La 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) se llevó adelante en Sharm El-Sheikh, Egipto, durante las últimas semanas. El encuentro se basó en los resultados de la COP26 con el fin de adoptar medidas en ciertas cuestiones esenciales para hacer frente a la emergencia climática, que incluyen desde la reducción urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero, el fortalecimiento de la resiliencia y la adaptación a las consecuencias inevitables del cambio climático, hasta el cumplimiento de los compromisos de financiación de la acción climática en los países en vías de desarrollo.
En este marco participó el santafesino Juan Francisco Dávila como jefe de delegación de la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Dávila vivió en la ciudad de Santa Fe por varios años. Es Bachiller Universitario de Historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL. En Europa, se recibió como Licenciado en Política Global y Relaciones Internacionales en el Birkbeck College, de la Universidad de Londres. También es Máster en Administración de Empresas de la Universidad Internacional de Mónaco. Recientemente, en 2021, Dávila fue nombrado miembro de número de Royal Society for Arts, Manufacturers, and Commerce (RSA), y fue elegido miembro de la Royal Historical Society (RHS) del Reino Unido.
En una entrevista con El Litoral, el santafesino hizo un análisis de cómo percibió a la COP27 en relación con el tema educativo. "El objetivo de desarrollo sustentable 4 (ODS) que tiene que ver con educación para la sustentabilidad está un poco relegado y casi no se menciona en las COP. Se está hablando de reconversión energética, de implementación, de género, de finanzas, ciencia, pero sin una base educativa sólida es muy complejo sostener los cambios en el tiempo."
Dávila estudió Historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL. Luego en Europa se recibió como Licenciado en Política Global y Relaciones Internacionales en el Birkbeck College, de la Universidad de Londres.
Experiencia
-¿Qué es lo que hace más interesante a las COP?
-Es el único encuentro mundial anual en donde participan todos los actores de la comunidad internacional: Jefes de Estado y Gobierno y representaciones diplomáticas de los 193 países que componen la Asamblea General de las Naciones Unidas, representantes de organizaciones de la sociedad civil y representantes del sector privado. Es posible de interactuar y ver de primera mano como se negocian y ser conversan de primera mano no solo las causas que el cambio climático tiene en los países, sino también como se puede hacer frente a esas situaciones.
Con las marcadas ausencias de Rusia, China e India – tres de los países que más están influyendo en el deterioro climático -, y la guerra en Ucrania, es urgente para la Unión Europea, los Estados Unidos y el Reino Unido encontrar soluciones energéticas que les permitan hacer una transición por tecnologías más verde, sino que también les permitan exportar tecnologías a otros países, en este caso a Africa. Por otro lado, debemos tener la cuenta las consecuencias de la pandemia en materia de suministros internacionales, el precio del combustible tradicional, la inflación a nivel internacional, y el invierno en el hemisferio norte. Todo está concatenado con todo.
-¿Cómo analiza la COP27 de Egipto en cuanto a la educación como eje de debate?
-Desde los últimos años en este tipo de eventos internacionales, como lo es la Conferencia Mundial de Cambio Climático, si bien hay un enfoque nuclear sobre la Agenda 2030 y sobre los 17 objetivos de desarrollo sustentable (ODS), es verdad que el objetivo de desarrollo sustentable 4 (ODS) que tiene que ver con educación para la sustentabilidad está un poco relegado y casi no se menciona en las COP. Se está hablando de reconversión energética, de implementación, de género, de finanzas, ciencia, pero sin una base educativa sólida es muy complejo sostener los cambios en el tiempo.
-¿En esta COP pudieron tener un espacio para plantear sus ideas?
-Sí. En los últimos meses, varias organizaciones internaciones en cooperaciones con fundaciones de varios países estuvimos insistiendo en la necesidad de incluir a la agenda de esta COP paneles que hablen sobre educación y sustentabilidad. Y para que los jóvenes puedan hablar sobre la realidad de sus países. Me tocó moderar un panel sobre educación y sustentabilidad con jóvenes latinoamericanos de Guatemala, Colombia, Chile y Venezuela.
Vamos a venir con un cambio generacional en los próximos años y si no estamos preparando un debate internacional consistente sobre la importancia de la educación como base para la sustentabilidad, en el marco de la Agenda 2030, será muy difícil generar los cambios positivos que nuestras comunidades necesitan.
-¿Cuáles son los problemas que observan para esta región latinoamericana?
-En el caso de América Latina uno de los primeros indicadores que dejan evidencia la gravedad de la situación, es la baja tasa de graduación universitaria. Todo el mundo se ha enfocado en la realidad de estudiantes primarios y secundarios con la pandemia, pero a nivel universitario la situación también es sumamente compleja. No hay suficientes profesionales y científicos para generar los cambios necesarios en nuestros países. Tanto en el sector público como privado los estudiantes no terminan las carreras antes de los 8 o 9 años, no se habla se calidad educativa porque en Latinoamérica es excelente, es enciclopedista, pero el problema está en el diseño académico.
-¿Qué consecuencias traen esta falta de graduados?
-En tres áreas. En otras regiones como en Medio Oriente, África o Asia, las carreras universitarias full time son de tres años, part time de cuatro años. Por supuesto cambia, no se puede comparar Medicina con Sociología. Pero sí el promedio de las carreras es más corto y si un estudiante latinoamericano tiene que estudiar ocho años para llegar al mismo título de grado te imaginas que un africano y un asiático le están sacando cinco años de experiencia laboral. El promedio de edad de quienes acceden a un máster o doctorado en América Latina también es más tanto que en otras regiones. Esto hace que no haya suficientes científicos en promedio per cápita. Estamos hablando hablando del desarrollo del patrimonio intelectual de un país.
En ese mismo sentido, el diseño académico universitario actual también tiene consecuencias en la falta de líderes políticos preparados, con una formación académica sólida, capaces de desarrollar e implementar políticas públicas efectivas que ayuden a enfrentar las consecuencias del cambio climático. Hace poco hicimos un estudio en 14 países a nivel local, regional y nacional y vimos que, en algunos casos, entre el 30% y 40% de los parlamentarios no tiene titulación universitaria.
Cuando conversamos con los ministerios de educación y con las universidades en América Latina observamos en que reciben los presupuestos en base a la cantidad de estudiantes, sin tener en cuenta la cantidad de graduados, o lo que cuesta formar un profesional. Se trata de cambiar el algoritmo que permita desarrollar presupuestos más inteligentes. Sin grandes esfuerzos económicos, desde el acuerdo de Bologna de 1999, hemos visto como universidades en todo el mundo han logrado una efectiva reconversión de sus instituciones, logrando modelos de aprendizajes más efectivos. Se diseñaron más carreras de grado, con programas fácilmente actualizables, más programas de postgrado, con una mayor especialización.
-¿Cómo observa los diseños académicos locales?
-El diseño académico al poner tantas trabas, los estudiantes terminan peleando más contra el sistema que preocupados por estudiar. Una chica de bajos recursos económicos que quiera ser ingeniera química, aunque la matrícula de la carrera sea gratuita, tiene pocas chances de combinar sus estudios con un trabajo que le permita sustentar sus gastos, dado que la carrera está diseñada para que sea presencial mañana y tarde. Los sistemas de becas disponibles suelen ser ocasionales, aislados, y específicos, sin lograr una implementación sostenida en el tiempo que genere los cambios que se necesitan para desarrollar el tejido demográfico y asegurar el ascenso social.
-¿Considera que las universidades trabajan en generar profesionales capacitados para abordar el cambio climático?
-Todos los diseños académicos hoy pueden incluir una agenda de sustentabilidad. El cambio climático es un aspecto de la sustentabilidad y lo que queremos hacer es un mundo donde no seamos tan destructivos y consumidores, sino que podamos regenerar aquello que consumimos. Hay iniciativas y proyectos espectaculares que están dando vueltas y que se pueden incorporar para facilitar la vida y evitar que nos rasquemos la oreja derecha con la mano izquierda.