Universitario es uno de los clubes más “longevos” de la Unión Santafesina de Rugby. Una institución de muchos años que tiene el privilegio de tener a varios “seleccionados nacionales” entre sus filas.
El “Colo” es un referente del deporte de la ovalada en Santa Fe. Puma 551. Una persona que trascendió las fronteras de su propia institución.
Universitario es uno de los clubes más “longevos” de la Unión Santafesina de Rugby. Una institución de muchos años que tiene el privilegio de tener a varios “seleccionados nacionales” entre sus filas.
Pero hay uno que, más allá de ese logro, pudo ir más allá de los límites de su propio club fundamentalmente basado en su persona: Andrés Irigoyen. O simplemente, el “Colo”. Papá de Romina (que está haciendo la carrera de enfermería y en este momento está vacunando contra el Covid) y las mediáticas, Morena e India, que tienen unas 10 publicidades hechas entre las dos.
El ex apertura (o centro) de Uni y del seleccionado santafesino, que tuvo su paso por el seleccionado de Ascenso y también en Los Pumas, dialogó días atrás en el programa “LA Guinda”, de FM Láser 92.5.
- ¿Cómo llegaste a Universitario?
- Quien me acercó a Uni fue mi tío, el Negro Borlle. Yo tenía muchos compañeros del colegio que jugaban en CRAI y estuve por ir ahí. Un día pasó mi tío en su Falcon blanco y me dijo "vamos a Uni". Yo no conocía de rugby y fue él quien me acercó.
- ¿De quién te acordás de esos primeros pasos?
- Del Toro Pelossi, Richard Gómez, quienes armaron rugby infantil en Universitario. El Oso Oliva, el Chino Signorelli. Pero además, nosotros tuvimos la suerte que estaban nuestros viejos con nosotros, ellos nos ayudaban. Por nombrar algunos, Mirta, Mario, Cacho Delía, Sumi, Ronal Huber, Carmen, muchos que se esforzaban y acompañaban. El primer viaje de rugby infantil de Uni fue gracias a todos ellos y muchos otros más. La enseñanza que teníamos, más allá de la casa, se transmitía dentro del club, es el valor más grande que hay de todo esto. Uno fue creciendo dentro del deporte, con el acompañamiento de mucha gente.
- Cuánta importancia la de ellos para ir formándote…
- Nadie logra las cosas por si solo. Hay todo un club que trabaja para que alguno tengamos la suerte de triunfar en cierto nivel. Pero la esencia del rugby es la gente que trabaja de manera silenciosa, sin ellos, todo esto no existiría. Todo eso hace tener un sentido de pertenencia hacia un lugar que uno lo añora, lo extraña. Uno no deja de ser jugador nunca. En la cabeza seguimos con esos momentos. Universitario tuvo la suerte de tener una base en rugby infantil. Yo arranqué a los 10 años, y salimos campeones recién cuando tenía 20, o sea, fue un trabajo de mucho tiempo. Más allá de la gente que había en el plantel superior como Jorge Bruzzonne, Hugo Millaá, Rocky Clement. No hay que olvidarse de la gente que trabajaba arriba, pero después se juntaron camadas que vinieron con mucho trabajo desde abajo.
- Ustedes fueron los primeros en representar a Uni en el “Veco Villegas”.
- Fuimos la primera camada ('73 -'74) del club que fue al Veco en Tucumán. Con el Colo Gómez Paris, el Cabezón Valentinuzzi, el Chino Manassero, el Toto Moreyra, Pedro Huber, entre otros. En el primer partido nos tocó Duendes, que tenía, entre otros a Pablo Bouza. Y le ganamos. La noche previa al partido, Rocky (Clement) que era el entrenador, llamándome a las 4 de la mañana preguntándome si ‘estaba metido para mañana’ (risas), una locura. Son muchos recuerdos. Pedro Huber que era el más 'descontrolado' me lo mandaron a la pieza a mi que era el capitán, para que lo cuide. Nuestra pieza tenía cuadros de Jim Morrison por todos lados, pero no se podía escapar. Jugamos ese partido y en el último minuto lo ganamos con un penal. Y después perdimos la semifinal contra Lince por 10 puntos, teniendo un montón de posibilidades para ganar. Pero fue una experiencia preciosa.
- Sos el Puma número 551. ¿Cómo se dio eso?
- Venía de jugar un partido contra Uruguay con el seleccionado de Ascenso, donde había también chicos de Noreste, Santiago del Estero, etc. Tuve como compañeros grandes jugadores como Diego Gómez Coll, el “Gringo” Colli, Leandro Carreras. Ese partido lo estaba viendo el cordobés Daniel Graco, que era el entrenador del equipo de Los Pumas que iba a disputar el Sudamericano. Unos días después suena el teléfono, y era Morena (una de las chicas que trabajaba en la UAR) diciéndome que estaba convocado a Los Pumas, que ya tenía el pasaje y a la noche tenía que estar en Corrientes. Esto se dio porque justo a un amigo mío con quien después compartí partidos, Martín Molina, lo habían echado el fin de semana anterior. Siempre le digo que gracias a él pude llegar a Los Pumas.
Es un orgullo, no hay palabras para describir eso. Te pones la camiseta esa y te crees Superman. Pero todo se logra gracias a la gente que trabaja detrás de un club o de un seleccionado, para que algunos seamos afortunados y lleguemos a esos lugares.
- Sos bienvenido en todos lados...
- Tengo una excelente relación con todos los clubes. Donde voy siempre soy bien recibido. En la competencia con el club, tal vez uno pensaba que eran todos malos. Pero en el seleccionado te juntas con gente como vos, que ama al deporte, grandes personas: los hermanos Fernández, José De Biaggio, Diego Hernández, “Tapón” Stieffel, el “Pelado” Maldaceno, te puedo nombrar muchos. Debemos entender que esto es un deporte, que cada uno quiere ganar, pero que una vez que se termina el partido somos todos compañeros. En la cancha son 80 minutos, y en la vida mucho más.
- El capitán de un equipo, ¿debe ser forward o tres cuarto?
- El capitán, más allá que sea forward o tres cuarto, tiene que estar preocupado por un montón de cosas que son ajenas al día del juego. Tiene que estar pendiente del que no juega, que no le falte nada al equipo, de ver el compañero que está mal en algún momento. Uno como capitán no tiene la razón absoluta, hay que tener la mente abierta para escuchar a todos. Yo podía decir "palos", y me daba vuelta y el “Paqui” (Bagnarol) me decía "Andrés me parece que tenemos que ir al touch”, e íbamos al touch. El capitán no tiene toda la verdad. Hay que saber escuchar y trabajar y ayudar al que no juega. Porque el que entra a la cancha, nunca va a dejar de ir. Pero quizás se pierden camadas hermosas porque no juegan y una tiene que estar atento a esas cosas. Eso es un capitán. Después si es forward o tres cuarto, para mi es lo mismo.
Dupla histórica
Durante muchos años, Andrés Irigoyen formó pareja de medios en Universitario y el seleccionado santafesino con Marcelo el “Chino” Manassero.
“Con el Chino fuimos la pareja de medios que tuvo Uni durante la mayor parte de los grandes momentos que pasamos a nivel primera. Un compañero de muchos años, cuando arrancamos en M19. Con el correr del tiempo nos fuimos entendiendo cada vez más, no necesitamos más que una palabra, una mirada o un guiño de ojos para saber lo que íbamos a hacer”.
“Pero eso lo hace el día a día, el entrenamiento sobretodo. Con él practicábamos todo el tiempo juntos, nos conocíamos de memoria, disfrutábamos, y dentro de la cancha, lo principal es que nos divertíamos. Más allá de querer competir y ganar, obviamente”.
“Otro gran medio scrum (además de “Pajarito” Pholeny) fue Magín Moliné. Un medio tremendo, con quien tuve el placer de jugar un par de partidos”.
Un referente que se fue
El pasado sábado 8 de mayo, paradójicamente un típico día de rugby aunque ahora cortado por la pandemia, falleció Raúl De Biaggio, histórico entrenador y dirigente de Santa Fe Rugby Club, y muchas veces también Head Coach del seleccionado de la Unión Santafesina. En varios de esos períodos, lo tuvo a Irigoyen como uno de sus jugadores elegidos. Esas experiencias son muy bien recordadas por el “Colo”.
“Para mí fue un tipo muy importante, recto, frontal. Un formador. Me enteré que la venía pasando mal, y fue un golpe muy duro lo que pasó. Era alguien que cualquier persona se sentía cómoda. Llegabas al seleccionado o a su club y te atendía como a un hijo más. Todos éramos hijos para él. Me acuerdo una vez que me corto los ligamentos en un Pelossi, fue a querer pegarle al que me había tackleado a destiempo. Era un papá para todos”.
“En un trabajo que tenía fui a ofrecerle lo que vendía en ese momento, y me dijo ‘Andrés no me tenés que explicar nada. Dónde hay que firmar’. Esa clase de persona era Raúl, de ayudar a la gente, de dar una mano. Es un dolor muy grande y más con todo este momento que estamos pasando. Es algo que me duele mucho al día de hoy y uno no lo puede creer”.
“Una vez tuvimos una charla maravillosa. Volvíamos de Mar del Plata de perder el ascenso. Básicamente lo que transmitía era que teníamos que entender que el seleccionado era el club grande que teníamos todos y eso mucha gente no lo entendía. Por eso Santa Fe hubiese trascendido mucho más allá de los egoísmos de muchas personas. Al seleccionado teníamos que ir todos y compartir como si fuese nuestro gran club. Esa charla fue preciosa”.