Si bien aún no terminó el 2022, el plantel superior de Santa Fe Rugby club culmina una temporada realmente muy positiva en cuanto a lo estrictamente deportivo.
Guillermo Botta es uno de los experimentados del actual Plantel Superior del equipo de Sauce Viejo. El tercera (o segunda) línea analizó varios de los ejes que atravesó su equipo para tener una gran temporada.
Si bien aún no terminó el 2022, el plantel superior de Santa Fe Rugby club culmina una temporada realmente muy positiva en cuanto a lo estrictamente deportivo.
En lo que respecta al Torneo Regional del Litoral, el primer equipo finalizó en la tercera posición, la Reserva fue campeona y la Pre se quedó con un meritorio segundo lugar. Además, el equipo principal llegó a instancias de cuartos de final del Torneo del Interior “A”.
Quien sabe del deporte en general,y del rugby en particular, entiende que estas situaciones no suelen darse a menudo. Y cuando se logran, bien vale destacar la tarea, en primera instancia, de lo hecho por los jugadores en la cancha, quienes supieron plasmas lo transmitido por el staff técnico. Todo apuntalado, desde lo institucional, por la estructura del club de Sauce Viejo.
El Capitán del “Tricolor” de la capital santafesina, Guillermo Botta, visitó el programa “La Guinda” (miércoles de 20 a 21.30 por FM Láser 92.5) para hacer un balance de la gran temporada del elenco que comandan, entre otros, Pablo Pfirter y Pedro Benet.
- ¿Cómo evaluaron lo hecho en el Torneo Regional del Litoral?
- Altamente positivo. Obvio que fue duro perder la semifinal, pero desde la vuelta de ese partido nos planteamos salir terceros. La cosa también pasa por poder pasarla bien además de ser competitivos, y de poder sacar lo bueno a pesar de haber perdido. Y eso hizo que vayamos con el hambre que fuimos al tercer puesto. El equipo respondió de manera impecable, un partido que salió casi perfecto, con un marco de público increíble y festejamos casi como el campeón. Y este es un grupo que, salvo algunas excepciones, no le tocó jugar finales. Y agarrarle el gusto a esas cosas, motiva para lo que viene.
- ¿Cómo fue la transición de terminar un TRL muy arriba para no desenfocarse de lo que se venía que era el TDI?
- Lo que hicimos fue juntarnos, reunirnos, asado por medio, poder mirarnos y plantearnos un nuevo objetivo. El desafío a futuro es que tanto TRL como la competencia nacional que toque, sea un objetivo del año. Antes pasaba que dejábamos todo en el TRL y lo que venía se descuidaba, o no se tenía como objetivo puntual llegar lo más alto posible.
Hoy, por los resultados y el plantel, es una realidad que Santa Fe Rugby pueda jugar torneos nacionales y lo pueda hacer a alto nivel. Teniendo esto en cuenta, plantear desde principio de año que el objetivo sea competir todo y ganar lo que más se pueda. Y al Torneo del interior, ponerle especial foco como hacen muchos equipos.
- Más allá de la derrota en cuartos de final del TDI, ¿considerás que fue sólido lo hecho en la etapa de grupos? Teniendo en cuenta la zona difícil en la que estaban.
- Fue difícil en el año plantear objetivos deportivos, de clasificar o salir campeones. Esas cosas no se hablan puntualmente, sí con el correr del torneo. Y en el Interior pasó lo mismo: clasificamos al TDI “A”, mucha motivación, con la incertidumbre de saber quién nos iba a tocar. Y después, sin bajar la expectativa, uno se pone más realista: te toca el campeón de Córdoba, Tucumán Rugby con toda su historia, Duendes…
Creo que el punto clave fue el primer partido con Tucumán Rugby que nos dimos cuenta que se podía. Los respetamos demasiado el primer tiempo, en el segundo salimos a jugar, convertimos, marcamos y dominamos algunas situaciones. Entonces dijimos 'che, estamos bien nosotros también'. No había tanta diferencia como nos contaban los más grandes que había años anteriores. Ahí fue el click.
Y después todo lo que vino: el empate con Duendes en Rosario, los dos partidos ganados a Jockey de Córdoba y la vuelta con Tucumán Rugby, donde hicimos un pico de rendimiento y se dio a las claras en el resultado. Clasificamos antes con mucha exigencia física y mental.
- Se los vio durante el año con la soltura de animarse permanentemente a jugar. Algo que se ve, sobre todo, en los más chicos pero que seguramente baja desde el staff.
- Fue un juego que descubrimos a lo largo del año. Antes no era nuestro fuerte el juego dinámico. Lo esperábamos de Old Resian, de Jockey, de GER, pero no nosotros. Lo de ahora fue producto de un grupo de jugadores nuevos que viene creciendo hace varios años. Que están disponibles, que corren. Nos ha pasado que se para el partido y pensás “ahora respiramos”, y pasa Juan Cruz Strada a tres mil por hora jugando un penal rápido, corta veinte metros y no queda otra que acompañar. Y los entrenadores tomaron bien nota de eso, entonces en las prácticas agregamos ejercicios que favorecían a la dinámica. Ejercicios de 3, 4 o 5 minutos atacando sin parar. Obvio todo esto sin descuidar las formaciones fijas. Pero sí: nos acomodamos, acoplamos y nos gustó. Está bueno agregarle herramientas al juego. Los partidos nuestros fueron vistosos y con mucho caudal de juego.
- Y como Capitán ¿se te complicó a veces intentar poner un freno a esa dinámica?
- A medida que pasan los partidos nos acoplamos re bien. Pero la realidad es que si bien a veces uno tiene que ponerse firme y decir “vamos al line” o “esperá que respiremos”, los chicos suben con una madurez para la toma de decisiones, que es muy centrada para la edad que tienen algunos. Entonces eso hace que todos confiemos en todos y algunas cosas salen natural.
Pero sí, a veces hay que frenar. Tal vez porque no aguantamos o bien porque el partido va por otro lado. Pero son pocas las veces que hay que corregir, porque sinceramente el plan de juego está bastante claro en la cabeza de los conductores.
- ¿Cómo se encara 2023 después de un gran año como este?
- Hay que empezar con el piso del sacrificio y compromiso. Pero no sobre el piso del resultado, porque es muy difícil ir sobre eso. cada año es un grupo nuevo, por distintas situaciones jugadores que se van, otros que no están, los que se suman, entonces es una construcción nueva. Sobre una base más sólida, sí, que es el grupo que viene trabajando, pero hay que tener en claro que una pretemporada muy buena tiene que haber, continua, con muchos jugadores entrenando. Los resultados anteriores pueden servir para plantear nuevos objetivos, pero sin perder el foco en el compromiso con mejorar el juego, desarrollar jugadores. Y tener como siempre tuvo el club, el objetivo de darle importancia a todos los equipos. Este año, además de lo que hicimos en Primera, la Reserva salió campeona del TRL, y la Pre terminó segunda. Y todo eso nivela para arriba. Todos entrenan a la par de los jugadores de Primera. Tuvimos hasta cuatro equipos en alguna parte del torneo.
- La personalidad de los más chicos hoy se ve reflejada hasta cuando declaran...
- A mi me cuesta horrores decir “vamos a salir campeones”. Pero hoy eso fue cambiando, y los más chicos te motivan. Hay golpes de realidad: uno sigue cauteloso, a la antigua, y vienen los pibes y te dicen “yo voy a salir campeón”. Y eso lo demuestran también en la cancha con una personalidad tremenda. Entonces no queda otra que acompañar, y estar para todo. Porque si bien pasamos las malas, después te encontrás jugando finales con 28-29 años y no querés que termine nunca. Eso te obliga a entrenarte más, a estar bien, para que el cuerpo responda y poder aprovechar todo este envión la mayor cantidad de tiempo posible.
- Con esta vorágine con la que se vive hoy y en tu caso habiendo vivido "las malas", ¿cómo se hace para bajar el mensaje de calma a los que hoy están en "la buena"?
- Es un mensaje que se baja con situaciones como nos pasó en la ronda clasificatoria del TRL con GER o Duendes, que perdimos por mucho, o contra Provincial a quien le ganamos por uno. Que vas a un partido creyendo que estás bien, y te volvés con 40 o 50 puntos en contra, o ganando con lo justo.
Pero hay que hacer una mirada global. Luego del último partido con Duendes por el TDI, estábamos clasificados a cuartos de final del Interior "A". Entonces no había motivo para que la amargura dure más de dos horas. El domingo había que pensar en volver a entrenar y jugar bien con Tablada. Ahí está la clave de bajar a tierra. No recordarles a los más chicos la recla, o situaciones anteriores que no vivieron y que tal vez no entenderían. Es manejar la tolerancia a la frustración que a veces capaz que viene en menor cantidad porque están acostumbrados a un buen rendimiento, y que a veces afecta demasiado cuando no hay un buen resultado de un par de partidos en un torneo de una gran campaña.
- Pasaste por muchas etapas desde que subiste al PS: ser titular en Primera desde muy chico, jugar Reclasificaciones, estar afuera casi dos años por lesión con operaciones en ambas rodillas incluidas, volver, ser capitán... ¿Tuviste que hacer un buen trabajo mental para no bajar los brazos?
- A mi me sale de forma natural el rugby: entrenar, no faltar, jugar lesionado (aunque a veces eso te lleva a algo más serio). Y en el momento que te dicen “hay que parar y operar, van a ser tantos meses”, en mi caso eso lo tomé por el lado de no alejarme nunca del grupo. Filmar los partidos, colaborar con lo que sea. Porque también tenemos incorporado eso en el club: sino sirvo acá, sirvo en otro lado. Eso lo tuve siempre claro.
Pero después de pasar las operaciones, empezas a correr de nuevo, a golpearte y querés cada vez un poco más. Costó el proceso de volver a estar bien físicamente, a correr, a hacer cosas que tiempo antes no las podía hacer. Fue duro.
Mis procesos en el Plantel Superior, hacen que hoy pueda disfrutar de otra forma las cosas y que pueda exigir a veces, como capitán, a jugadores que recién empiezan, a marcarle el camino de manera diferente. Que las cosas no son para siempre, que nunca se sabe cuándo puede ser tu último partido, que no hay que faltar porque sí. Hay muchos que lo entienden y creo que por eso logramos el grupo que tenemos.