"Estamos discutiendo la agenda económica como si estuviéramos en un video de TikTok"
El economista participó del 3° Coloquio ADER "Actualidad y perspectivas económicas ¿Hacia dónde vamos?", junto a los economistas Hernán Lacunza y Silvina Mondino y los periodistas Ernesto Tenembaum y María O'Donnell.
"Estamos discutiendo la agenda económica como si estuviéramos en un video de TikTok"
El economista y consultor Emmanuel Alvarez Agis criticó a los candidatos a presidentes porque ninguno ha dicho cuales son las medidas económicas que va a tomar en caso de ganar, dijo que desinflar una economía que viene al 150 por ciento de inflación anual sin un acuerdo amplio "sería un desastre" y puso énfasis en las diferencias que se viven entre la Citi y el interior. En este caso Santa Fe, donde "la preocupación sale de cuánto cotiza el dólar en los próximos 15 minutos para entrar en las discusiones productivas, que son de mediano y largo plazo y más importantes, y que a veces lo urgente y la locura financiera que es Argentina nos tapa"; además de los ámbitos de discusión que se generan "a pesar de tener miradas distintas tanto en lo productivo como en lo político".
Emmanuel Alvarez Agis. Fotos: Manuel Fabatía
Respecto de la situación actual, Alvarez Agis cree que las preocupaciones en general se dividen en dos: "Hay una de muy corto plazo que se define en semanas o meses y otra de más largo plazo. El problema es que nadie sabe muy bien cómo vamos a hacer en el medio para pasar de esas urgencias de corto plazo a las oportunidades que tiene Argentina en el largo plazo. Hay como una especie de bache que está cronológicamente marcado como el año que viene, que probablemente será de transición con una nueva administración. Me parece que ahí aparecen las mayores preocupaciones, porque Argentina viene con problemas estructurales a los cuales le sumamos algunos coyunturales muy fuertes"
-¿Cómo será este país en enero del 2025?
- Parte de la incertidumbre tiene que ver con la economía y parte con la política. A mí me sorprende, y no de manera agradable, que no haya ningún nivel de profundidad en la discusión económica en ninguno de los candidatos, cuando la economía está al tope de la agenda de la población. Sin querer prohibir palabras, se puede decir blindaje, pero lo mínimo que uno pide es, ya que tenemos una palabra tan complicada para la historia económica argentina, que alguien diga de qué se trata y que más o menos entendamos en dónde encastra, cómo funciona, qué pasaría. Lamentablemente estamos discutiendo la agenda económica como si estuviéramos en TikTok y creo que es un poco más complicada que un video de un minuto. Eso es un problema porque hoy los empresarios tienen que tomar decisiones para 2024 en un escenario que tienen que imaginar porque, por más que haya opciones que probablemente desde lo político son muy distintas, desde lo económico no es que son distintas o parecidas: no lo sabemos, es una intriga. Nuestro trabajo hoy es más bien de detective, es tratar de armar un rompecabezas a partir de algunas palabras como blindaje, cepo o reforma laboral.
- ¿Uno de los problemas más importantes es la cantidad de tipos de cambio que existen?
- El miércoles mandamos un informe que se llama "Multiplicando los tipos de cambio múltiples", que marca la problemática, donde ni siquiera hay un dólar para importar, otro para exportar y otro para ahorrar, que sería algo raro en el mundo. Hoy hay un tipo de dólar depende de cuál sea la importación, otro depende de cuál sea la exportación, y otro dependiendo de cuál sea el instrumento de ahorro. Conclusión, una compañía, que siempre tiene problemas para calcular sus costos, hacer su presupuesto, planificar a futuro, se encuentra con la incertidumbre de que cerró sus puertas el viernes y el lunes los servicios costaban 35% más, los fletes 7,5 % más, el dólar para exportar pasaba a 340 pesos, pero si exportas petróleo sigue siendo de 270. Incertidumbre hay en todos los países del mundo, pero en una economía que está tan endeble como la argentina, ese sesgo que tiene la política en los años electorales de no dar malas noticias, puede terminar generando pésimas noticias. La verdad que las medidas que vimos el lunes no tienen nada que ver con arreglar ni el problema de corto ni el de largo plazo, sino con pasar esta discusión sobre el Fondo y este período electoral de la manera menos ruidosa posible, pero creo que complicándole la vida a todo el que trabaja en la Argentina.
-Para seguir con el tema del fondo, estos días se va a anunciar algún tipo de acuerdo (N. de la R.: la entrevista fue realizada el jueves 27). ¿Va a servir al menos como un puente para llegar más o menos en condiciones razonables a la elección?
- Hace 60 días que decimos hoy o mañana se va a anunciar un acuerdo, así que espero que, como el cuento de Caperucita Roja, en algún momento aparezca el lobo. Creo que acá, lamentablemente, se juntaron Guatemala y Guatepeor, porque la posición del Fondo ante una economía que tiene la peor sequía de su historia es absolutamente insólita, tomando en cuenta que es un Fondo que cuando Argentina tenía peores desequilibrios que este año, en vez de pedir una devaluación desembolsó 50.000 millones de dólares. Digo que se juntaron Guatemala y Guatepeor porque estamos con un gobierno que uno entendería que no haga nada de fondo en un año electoral, pero no hacer nada de fondo en tres años y medio, no. No hay que ser economista para entender que cobrando 7,5% más a las importaciones no se arregla el problema de Argentina. Si fuera así, lo hubiéramos puesto hace tiempo.
Cuestión de tiempos
- En la pregunta anterior, te salteaste el año 2024. ¿Por qué?
- El 2024 tiene, para mí, una primera disyuntiva que la política pone en clave de shock o gradualismo, pero que desde el punto de vista técnico tiene más que ver con abordar los problemas que tiene la Argentina de manera secuencial o simultánea. La verdad es que de manera simultánea uno tiene la ventaja de que puede rápidamente mostrar una economía que mejore. La desventaja es que es riesgoso un programa simultáneo.
-¿Hay margen para implementar un programa simultáneo o tiempo para uno gradualista?
- Margen hay. Para el gradualismo el problema no es el tiempo, es la plata porque, por definición, se refiere a un programa económico que va madurando en el tiempo. Y en el medio uno tiene una Argentina que se quedó sin dólares y tal vez ese periodo de maduración sea demasiado largo. Ejemplo, si uno hace una reforma laboral y la hace bien, uno puede empezar a ver esos resultados en 2, 3 años. Ahora, para los problemas de la economía argentina el horizonte de 6 meses ya es muy largo. Yo soy más proclive a pensar que tanto desde lo económico como desde lo político se requiere un programa simultáneo, no secuencial. Pero estoy viendo que la mayor parte de los candidatos a presidentes proponen un programa simultáneo sin explicar mucho porque la característica técnica de estos programas es que igual que los remedios, al principio son amargos y después te curan. Si el programa es secuencial, probablemente 2024 va a ser un año donde vamos a tener más inflación que este año, y la economía va a estar abajo del nivel en el que tuvo este año. Y eso no es solo un desafío económico, es un desafío político porque hay que aguantar ese tipo de situación.
-Por debajo de una economía que ya este año va a caer.
- Este año la economía probablemente termine cayendo más cerca del 2% que del 4%. La diferencia es la plata que consigamos de China. Pero si el año que viene uno piensa en un programa secuencial, 3 % de caída es un número razonable. Acumulado los dos años, empieza a ser muy grande.
-Vos describías como una de las rarezas de la economía argentina los 14 tipos de dólares. ¿Hay alguna manera que no sea una devaluación de acomodar eso?
-Hay una manera, aunque parezca contradictorio, que tiene que ver con una devaluación y una apreciación, que son cosas contrapuestas. ¿En qué sentido? Uno percibe que el tipo de cambio oficial, que cada vez es menos relevante para la economía argentina, quedó barato porque a ese dólar nadie quiere vender y todos queremos comprar. Y cada vez va quedando más claro que 530, 540 pesos es un tipo de cambio carísimo, donde uno si quiere comprar no puede mucho porque el poder adquisitivo argentino no acompaña. El programa lo que tiene que intentar es bajar el tipo de cambio que está carísimo y subir el que está baratísimo. Decirlo es fácil y parece una solución medio salomónica. Sabemos que en la historia argentina cuando la cosa sale mal se queda más cerca del que parecía carísimo. Y creo que el programa de 2024 debe tener mucho cuidado de evitar ese escenario.
Inflación y déficit
-En noviembre del año pasado hablabas de la necesidad de un plan para bajar la inflación. Estamos en julio-agosto y aún no ha aparecido. ¿No hubo margen económico, no hubo margen político o no hubo margen social?
-Cuando te dije eso, la inflación era menos de 5 %. ¿Por qué lo decía? Porque lo que veíamos en ese momento era que en realidad la baja era un efecto medio perverso de la sequía que generó una mayor oferta de carne que terminó bajando el precio y arrastró el índice de inflación para abajo. Cuando los productores tuvieron que empezar a retener vientres, la carne pegó la vuelta e hizo subir la inflación. ¿Por qué no se hizo? Cuando un economista; en este caso el ministro de Economía no es economista, pero uno puede pensar que tenía programas económicos para elegir; discute programas económicos con los políticos que toman decisiones, se da cuenta que estos sin entender demasiado de economía no quieren hacer determinadas cosas. Lo que muchas veces pasa con ese tipo de discusiones es que los programas pierden integralidad. Yo siempre lo comparo con una receta de cocina. Si quieres hacer fideos, mezclas agua, harina y huevos. Ahora, si no quieres que le ponga huevos porque no te gusta, sale engrudo. Entonces, uno dice habría que devaluar, otorgar una suma fija para los salarios para que los de abajo no la pasen tan mal y subir la tasa de interés; pero a otro no le gusta devaluar y hace un dólar soja, sale engrudo, no masa para los fideos. Claramente la restricción del año pasado fue política y hoy la propia política que puso esa restricción la está sufriendo.
-El otro tema sobre el cual se machaca mucho es el déficit fiscal, que debe andar por 7 u 8 por ciento ¿Cómo se sale de eso? ¿Es necesario para que la economía empiece a normalizarse?
-Condición necesaria pero no suficiente. Es muy difícil bajar la inflación con un déficit que crece todo el tiempo. Ahora, por más que haya déficit cero, la inflación puede seguir de largo y eso es lo que nos pasó en 2019. Ahí hay una discusión que está, lamentablemente, muy contaminada por la ideología. Dedicamos un montón de tiempo a discutir los planes sociales, donde se gasta 7 décimas del PBI, mientras que en regalar la luz y el gas gastamos 3 puntos. Si uno mira lo que se ahorran los funcionarios del Poder Judicial por no pagar impuestos a las ganancias, es más o menos lo mismo que gastamos en planes sociales en todo el territorio nacional.
-¿En qué sentido?
- Para un espacio político el déficit fiscal es culpa de unos vagos que no quieren trabajar y para el otro es culpa de unos empresarios multimillonarios que le sacan dádivas al Estado. La verdad que es bastante distinto porque vos y yo seguro compramos algo con Ahora 12. Y eso es déficit fiscal. Y no nos veo ni laburando poco ni siendo multimillonarios a ninguno de los dos. Lamentablemente está mal politizada la discusión y si encaramos el déficit fiscal tratando de echarle la culpa a un sector social o un sector político, va a ser muy difícil. El déficit fiscal argentino está repartido entre la clase baja, la clase media, la clase alta y las empresas. No me parece buena idea echarle la culpa a uno solo de esos actores.
Economía e ideología
-Hace tiempo dijiste que un problema adicional para el ministro de Economía era que las medidas de política económica habían sido ideologizadas. ¿Seguimos en la misma situación?
-Si. Un ejemplo son las declaraciones, en mi impresión poco felices, de Patricia Bullrich sobre el blindaje. Llamarle blindaje en el mundo a una medida económica la vas a leer varias veces por mes. Los blindajes no siempre salen mal. Lo que pasa es que acá como nos quemamos con leche, vemos una vaca y lloramos. Lo primero que habría que hacer es despejar un poco ese folclore. Blindaje, escudo, protección, que le diga como quiera. Lo que me preocupa es que Bullrich diga blindaje y el resto salga a decir eso es un desastre y listo, sin poder discutir si el blindaje es en pesos, es en dólares, nos lo da el FMI, lo armamos nosotros, viene de un banco.
- Y si en esta ocasión serviría o no.
-De vuelta, el problema es el nombre. Entonces, en vez de preguntar por el contenido de la herramienta, nos quedamos trabados en el nombre. Si ahora el gobierno diría que el plan para el año que viene es mejorar la distribución del ingreso, tendríamos una reacción igual porque empezarían a decir le van a cobrar impuestos a los ricos, que van a repartir planes sociales, y no se que otras cosas. La verdad que las macroeconomías tienen un conjunto de 20 herramientas, no 3.000. Si empezamos a cancelar herramientas nos quedamos sin nada.
-¿Qué debe tener, además de un plan, quien sea ministro de Economía a partir del 11 de diciembre?
-Hay una primera discusión que es la consistencia del plan, que quede claro que no hay contradicciones entre las medidas a tomar y que ese plan se va a aplicar en la Argentina de hoy. Parece una obviedad pero cuando uno escucha que van a hacer un ajuste con trabajadores que cobran un promedio de 250 mil pesos mensuales que al valor del dólar oficial es menos de mil dólares... La ultima vez que se hizo un ajuste en 2016 ese mismo trabajador cobraba 2 mil dólares. Ahí uno podía pedir ajustarse un poco el cinturón, que no se si estaba bien o mal, pero seguro era más fácil que cuando estas cobrando mil. Por eso me parece que el programa debe entender el contexto y la realidad concreta donde se aplica. Si uno piensa que en Argentina vamos a hacer una reforma laboral como hizo España en 2012 sin tener en cuenta el poder político de los dirigentes gremiales y su influencia política, por ejemplo, no es razonable. No hacer nada es una pésima idea pero fingir demencia, importar una receta y decir que la vas a implementar por las buenas o las malas no es lo más adecuado. Creo que el ministro de Economía a partir del 11 de diciembre tiene que hacer un trabajo muy fuerte de filtrarle al presidente aquellos programas que podrían andar bárbaro en otros países pero que en Argentina podrían terminar en un estallido social.
-Necesitás un presidente como Duhalde del que Remes Lenicov cuenta que apenas lo convocó en la gobernación de Buenos Aires le dijo "de la Economía hacéte cargo vos porque yo no sé nada".
-Yo pienso lo contrario. Necesitas un presidente que le de el sentido de realidad política al programa. Los economistas no somos buenos para tomarle la temperatura a la sociedad. Estamos enfocados en los números, en lo técnico, entonces es muy sano que un presidente te diga hasta acá si y esto no. Lo que no es sano es que un presidente discuta el tema técnico. Es tan difícil y necesaria esta interacción como la que hubo en la pandemia entre los políticos y los infectólogos.
El dilema de la recuperación salarial
-Si bien dijiste que no tenés bien claro qué propone cada candidato, creo que hay un tema en el que sí coinciden todos, que es en la necesidad de recuperar el salario. ¿Cómo se hace?
-Cuando los candidatos dicen que van a tener que ajustar el precio del transporte público porque está atrasado o que van a tener que ajustar las tarifas de la energía porque están atrasadas, concuerdo. Ahora, nadie dice que va a tener que ajustar los salarios porque están atrasados. Acá hay una parte que es difícil porque al contrario de lo que sucede con las tarifas, subir los salarios no es la mejor forma de mejorar el poder adquisitivo. Entonces lo que hay que hacer es rápidamente bajar la inflación sin apostar a que el ancla para bajarla sea el salario. Por ejemplo si nosotros logramos, en este caso sería por la fuerza, que las paritarias del año próximo sea cero, la inflación va a bajar, pero vamos a tener otro tipo de problemas. Entonces la pregunta sería como logramos que la inflación baje con el salario subiendo. Es fácil decir y es difícil de hacer. Hay que buscar un programa que consiga un nivel del dólar que se pueda mantener fijo un tiempo largo y en el medio de eso coordinar la desinflación entre precios y salarios porque cuando estamos con estos niveles de inflación nadie quiere ser el primero que frena.
-Eso que decís necesita de un acuerdo de un montón de actores, corporaciones, intereses contrapuestos... razón por la cual quien lo haga tiene que tener el suficiente poder, o la situación debe ser lo bastante caótica como para que todos bajen sus pretensiones.
-Si uno le preguntara a los candidatos qué quiere hacer con el salario, si bajarlo o subirlo, todos contestarían subirlo. ¿Por qué algunos te dicen que lo van a subir a la fuerza? Porque si lo vas a subir, no creo que haya que pegarle con un palo a Moyano para convencerlo, para mi te acompaña. Lo que quiero decir es que tal vez alguno no lo quiere subir sino que lo quiere bajar. Mi convicción es que desde el punto de vista técnico y económico, desinflar una economía que viene al 150 por ciento anual sin acuerdo sería un desastre. Prefiero hacerlo con un acuerdo, que es dificílisimo, no lo subestimo. Pero cuando me dicen que lo van a subir a la fuerza me suena raro.
Coloquio ADER
El jueves 27 de julio se llevó a cabo el tercer coloquio anual de la Agencia para el Desarrollo de Santa Fe y su Región (ADER) en el Centro de Convenciones Los Maderos, en la ciudad de Santa Fe.
El objetivo del coloquio fue debatir, entre los sectores involucrados, la generación de nuevas políticas para el desarrollo productivo contemplando la necesidad de generación de empleo.
En esta oportunidad, se convocó un panel económico con la participación de Hernán Lacunza, (Exministro de Hacienda de la Nación y de Economía de la Provincia de Buenos Aires.), y Emmanuel Álvarez Agis (Ex Viceministro de Economía de la Nación, titular de PXQ), que moderó la consultora Sr. en transformación estratégica, Mg. Silvana Mondino. Asimismo, contó con un panel de análisis político con los reconocidos periodistas Ernesto Tenembaum y María O´Donell.