Las imágenes de la repentina crecida del río Iguazú, que obligó a cerrar el Parque Nacional de las Cataratas, llamaron la atención a todo el país pero sobre todo a Santa Fe y toda la costa del río Paraná.
El Ing. Carlos Paoli visitó El Litoral y explicó los parámetros a tener en cuenta a la hora de analizar el comportamiento del río.
Las imágenes de la repentina crecida del río Iguazú, que obligó a cerrar el Parque Nacional de las Cataratas, llamaron la atención a todo el país pero sobre todo a Santa Fe y toda la costa del río Paraná.
Con la presencia ya firme del fenómeno de El Niño, las lluvias en el noreste argentino y el sur de Brasil ayudan al crecimiento del caudal de los ríos que atraviesan la mesopotamia y el litoral. Ante este panorama, se estima que en Santa Fe y la región el Paraná alcance alturas que hace años no se registraban.
Según el último reporte del Instituto Nacional del Agua, para el 14 de noviembre el nivel en el puerto santafesino podría llegar a una altura de entre 4,82 y 5,10 metros. Con este panorama, El Litoral entrevistó al Ing. Carlos Paoli, especialista del INA.
El experto aclaró que “cuando uno ve las imágenes (Misiones) se asusta, eso no significa que vaya a pasar exactamente lo mismo acá (Santa Fe). El río Iguazú, es de una cuenca relativamente pequeña de unos 62 mil kilómetros cuadrados, comparados con lo que es la cuenca superior del Paraná que son 900 mil kilómetros cuadrados.
Pasa que la cuenca del Iguazú es muy activa, tiene mucha pendiente y se producen lluvias muy intensas. Esto provoca una onda de crecida que sube rápidamente pero generalmente baja rápidamente”.
Y sumó: “Lo que ocurrió es que esa onda de aguas altas en Iguazú permaneció por tres o cuatro días, entonces eso comienza a generar una situación de preocupación. Lo que nosotros tenemos de referencia para saber cómo será la cuestión en Santa Fe y el tramo medio es el caudal que ingresa por Corrientes - Resistencia donde se reúne el Paraná superior con el río Paraguay”.
Ante la consulta sobre cuál sería el panorama en los próximos días en Santa Fe y la región, Paoli remarcó: “La situación más desfavorable es que se produzcan lluvias en zonas de aporte alta, esto sería arriba de Corrientes. En nuestra zona baja los aportes de precipitaciones son relativamente de baja importancia. Pueden modificar en el orden de 10, 15 o como mucho 20 centímetros, pero no son las que definen la situación de crecida importante”.
En ese sentido, el especialista aseguró: “Corrientes, que es nuestra señal para ver cómo será el comportamiento, en estos momentos tiene un caudal de 30 mil metros cúbicos por segundo. En las crecidas del 2016, que fue la última, Corrientes estuvo en el orden de los 35 mil metros cúbicos por segundo”.
Y agregó: “Entonces, todavía estamos con un caudal por debajo de lo que fue el máximo que se produjo en ese año. Esperemos a ver cómo evoluciona esta semana para tener un pronóstico más ajustado para nuestra zona”.
Cuando se le preguntó por el pico de crecida, Paoli señaló que también es variable, porque cuando se define una onda de crecida en el río en Corrientes no es una ‘figurita’ que se traslada exactamente igual hasta nuestra zona. Va sufriendo deformaciones a lo largo del transitar por todo el valle medio, que es una zona amplia. Entonces, en estos momentos el último de los pronósticos emitido por el INA, estaban estimando de alrededor del 14 de noviembre podría llegar”.
El último informe del INA, emitido el viernes 3, habla de un pico en Santa Fe de cinco metros. “Lejos de lo que han sido las grandes crecidas catastróficas en nuestra zona que han sido los años ‘83, ‘92 y ‘98, donde el río superó los siete metros”, afirmó el entrevistado.
“Después de casi cinco de niveles muy bajos, con sequía muy importante, se han ocupado zonas que son inconvenientes, que son muy bajas y que indudablemente cuando el río crezca y supere los cinco metros se van a ver afectadas esas zonas. Lo mismo las islas que fueron ocupadas”, manifestó.
Río Salado
Sobre el final de la entrevista, al experto se le consultó por la situación del río Salado. “La cuenca del río Salado está siendo monitoreada por el organismo hídrico de la provincia, que tiene también su sistema de alerta. Así como en el Paraná tenemos un orden de previsión de dos semanas, en el Salado es menor, de entre tres y cinco días”, dijo.
Y culminó: “Todo depende de dónde se produzcan las lluvias. Hasta ahora no se registraron precipitaciones de una magnitud tan importante como para indicar una crecida importante”.