De la sequía a El Niño: climáticamente, 2023 ha sido un año para el olvido
En la actividad agropecuaria, y por añadidura en toda la economía provincial, las inclemencias del clima fueron extremas y dejaron una profunda huella en la economía santafesina. Miles de millones de dólares perdidos por el impacto de la sequía empalman con un exceso de lluvias que trae al presente los peores recuerdos.
De la sequía a El Niño: climáticamente, 2023 ha sido un año para el olvido
Pese a que termina con El Niño en plenitud, y en varias zonas de la provincia empiezan a verse complicaciones por los excesos hídricos, el 2023 será recordado como el año en que llegó a su máxima expresión la sequía más dura en décadas. En verdad fue el factor más relevante entre otras zancadillas que generó el clima, como una insólita helada el 18 de febrero y olas de calor a destiempo, ya entrado el otoño.
Para Santa Fe, el golpe climático a la economía fue cinco veces mayor al que causó a nivel nacional, según la mensura del IPEC (Instituto Provincial de Estadísticas y Censos). Mientras la actividad en Argentina durante la primera mitad de 2023 cayó 1,9%, en la provincia el retroceso acumulado a junio quintuplicó aquél indicador nacional fue del 9,6%. Entre los argumentos, el reporte indica "mayor impacto relativo de la sequía, y en la fuerte incidencia que las actividades agrícolas, y comerciales e industriales vinculadas". También porque actividades como agricultura, ganadería, caza y silvicultura son el 20,0% del PBI santafesino, mientras a nivel nacional ronda el 8%.
La otra cara. en los últimos meses del año se consolidó el fenómeno de El Niño, incluida la crecida del Paraná y algunas lluvias convectivas y tormentas que complicaron el panorama, esta vez por exceso de agua.
La medición oficial estimó que la cosecha de trigo en Santa Fe (campaña 2022/23) disminuyó un 61,2% y apenas superó 1,9 millones de toneladas, el registro más bajo de los últimos 7 ciclos anuales. La soja disminuyó un 53,7%, equivalente a una merma de 4,4 millones de toneladas respecto del ciclo anterior. Mientras que la cosecha de maíz habría retrocedido 72,3%.
Agro y algo más
Siendo una provincia agropecuaria, el impacto se sintió también en el resto de las actividades. "Varias ramas fabriles se encuentran directamente entrelazadas a la producción primaria, siendo ellas, además, de elevada participación relativa en la generación de valor agregado industrial: molienda de oleaginosas, harinas y aceites, biodiesel, agroquímicos y fertilizantes, maquinaria agrícola y acoplados", indicó en su informe el IPEC.
Para ponerle precio al daño, en la Bolsa de Comercio de Rosario calcularon en u$s 3.100 millones las pérdidas que sufrieron los agricultores, sólo en soja, trigo y maíz. Una cifra equivalente a dos tercios de la cosecha, ya que de las 22,6 millones de toneladas de granos que se esperaban al momento de la siembra, finalmente la recolección fue inferior a 8 millones.
Al igual que el IPEC, la entidad rosarina planteó que el factor multiplicador del agro se tradujo en una pérdida para el conjunto de la economía provincial, monto que calculó en unos u$s 5.100 millones para el Producto Bruto Geográfico (PBG) de Santa Fe.
En materia ganadera, el cálculo que hizo la Bolsa de Comercio de Santa Fe marca una disminución del stock bovino provincial del 1.5%, sólo entre enero y julio. El número implicó una pérdida de 89.953 cabezas respecto a igual período de 2022, por una mayor liquidación de vacas y vaquillonas y la "continua y creciente participación de hembras en faena, una caída significativa de la parición y el ingreso de vacas a los feedlots".
Así, el promedio de kilos por res en gancho durante los primeros siete meses de este año fue de 226 kilos, "notándose el efecto de la sequía en una merma de los mismos en el actual ciclo, en comparativa a igual período del 2022, cuando alcanzó los 232 kilos promedio". Para darle perspectiva, la Bolsa recordó que en la sequía de 2009, "con una situación climática prácticamente idéntica a la gran sequía del actual ciclo", este indicador fue de 213 kilos.
En definitiva, la combinación de sequía y elevada faena generaron una reducción -respecto de 2022- de 39.800 hembras (-1,2%) y unas 60.000 cabezas entre novillos y novillitos (-6,0%). En cambio, la categoría de terneros/as registró una suba en el stock de unas 11.300 cabezas en los primeros 7 meses.
Impacto social
Sin embargo, no todo son números en el campo. El primer y conmovedor impacto que generó la histórica sequía fue el drama de las familias rurales que, impotentes, veían morir de sed a sus animales en el norte provincial ya a fines de 2022.
Desde la Cuña Boscosa llegaron las primeras alarmas, que no cesaron hasta bien entrada la primavera de 2023, cuando El Niño (con cierto retraso) finalmente descargó la suficiente agua para recomponer pasturas y recargar represas.
Durante buena parte de ese tiempo, la atención se posó en los organismos del Estado y los funcionarios, que dispusieron ayudas celebradas por algunos y depreciadas por otros. A tal punto que la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe) se declaró en "estado de alerta y movilización" y elevó una nota al gobernador Omar Perotti para manifestar el "desasosiego y malestar" de la entidad, por lo que consideran "la muy escasa acción efectiva desplegada por el gobierno de la provincia" para socorrer a los productores afectados por la sequía.
Incluso criticaron duramente a la gestión por falsear datos de la asistencia. "Exigimos seriedad, transparencia y responsabilidad en la información", sostuvieron en relación a la incongruencia entre el monto que se anunciaba en concepto de ayuda por la emergencia y lo que realmente se ejecutó.
A pocos días de finalizar, este fatídico 2023 aún sigue generando dificultades climáticas. Paradójicamente, en zonas como San Carlos, Matilde, Larrechea o San Jerónimo Norte, los productores que apenas un mes y medio atrás seguían sufriendo la sequía en el inicio de una nueva campaña gruesa, de repente se encontraron inmersos en escenas que parecían olvidadas. La acumulación de milímetros por encima de los 200 o 250 en cuestión de días trajo al presente aquellas pesadillas de canales desbordados, rutas cortadas, caminos intransitables y campos inundados que se habían disuelto en la mente de los colonos durante casi cuatro años de lluvias flacas. Sin duda, climáticamente 2023 es un año para el olvido.