Martes 20.2.2024
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La noticia causó profunda conmoción en el ambiente del fútbol. Gustavo Raggio, el ex marcador central, ahora entrenador de Estudiantes de Río Cuarto, se había complicado seriamente en su estado de salud debido a una neumonía bilateral, estaba internado en terapia intensiva desde hacía varias semanas y en los últimos días se había detectado inestabilidad en sus signos vitales, llegando a solicitarse una cadena de oración. Este martes en horas de la tarde se produjo su fallecimiento en una clínica de Río Cuarto.
Raggio, nacido en Villa Constitución, había iniciado su carrera como futbolista en Newell’s Old Boys y formó parte de aquél histórico equipo conducido técnicamente por Marcelo Bielsa que llegó a jugar la final de la Libertadores en la década del 90.
A Unión llegó por primera vez en 1998, en el equipo que conducía técnicamente Mario Zanabria y que se había reforzado con Roberto Trotta, Pablo Cavallero, Gustavo Raggio, Cari Cari Noriega, Gigena y Moner, logrando el puntaje suficiente para mantener la categoría.
Fue jugador de Unión en dos oportunidades, tanto en Primera como en el ascenso.Después tuvo un retorno al club un par de años más tarde y compartió plantel con Nereo Fernández, Adrián González, el Gringo Valli, el Changuito Cárdenas, el Beto Fernández, el “Cortito” Israilevich y Martín Perezlindo, entre otros. Y por último regresó al club para jugar en el ascenso, sufriendo en aquél entonces una lesión de ligamentos cruzados que lo mantuvo mucho tiempo afuera de las canchas.
El día que jugó junto a un joven Lionel Scaloni en 1996.Raggio también vistió las camisetas de Estudiantes de La Plata, Emelec de Ecuador, Banfield, Quilmes, San Martín de San Juan, San Martín de Mendoza y terminó su carrera como futbolista en Argentino de Rosario.
Nacido en Villa Constitución hace 52 años, Raggio inició luego su carrera como entrenador y estuvo en Newell’s, Atlético San Jorge, Sportivo Las Parejas, Cipolletti, Douglas Haig y actualmente se había hecho cargo del plantel de Estudiantes de Río Cuarto en la Primera Nacional, donde ni siquiera alcanzó a debutar.
En Unión cosechó muchos amigos y siempre se lo vio como una persona extrovertida, con mucho temperamento y que aportó su sacrificio y solidez defensiva en momentos difíciles en los que Unión peleaba por la permanencia o pugnaba por retornar a la máxima categoría.
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