Florencia Arri
El Litoral
Desde el alba y hasta el mediodía, el Dique I del puerto se convirtió en platea: cientos de personas acudieron a despedir al buque de gran porte que por tres años formó parte del paisaje santafesino.
El navío llegó el 11 de abril de 2011 bajo bandera liberiana y con el nombre de Sampan, y abandonó la ciudad hoy a las 12, con nuevo nombre y bandera: “Sam”, de la República de Palau, ubicada en Oceanía.
Su partida fue prevista para las 8, pero se retrasó por la densa bruma que resistió los primeros rayos de sol e impidió realizar maniobras hasta las 10 de la mañana.
La espera se convirtió en una extensa despedida. En tierra, los curiosos sacaban sus últimas fotos con el barco como telón de fondo y con mate en mano. En el dique, las maniobras eran seguidas de cerca por efectivos de Prefectura, representantes de la agencia marítima rosarina Baltzer Marítima SRL, a cargo del barco, y hasta Isabel y Marcelo, los papás del marinero santotomesino Marcelo Acosta, que se sumó a la tripulación y hoy se puso una gorra blanca para que amigos y familiares pudieran identificarlo en cubierta, mientras saludaba de lejos.
Soltar amarras
Bajo el sol de las 10, el SAM comenzó a soltar amarras y recién una hora después se movió asistido por dos remolcadores que lo sacaron “de popa” por medio de amarres.
La gente lo despidió con afecto: contuvo el aliento a las 11.50, cuando se separó de la tierra y encendió motores, y hasta aplaudió a las 12.15 cuando tocó sirena a modo de despedida, en las puertas del Dique I del puerto.
Los barcos Madrugador, de Buenos Aires, y Tumbador I, de San Lorenzo, lo remolcaron hasta la Rada del puerto, el espejo de agua donde lo dieron vuelta. Desde allí, el timón pasó a manos de dos prácticos de río que lo asistirán en la navegación hasta los puertos La Plata y Montevideo. Allí completarán la reparación de sus motores y cargarán víveres para atravesar el océano y llegar a la siguiente parada: la isla Maurice en el sur de África. Se espera que en 45 días, el SAM llegue a Bombay, en la India.
Atrás quedaron las anécdotas, las fotos de recuerdo y hasta el agradecimiento de una tripulación de veinte indianos que vivió el último mes en Santa Fe. Antes de partir Shamshuddin B. Kazi, jefe de cubierta, se dijo agradecido con esta ciudad que los recibió “con calidez y hasta cariño: es una ciudad hermosa, con edificios e iglesias muy lindas, la gente es amable pero ya es tiempo de volver a casa”.