasta 5 años son los que más padecen sobrepeso en todo el continente americano, según las estadísticas de Unicef.
La obesidad infantil es un problema de salud caracterizado por el exceso de grasa corporal de los niñas y niños. Dicho nivel de adiposidad supone todo un condicionante para su salud general y su bienestar, haciéndole propenso a sufrir otras patologías secundarias y asociadas.
En el Servicio de Endocrinología del Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, la obesidad infantil es la primera causa de las consultas anuales (el 56 %), en la franja que va de los recién nacidos a los preadolescentes, “razón por la cual el Estado debe llevar adelante las acciones de prevención y alimentación saludable”, dijo la autora de la Resolución, la concejala Marcela Aeberhard (PJ).
“Los entornos donde se reúnen los niños deben estar libres de toda forma de promoción de alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos de tipo trans, azúcares libres o sal. Dichos entornos incluyen, sin carácter limitativo, guarderías, escuelas, terrenos escolares, centros preescolares, lugares de juego, consultorios y servicios de atención familiar y pediátrica, y durante cualquier actividad deportiva o cultural que se realice en dichos locales”, concluyó la concejala justicialista.
La resolución aprobada dispone que el Municipio confeccione un listado de alimentos que, de acuerdo a sus características nutricionales resulten adecuados. “Es necesario brindar opciones de alimentos, productos alimentarios y bebidas nutritivamente adecuadas”, subrayó Aeberhard. El listado deberá actualizarse dos veces al año, atendiendo las características de la época invernal y estival.
La norma pide “arbitrar las medidas conducentes a fin de evitar que en los establecimientos mencionados se expendan alimentos, productos alimentarios y bebidas de escaso valor nutritivo o cuyo aporte principal esté constituido por calorías vacías que contengan un alto porcentaje de azúcares simples, grasas totales, grasas saturadas o sustancias denominadas trans”, reza el articulado.
Unicef publicó un documento sobre el Estado Mundial de la Infancia, que este año se centra en la malnutrición. Se trata de la publicación anual más importante del organismo. Si se comparan los datos disponibles en el SOWC (The State of the World’s Children reports) con la última ENNYS, Argentina está en el primer puesto en América en sobrepeso en menores de 5 años. La siguen Paraguay (con 12%) y Bolivia (10%). Estados Unidos, en el imaginario popular el país con peores problemas de sobrepeso, está bastante por debajo, con un 9%.
Con el 23,1% de los niños, niñas y adolescentes que no están “creciendo bien”, Argentina supera ampliamente el promedio regional, que es de 16,5%. “Son datos muy preocupantes”, dijo la nutricionista Celeste Nessier consultada por El Litoral.
Por su parte, a fines de septiembre, el Ministerio de Salud provincial dio a conocer un informe que describe la situación nutricional de niños y niñas menores de 5 años que fueron atendidos en la red pública de salud de la provincia de Santa Fe en 2018. El documento permite aseverar que la malnutrición por exceso de peso afecta al 34,9% de niños y niñas santafesinas menores a 5 años (Sobrepeso 22,9%, y Obesidad 12%), mientras que la malnutrición por déficit alcanza al 13,2% de esta (Baja y Muy Baja Talla, 10,1%; Bajo Peso, 2,2%; Muy Bajo Peso, 0,9%). Según estos datos la malnutrición por exceso triplica a la malnutrición por déficit.
“El cambio de perspectiva es que necesitamos dejar de pensar el sobrepeso como una problemática individual y circunscribirla a un problema colectivo”, advirtió la nutricionista Nessier. “Cuando se logra ello, empieza a verse como un problema social y no sólo de salud”, agregó. “Entonces allí empieza a ser efectivo todo lo que podemos hacer en los contextos, como esta norma que sancionó el Concejo”.
Otro punto importante es que “el exceso de peso en niñas y niños no distingue la clase social”, destacó Nessier. Y agregó que “en los últimos 20 años los patrones de control de los alimentos de los argentinos se vieron gravemente perjudicados, perdimos presencia en la mesa de legumbres, frutas, carnes magras, lácteos, y aumenta la presencia de bebidas azucaradas, jugos, comidas listas para consumir”, según la encuesta nacional de gastos de hogares. “Hoy en Argentina, la comida diaria está lejos de alcanzar los estándares de una alimentación saludable”.
A modo de ejemplo, la nutricionista relató algo que le transmitieron las maestras de las escuelas de barrio Yapeyú: “Me adviertieron sobre la cantidad de puestos de comida rápida tipo panchos y hamburguesas que proliferaron en los últimos tiempos sobre la avenida Teniente Loza. Toda comida rápida. Lo mismo ocurre en otros estratos sociales con quienes se alimentan con deliverys y las grandes cadenas de hamburgueserías”.
Ahora el Concejo puso la mira en los peloteros y fiestas infantiles. Antes la había puesto en las cantinas escolares. En 2013 sancionó una ordenanza para “fomentar la alimentación saludable”, es decir, había apuntado a lo que se vende en las escuelas.
En su articulado, la norma explicitaba que había que “arbitrar las medidas conducentes a fin de evitar que en los establecimientos mencionados se expendan alimentos, productos alimentarios y bebidas de escaso valor nutritivo o cuyo aporte principal esté constituido por calorías vacías que contengan un alto porcentaje de azúcares simples, grasas totales, grasas saturadas o sustancias denominadas trans”. Sin embargo con el paso del tiempo hubo un “relajamiento” de todas las partes del problema y en muchas escuelas los alimentos no saludables están al alcance de la mano de los alumnos.
“Celebramos esta regulación en peloteros, pero rogamos que se implementen otras medidas que la acompañen, porque sino no va a alcanzar, no va a lograr el impacto necesario —dijo Nessier—. Hay que pensar en la alimentación en las escuelas y sus entornos”, enfatizó la nutricionista. “También es necesaria la regulación de la publicidad de alimentos. No puede persuadir de la manera que lo hace hoy en nuestro país. La televisión muestra alimentos no saludables avalados por los padres mostrando felicidad. Es un mensaje terriblemente persuasivo y debe ser prohibido”, finalizó.