Luis Caputo tiene un principio de acuerdo con los bancos que operan en el país; promete en principio un el “canje voluntario” por un bono a más largo plazo y menos tasa, garantizado con fondos frescos que traería del exterior, acciones de empresas privadas en manos de la Anses y acciones de YPF. De los casi $24 billones de pasivos del BCRA, las Leliq’s a 30 días suman $10,5 billones y los Pases a un día $13,1 billones. Por esa vía se lograría una baja de tasas (133%TNA), lo que presenta un dilema: los plazos fijos buscarían otro destino mientras se recorta el déficit que origina la necesidad de financiamiento que Javier Milei ha jurado no cubrir con más emisión.
Eso llevaría a dólar o inflación de precios de bienes y servicios. “De allí que no es improbable -sugiere Jorge Vasconcelos desde la Fundación Mediterránea- que el plan arranque con un mercado cambiario desdoblado, para que la demanda de dólares se canalice al CCL, sin afectar las reservas. El círculo cerraría si la administración entrante consiguiera fondos frescos en divisas para poder abastecer la punta vendedora del mercado libre, no tanto como instrumento de contención de la brecha sino para esterilizar pesos. De confirmarse estos lineamientos, será crucial que pueda mantenerse encapsulado el fogonazo inflacionario y que la brecha cambiaria termine aterrizando en un nivel razonable. Sólo en ese caso podrá ensayarse el paso siguiente, más cercano a la unificación cambiaria, instrumento consistente con un plan de estabilización”.