Miércoles 19.6.2024
/Última actualización 22:26
El pasado domingo 16 de junio, se reflejó en esta misma sección la reunión que realizaron referentes del Museo Municipal de Artes Visuales en 1965 para organizar la agenda de ese espacio cultural santafesino. Allí, entre otras acciones, se resolvió organizar una exposición dedicada a los grabados de José Guadalupe Posada, posibilidad que había sido gestionada personalmente por Isaac Aizenberg en un viaje a México. Pero, ¿quién era ese artista al que se le dio tanta atención por parte de los referentes culturales de Santa Fe?
Madison Museum of Contemporary ArtDiego Rivera, el muralista mexicano, dijo que Posada era “tan grande como Goya” y lo definió como “un creador de una riqueza inagotable”. José Guadalupe Posada, pintor, caricaturista, grabador e ilustrador, nació el 2 de febrero de 1852 en Aguascalientes. Fue uno de los ocho hijos de Petra Aguilar Portillo y del panadero Germán Posada Serna. Su hermano Cirilo, maestro rural, lo introdujo en las primeras letras y el dibujo. Posteriormente, Posada aprendió grabado en madera y litografía con Trinidad Pedroza y cursó estudios en la Academia Municipal de Dibujo.
Museum of Fine ArtsInició su carrera profesional haciendo caricaturas para el periódico político “El Jicote”. Sin embargo, en 1871, con el regreso al poder del cacique Jesús Gómez Portugal, tuvo que trasladarse a la ciudad de León junto con Pedroza, donde fundaron una nueva imprenta. En León, trabajó como maestro en la Escuela Secundaria y realizó litografías para libros y tarjetas.
En 1888, se mudó a la Ciudad de México, donde estableció su taller y colaboró con el editor Vanegas Arroyo. Aquí, ilustró vidas de santos, leyendas, horóscopos y otros trabajos que se distribuían en ferias, mercados y calles. Su gran imaginación e ingenio se plasmaron en sus famosas litografías con escenas de muerte, estampas populares y caricaturas sociales, inspiradas en el folclore mexicano.
Madison Museum of Contemporary Art“La muerte es democrática, ya que, a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”, afirmó una vez. En efecto, es reconocido por sus “calaveras” y “calacas”, esqueletos satíricos que criticaban la vida social y política mexicana.
La más famosa es “La Catrina”, originalmente llamada “Calavera Garbancera”, que tiene sus raíces en la iconografía mexicana. Publicada en 1873, esta ilustración de una calavera con sombrero de plumas a la moda europea dirigía sus dardos a aquellos mexicanos de origen indígena que renegaban de su herencia y cultura. Diego Rivera la rebautizó como "La Catrina", y desde entonces es un ícono de la cultura mexicana.
Madison Museum of Contemporary ArtPosada colaboró con numerosos periódicos, entre ellos Argos, La Patria, El Ahuizote y El Hijo del Ahuizote. Sus caricaturas satíricas y carteles, que la población veía colgados en las paredes durante el estallido de la Revolución, cuestionaban al gobierno y reflejaban el sentir de la sociedad mexicana. Esto lo posicionó como una influencia en artistas como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez.
Sufrió las consecuencias de sus críticas, llegando a ser encarcelado en más de una ocasión. Su vida personal fue marcada por el matrimonio con María Jesús Vela en 1875 y la trágica muerte de su único hijo, Sabino, a los diecisiete años en 1900. El 20 de enero de 1913, José Guadalupe Posada falleció en la Ciudad de México debido a una enteritis. Fue enterrado en una fosa en el Panteón de Dolores, y al no ser reclamados sus restos, fueron trasladados a una fosa común.
My Modern ArtSegún consta en la página del Denver Art Museum: “Las xilografías de Posada han influido a artistas, caricaturistas y creadores latinoamericanos y latinos debido a la profundidad satírica y la agudeza de sus comentarios sociales”.
Sofía Vargas, en My Modern Art, afirma que el trabajo de Posada “se dirigía sobre todo a la clase obrera, evidenciando las desigualdades y el sufrimiento del pueblo a través de la sátira y el humor. Sus ilustraciones criticaban los excesos de las clases políticas a la vez que retrataban el estilo de vida del mexicano común. Más que plasmar la solemnidad de la muerte, las calaveras de Posada están llenas de vitalidad: sus personajes bailan, montan en bicicleta y se reúnen para celebrar fiestas. Las calaveras representan todo tipo de personajes, desde políticos y revolucionarios hasta bandoleros y damas de la alta sociedad”.
Madison Museum of Contemporary ArtVíctor T. Rodríguez Rangel, en Munal, acierta cuando indica que Posada es considerado un artista del “pueblo”, en la medida en que estuvo siempre alejado de la élite cultural y de la academia, explotando un peculiar humor ‘negro’ y un imaginario delirante inspirado en lo popular. “Octavio Paz calificó el ingenio de Posada como realista y fantástico, piadoso y burlón”, agrega.
Ignacio Portela, en un artículo incluido en la edición de la Revista Sudestada correspondiente a marzo de 2023 asegura que “en la obra gigante de Posada se puede deducir que todos los personajes son dignos de retratar, tanto las prostitutas como las damas aristócratas; el hacendado o el peón; los porfiristas o los revolucionarios. El recurso de las calaveras le sirve para evidenciar una posición política, unificando los personajes a pesar de su clase o riqueza. A todos estos los mira con la misma pasión y los deja inmortales en sus grabados ricos en imágenes e inmersos en un universo que va más allá de los individuos. Así, es posible ver los rostros demoníacos del hacendado que golpea a un peón, o de sorpresa ante el descubrimiento de un cadáver”.
Madison Museum of Contemporary ArtEl historiador Agustín Sánchez, en una entrevista para la Agencia EFE que le realizó Julián Rodríguez Marín en 2011, sostiene que “Posada es el gran artista que dejó un retrato de México en el paso del siglo XIX al XX, que no ha sido valorado en su auténtica dimensión, un crítico social que nunca cayó en el panfleto, y es necesario redescubrirlo y despojarlo de su mitificación”.
Madison Museum of Contemporary Art