Luciano Andreychuk | landreychuk@ellitoral.com | @landreychuk
Lo sancionó el Concejo por ordenanza. En aquellos casos en los que una mujer o cualquier persona -independientemente del género- sea acosada sexual, física, verbal o moralmente, podrá acercarse al Área de la Mujer y Diversidad Sexual del Municipio.
Luciano Andreychuk | landreychuk@ellitoral.com | @landreychuk
Una mujer pasa todos los días caminando hacia su trabajo por la misma vereda. Desde una obra en construcción —por ejemplo, aunque puede ser desde cualquier plaza o espacio con acceso a la vía pública—, le gritan todo tipo de comentarios obscenos. Misma situación para una persona gay o trans, pero esta vez las agresiones son verbales, de burla fóbica, por su género. Otra mujer se sube al colectivo, pero aquí pasa algo quizás peor: sin que se anticipe a la situación, alguien le hace un roce a su cuerpo. Todo eso, dependiendo de cada caso, se llama acoso sexual, verbal, moral y físico.
Ahora el Concejo lo dejó por escrito en una ordenanza. Definió el acoso en espacios públicos como “las conductas físicas o verbales de connotación sexual, basadas en el género, identidad u orientación sexual, realizadas por una o más personas en contra de otra u otras, quienes no desean o rechazan estas conductas en tanto afectan su dignidad, sus derechos fundamentales como la libertad, integridad y libre tránsito, creando en ellas intimidación, hostilidad, degradación, humillación (...)”.
Ese acoso sexual puede manifestarse por comentarios obscenos, directos o indirectos al cuerpo; fotografías y grabaciones no consentidas; contacto físico indebido u no consentido; persecución o arrinconamiento; masturbación, exhibicionismo, gestos obscenos u otras expresiones, dice la norma sancionada por el Concejo por unanimidad.
Pero la ordenanza tiene un eje central: el Ejecutivo, a través de su Área de la Mujer y de Diversidad Sexual, podrá recepcionar denuncias de víctimas de acoso que luego remitirá al Ministerio Público de la Acusación (MPA) mediante declaración jurada (de la persona injuriada o acosada).
La persona denunciante, después, será acompañada por una abogada del Área de la Mujer y Diversidad Municipal al MPA, desde donde deberá comenzarse una investigación sobre el caso de acoso, con identificación del acosador, registros fotográficos o fílmicos, entre otras pruebas que puedan recabarse. También habrá una línea telefónica, y una aplicación para celulares inteligentes —se le encomendó al Ejecutivo— que permita registrar comportamientos de acoso sexual.
En la práctica
“La autoridad de aplicación será el Área de la Mujer y Diversidad Sexual. Una mujer que se siente acosada, por ejemplo, puede acercarse hasta esa oficina. Hay profesionales que la ayudarán a hacer una declaración jurada con la firma de la denunciante, y esa área acompañará en el proceso de presentación de la denuncia ante el MPA”, le explicó a El Litoral Rossana Ingaramo (UCR-Cambiemos), que impulsó la iniciativa.
“La Municipalidad tiene facultad hasta ahí, no puede condenar ni aplicar multas en este caso, pero si puede derivar a la persona hostigada o agredida a iniciar los trámites ante el Ministerio Público”, precisó la concejala.
Relatos de una (de) generación
“Los relatos que nos llegan de víctimas de acoso son múltiples: hablamos de una pandemia mundial, porque se suceden en todas las ciudades del mundo. Y la nuestra ciudad está ‘tapada’ de situaciones de acoso callejero”, declaró Ingaramo. “Todo sucede en la calle. Es el modo de violencia más naturalizado, invisibilizado, e incluso el más ‘legalizado’ que existe”, insistió.
“Nos han llegado relatos de mujeres que han debido cambiar sus recorridas habituales para evitar ser acosadas sexual o verbalmente. Hay casos de persecución, en los colectivos el toque del cuerpo del otro, manifestaciones exhibicionistas y hasta masturbaciones en la calle. Hay que empezar a ponerle un freno a esto”, enfatizó la concejala. Hay incluso casos de acoso callejero contra mujeres embarazadas.
Concientización y educación
La norma establece la realización de campañas de concientización en la ciudad, promoviendo diversas intervenciones y “trabajando de modo conjunto con toda entidad pública o privada; la educación ciudadana con perspectiva de género que promueva una convivencia en el marco del respeto; la promoción de un trabajo coordinado con asociaciones e instituciones para fortalecer los vínculos entre Estado y la sociedad civil para el abordaje de la problemática. Desde el Área de la Mujer se promoverá el desarrollo de un Foro de Mujeres sobre ciudades seguras, características y dinámica del acoso”.
En otro apartado, versa sobre la generación de acuerdos con las instituciones educativas de diferentes niveles de la ciudad para abordar la temática (...); “promover la conciencia en torno a la temática en niños y adolescentes para que desde su actividad escolar y en el marco de su quehacer cotidiano se transformen en ‘líderes’ como detectores de situaciones de riesgo y agentes de cambio para modificar el entorno inmediato, sumando actores y acciones multiplicadoras de prevención”. Finalmente, se propone sumar trabajo conjunto con universidades, institutos superiores, ONGs, etc., para realizar intervenciones específicas de concientización y sensibilización.