Sábado 14.12.2019
/Última actualización 10:24
Cuando Teseo se enfrentó al Minotauro dentro del laberinto, en el mítico relato griego, sabía que tenía frente a sí a su principal escollo. Pero lo más desesperante para el héroe era saber que la bestia que tenía delante no era su único problema. Si lograba derrotar al Minotauro, todavía debía encontrar la salida. Los laberintos tienen eso: representan un problema en sí mismo, tengan o no un Minotauro dentro.
El mundo de la moda se caracteriza por ser efímero, descartable; lo que llega allí no es para quedarse, sino para imponerse sólo por un tiempo. Pero cuando lo que “es tendencia” resulta ser un elemento que produce una adicción nociva para la salud, allí aparece el problema: aquel laberinto de Teseo. Mientras más se impone el término de “moda” al cigarrillo electrónico (como otrora ocurriera con el cigarrillo tradicional), más peso se le quita y más propicios son los jóvenes a entrar en el enredo laberíntico de la nicotina.
Y los más jóvenes son los más permeables a las tendencias de turno. Ya sea por querer pertenecer a un grupo o por emular un estereotipo que llega a ellos por medio de la industria publicitaria, los adolescentes constituyen el público emergente y codiciado por la industria del cigarrillo electrónico y del tabaco. Encontrar la entrada a un laberinto es mucho más fácil que encontrar su salida.
“Es muy importante que la población sepa que el cigarrillo electrónico tiene toxicidad, y que restan años para que se puedan demostrar aún más perjuicios que genera. Es un peligro que los adolescentes, impulsados por la moda, comiencen a ingerir nicotina sin saberlo, por medio de cigarrillos electrónicos y vapers”, le explicó a El Litoral la médica neumonóloga Virginia Larivey. Además, “la aceptación que tiene el vaper en algunos lugares, con cierto poder adquisitivo, lo convierte en peligroso”, añadió.
A la hora de realizarse un chequeo médico, probablemente más de un adolescente se vea frente a la duda de si concurrir ante su médico pediatra de la infancia, o si dar el paso y elegir a un médico clínico. En cualquier caso, tanto el pediatra como el clínico tienen un rol muy importante en este aspecto, pues ambos tienen la función de acompañar al adolescente.
“Hay una situación que se da con respecto al tabaco y que tiene mucho impacto: es lo que se denomina ‘consejo breve’ y sólo lleva 5 ó 10 minutos de la consulta, en donde el profesional de salud le explica al paciente lo que es el tabaquismo, su toxicidad y sus consecuencias.
Sin entrar en un tratamiento antitabáquico, este consejo breve hace dejar de fumar a mucha gente. Y si lo puede hacer el pediatra, ya tiene que empezar a dar ese breve consejo; es decir, tratar de lograr que se prevenga es clave”, dijo Larivey. Además, tanto la familia como la escuela también tienen roles centrales.
Por otro lado, según la médica “está todo dado para que una vez iniciado el consumo por medio del vaper, cuando (los chicos) no puedan acceder a éste por cuestiones económicas (por ejemplo, que los aditivos para el vapeador sean muy caros), caigan en el cigarrillo tradicional de papel. Como sea, ya estarán inmersos en el circuito adictivo de la nicotina”. Y en este sentido la especialista fue terminante: “La nicotina es tan adictiva como la heroína. Hay receptores que estimulan a las células para que los neurotransmisores otorguen una sensación de placer al consumir nicotina, y de ahí viene la adicción”.
La educación y la concientización son fundamentales para no entrar en el laberinto de las adicciones. En los últimos años se ha vislumbrado una mejora en el escenario del tabaquismo. Según cifras que dio a conocer el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación días atrás, desde 2005 a 2018 hubo un descenso del 7% en el consumo de tabaco en el país. En esto incidieron las campañas realizadas, las investigaciones llevadas adelante por la medicina y las legislaciones en las provincias donde se prohíbe fumar en espacios públicos privados. A nivel mundial, se logró disminuir el consumo de tabaco un 20% a nivel mundial.
Pese a valorar esto último, a Larivey la preocupa la situación actual. “Ahora viene toda esta ola de los vapers que marcará otra tendencia. Los países más desarrollados son en general los que menos tasas de tabaquismo tienen, por la educación de la gente; pero los países en vías de desarrollo como el nuestro, mantienen en la gente más humilde una alta tasa de consumo de tabaco”, manifestó.
La educación y el conocimiento son las herramientas más importantes para generar conciencia y disminuir el consumo, “pero los sectores más humildes muchas veces quedan relegados de esto. Entonces, habrá quienes no puedan comprar vapers y quienes no quieran comprarlo porque no esta aceptado en ese entorno social, y ellos comprarán cigarrillos de papel”, agregó.
Según el escenario que describe la especialista, este tipo de modas de consumo pueden significar el ingreso a un laberinto. “Es muy importante que los adolescentes sepan que, pese a que sea una moda, puede no ser efímera porque éstos quedan realmente expuestos a ser ‘enganchados’ por la adicción nicotínica, y después es muy difícil de salir”, explicó la neumonóloga.
Gilbert Hebert es un veterano de guerra, tiene 87 años y reside en Florida. Entre sus pensamientos, seguramente, con frecuencia evoque las memorias de balaceras y bombardeos en territorio coreano. Pero es fácil imaginar que, desde hace un tiempo, entre fusiles, fogonazos y balas, se cuele un cigarrillo electrónico. ¿Qué tienen que ver la guerra y el cigarrillo electrónico? Es que, además de haber peleado en Corea, Hebert fue quién patentó el cigarrillo electrónico, en 1963.
Un dispositivo que ahora se usufructúa de una manera peligrosa, fundamentalmente para los adolescentes. El cigarrillo tradicional surgió como una moda. La construcción de la sensualidad a través de la industria publicitaria y el cine —sólo por mencionar dos— contribuyeron al cigarrillo como vidriera para exhibirlo. Hasta que la medicina empezó a demostrar lo nocivo que era y es el tabaco. Las leyes y educación han ayudado muchísimo a revertir la situación tabáquica, pero ahora un nuevo mercado emerge desde la moda hacia la industria.
La moda que se vive hoy con el cigarrillo electrónico emerge en comparación a la industria cinematográfica: podría decirse que se está antes una remake. Fue Gilbert Hebert quién inventó, en la década del ‘60, el cigarrillo electrónico. Por eso, Larivey afirmó: “Lo que estamos viendo en la actualidad es una película que ya vimos, pero ahora hecho moda. Surgió pensado para que un fumador pudiera dejar el cigarrillo paulatinamente”.
“Una forma más clásica —prosiguió— para dejar de fumar es lo que se llama terapia de sustitución de nicotina. Esto es, darle nicotina al fumador por métodos alternativos (chicles, caramelos, o parches). Además, aclara, “no hay que sacarla de golpe (a la terapia) sino reemplazarla por dosis menores”. Según la neumonóloga, el cigarrillo electrónico fue imaginado con el mismo fin: como si fuera un cigarrillo tradicional pero con menos cantidad de nicotina, para que el fumador pueda ir alejándose de la dependencia.
“Esto nunca fue efectivo, como sí lo fueron las terapias de sustitución de nicotina. Porque las personas fuman con una tendencia psicológica y gestual, y el cigarrillo electrónico es muy parecido en ese aspecto, pero eso no quita la dependencia psicológica. De aquí nace el mito de que una persona inicia el consumo de cigarrillo electrónico para dejar de fumar, pero lo que en realidad ocurre es que muchas veces termina consumiendo ambas cosas”, concluyó Larivey.
El convenio “Marco” fue impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2003 para el control de tabaco. Entre sus puntos principales determina la prohibición de la venta de tabaco a los menores de 18 años; de la educación en las escuelas respecto del tabaquismo; que la gente pueda acceder a sus medicamentos para tratamiento por situación tabáquica de forma gratuita; que a los médicos se les pague para una consulta puntual del tabaquismo.
“Este convenio habla de impuestos altísimos para las tabacaleras, pero no está firmado en Argentina. Es porque hay muchos intereses en juego”, subrayó Larivey.
En 2006 lo introdujo en Europa y en 2007 en Estados Unidos. En 2008, Turquía prohibió la venta y en 2011 la Anmat prohibió la importación, distribución y comercialización y la publicidad de cigarrillos electrónicos. En 2016, la Anmat ratificó la disposición anterior.