Martes 23.5.2023
/Última actualización 11:55
El 25 de mayo de 1810 es una de las fechas cruciales de la historia argentina. Es una de esas zonas del calendario que a todos los habitantes del país los traslada a los tiempos de guardapolvos, patios de escuela, escarapelas, figuritas de Billiken, actos con bigotes pintados con corcho y mantillas de dama antigua, pastelitos y bailes típicos.
En ese día, hace más de dos siglos, se produjo lo que se conoce como “Revolución de Mayo”. En apretada síntesis: la sociedad de Buenos Aires se levantó contra el virreinato español y decidió formar una junta de gobierno local. Lo cual marcó el comienzo del pedregoso proceso de independencia del país. Aquella junta, liderada por Cornelio Saavedra, tomó el poder en nombre del rey Fernando VII de España.
“El Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810”, de Pedro Subercaseaux. Foto: Museo Histórico NacionalHay varios cuadros icónicos que están relacionados con el 25 de mayo de 1810 y que contribuyeron a construir la imagen imperante que los argentinos conservamos, en nuestra memoria colectiva, de aquel hecho fundacional. Que está relacionada inevitablemente con galeras, paraguas y escarapelas en la Plaza de Mayo, pese a que no existen evidencias históricas que lo acrediten fehacientemente.
Una de las pinturas que influyeron en la iconografía de mayo de 1810 es el “El Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810” gestada por el chileno Pedro Subercaseaux, que fue realizada en el contexto del Centenario, en 1910.
¿Quién fue Subercaseaux? Fue un artista nacido en 1880 en Roma, proveniente de una familia de inmigrantes franceses y vascos que tenía conexiones políticas en Chile. Se educó en Europa y se formó como pintor en Berlín, Roma y París. En Chile, se destacó por sus cuadros históricos.Además, fue reconocido como caricaturista, ilustrador y pionero del cómic chileno. En 1907, se casó y posteriormente, tanto él como su esposa ingresaron a órdenes monacales después de obtener la dispensa papal. Como monje benedictino, se centró en la ilustración de temas religiosos por encargo de sus superiores.
El cuadro de su autoría (que, según las crónicas, fue encargado por el primer director del Museo Histórico Nacional, Adolfo Carranza) sintetiza más las interpretaciones históricas y culturales de la Revolución de Mayo del momento del Centenario más que un buceo por las evidencias históricas.
Otro cuadro es “El pueblo quiere saber de qué se trata” de Ceferino Carnacini, que muestra al pueblo congregado frente al Cabildo con paraguas. Este óleo sobre tela que data del año 1938, es popular sobre todo porque se difundió en los billetes de cinco pesos moneda nacional emitidos a mediados del siglo XX. Esta obra fijó algunas imágenes que se volvieron icónicas respecto a la Revolución de Mayo, más allá de que algunos de los aspectos reflejados por Carnacini, de corte costumbrista, fueron cuestionados por historiadores.
“El pueblo quiere saber de qué se trata” de Ceferino Carnacini. Foto: ArchivoEl historiador Oscar López Mato (citado por Mónica López Ocón en una nota publicada en 2022 por Tiempo Argentino) señala que el cuadro de Carnacini es una “mitología iconográfica”. Señala, por ejemplo, que había paraguas en Buenos Aires, pero eran para los ricos. Y que, si llovía, las damas no salían por miedo a un enfriamiento que entonces podía ser mortal. Asimismo, los que estaban fuera del Cabildo habían sido reclutados por French y Beruti.
Carnacini (1888-1964) estudió en Italia antes de regresar a Buenos Aires, donde ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes. Además de su labor artística, fue profesor en varias instituciones educativas de arte. Su obra abarcó paisajes, retratos, bodegones y flores, también incursionó en el grabado. Su estilo se caracterizó por ser postimpresionista y reflejar una seriedad y conexión con la realidad argentina. Recorrió diversos lugares de Argentina en busca de inspiración, plasmando paisajes de Villa Ballester, San Juan, Mar del Plata, Córdoba y Río Negro.
Juan Manuel Blanes también dejó su propia representación de la Revolución de Mayo, que se encuentra en el Museo Histórico Nacional y en el Museo del Cabildo y la Revolución de Mayo. Blanes imaginó el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, investigando y documentando detalles para crear su obra. Su pintura se centra en el momento en que Castelli argumenta a favor de la soberanía del pueblo de Buenos Aires.
Juan Manuel Blanes (1830-1901) fue un pintor uruguayo que comenzó su carrera en Montevideo. Más tarde, en Entre Ríos, trabajó para Urquiza. En 1860 obtuvo una beca para estudiar en Florencia con Antonio Ciseri. A su regreso, pintó obras históricas y retratos en Montevideo, Buenos Aires y Santiago de Chile. Se le conoce como “el pintor de la Patria” por su enfoque en la historia nacional, pero también tuvo influencia en el paisajismo uruguayo.
Léonie Matthis realizó una serie de pinturas históricas, incluyendo la obra “25 de Mayo de 1810”, en la que usó la técnica del gouache y trató de recrear la apariencia verosímil de los hechos representados. Para la realización de sus cuadros históricos -según consta en la página del Ministerio de Cultura de la Nación recurrió al asesoramiento de figuras de un círculo intelectual al cual había accedido como artista, como los historiadores Ricardo Levene y Enrique Udaondo, el escritor Leopoldo Lugones, Mario Buschiazzo, el sacerdote Guillermo Furlong, entre otros.
Léonie Matthis realizó una serie de pinturas históricas, incluyendo la obra “25 de Mayo de 1810”. Foto: Museo del Cabildo y la RevoluciónMatthis (1883-1952) fue una artista francesa radicada en Argentina. Estudió en París y se casó con el retratista Francisco Villar. En 1919, ganó el primer premio en el Salón Nacional y en la década de 1920 comenzó a pintar obras históricas en series. Sus obras transmiten movimiento y vida al paisaje. Realizaba una investigación previa y buscaba el asesoramiento de historiadores y escritores. Intentaba evocar el pasado en lugar de documentarlo.
Todos estos artistas dejaron un aporte fundamental en la construcción del imaginario colectivo sobre la Revolución de Mayo, que llega hasta nuestros días y continuará en las próximas generaciones.