Domingo 16.5.2021
/Última actualización 19:28
Luego de vivir una odisea deportiva, que El Litoral vino explicando día a día acompañando al palista del Club Náutico El Quillá, en la madrugada de este domingo el santafesino logró la marca para inscribir su nombre y el de esta ciudad en los Juegos Olímpicos de Tokio. En un inédito mano a mano, organizado por el entrenador del Seleccionado Argentino de Canotaje, Rézola le ganó el duelo al rosarino Ezequiel Di Giácomo en las aguas de Szeged, en la lejana Hungría, para visibilizar Tokio como una realidad.
Serán los terceros Juegos para este palista laburante, de perfil bajo y que se pasó más de la mitad de su vida arriba de un bote con su gran pasión que es el canotaje.
Será la tercera cita olímpica para Rubén Rézola, recordando que fue quinto puesto en el doble kayak (K2) de 200 metros en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y fue octavo en la final B del single (K1) de 200 metros en la cita olímpica de Río de Janeiro 2016.
GentilezaClasificar a Tokio fue una verdadera odisea para el "Tiburoncito" de El Quilla, en las pistas argentinas no había marcado buena marca en la eliminatoria criolla en medio de la pandemia. Luego, llegó la suspensión del Preolímpico en Brasil por las cuestiones sanitarias.
Entonces, todo apuntó a Hungría, donde desde el viernes confluyeron los mejores palistas del mundo para validar sus marcas camino a Tokio.
"Se definirá entre la mejor ubicación y/o marca para cada especialidad. En K1 200 hombres hay un solo boleto y se pondrá en disputa entre el santafesino Rubén Rézola y el rosarino Ezequiel Di Giácomo", era la información oficial.
A pesar que en las tandas iniciales del viernes (eran series de ocho competidores), Rézola en su grupo fue mucho más veloz que Di Giácomo (unos dos segundos y medio), el coach decidió organizar en las primeras horas de hoy domingo un "duelo de caballeros" final y "mata-mata" en Hungría.
Para ello, el equipo argentino de canotaje solicitó la pista y el lanzador oficial para la toma de tiempo. Para ello, ayer sábado volvieron a hisoparse los dos y superar los controles sanitarios de rigor.
Ese Rubén Rézola, cuya primera casa es el lago de El Quillá, hoy volvió a hacer historia en la lejana Hungría. Otra vez estará en una cita olímpica, ahora con la experiencia de 29 años. Es el mismo Rézola que se queja, con razón, cuando la gente tira basura al lago como si nada. Muchas veces, además de poners a limpiar en las orillas, le explica a los pibes que "para los papeles, las botellas, etc. están los cestos de basura; no el lago". Es el mismo Rézola que se pone "loco" cuando cierran las entradas de agua y baja el nivel del lago. Todo eso, claro está, atenta contra el mejor de los entrenamientos.
Con un grupo tremendo de profesionales que lo apoyan consiguió hoy su sueño olímpico: María Emilia Eberardt (psicóloga); Omar Ajun y Alejandro Enjuto (kinesiólogos); Gabriela Marino (quiropracta).
Y también sus sponsors incondicionales: Red Sport, la empresa Sotic, Ena Nutrition, RSE del Grupo Sancor Seguros. Además lo acompaña Natalia Armas de la Cámara de Diputados y la gente de Woka fitness.
"Es para mi vieja, mi novia, mis amigos", repite a cada rato. Una vez más, Rézola, con la "R" de resiliente, lo hizo con su bote. Superó la adversidad, curó el dolor y estará en Tokio. El "Tiburoncito" de El Quillá agranda su historia desde Santa Fe en el canotaje argentino.