Ubicación. La sede de Chacarita Juniors queda en calle Ecuador 3733.
Chacarita Juniors es uno de los clubes de esta zona de la ciudad. Las crónicas de El Litoral de los años 30 y 40 lo destacaban por su limpieza de juego dentro de la cancha de fútbol y por el entusiasmo de sus jugadores. Hoy la institución lucha por sobrevivir.
Ubicación. La sede de Chacarita Juniors queda en calle Ecuador 3733.
Es el mediodía de una jornada otoñal y los muchachos del barrio Barranquitas se van acercando al enorme salón del club Chacarita Juniors.
Ya sea para realizar una pausa tras varias horas de trabajo, o simplemente para interrumpir por unas horas la paz de la jubilación junto con amigos, en el barrio se ha vuelto tradición reunirse alrededor de una mesa a disfrutar de una helada cerveza, una buena charla y risas arrancadas de viejas anécdotas.
Si bien en la mesa son pocos, no están solos. Desde las paredes, los rodean ellos. Los grandes héroes del club. Detenidos en el tiempo de décadas de oro. Sonrientes, triunfantes, formados detrás de una pelota. Con esa mirada imbatible que suele quedar inmortalizada en la clásica foto tomada antes de una gran batalla dentro del campo de juego.
Y es que Chacarita supo ser uno de los principales clubes de fútbol de nuestra ciudad.
Fundado en 1939, la institución se originó en las necesidades propias de los vecinos. Tal como ocurrió con otros clubes santafesinos, su primera función fue de tipo social.
Funcionaba como punto de encuentro obligado dentro de Barranquitas. Con sus grandes fiestas y banquetes por las noches y sus torneos de dominó y de bochas por las tardes.
Fue a los pocos años que el club se expandió y organizó su propio equipo de fútbol: el recordado Chacarita Juniors.
José Luis Rou tiene 59 años y es socio del club desde hace sólo ocho años. Pero el hecho de haber sido ajeno a la época de oro de la institución, lejos está de llevarlo a ignorar su grandeza.
“Chacarita fue un equipo de fútbol muy importante en Santa Fe. Jugaban en la primera de la liga, jugaban contra Colón, contra Unión, tenían divisiones inferiores de pibes, octava, sexta, séptima, reserva. En esa época yo jugaba, pero para otro equipo. Y si bien en esos tiempos existía una gran rivalidad entre los clubes de barrio, debo reconocer que afuera éramos todos amigos”, recuerda.
Volver a los orígenes
Hoy en día, lejos han quedado las épocas de gloria para Chacarita Juniors. Las magnas contiendas futbolísticas son sólo un grato recuerdo colgado en las paredes de un salón. El caudal societario es magro. Poco a poco la gente fue muriendo y actualmente, según Rou, “son poquitos”. Ya nada queda de las multitudinarias fiestas de la cerveza que solían organizarse por los años 80 y la gente joven ha perdido el valor que en otros tiempos se daba a los clubes barriales.
El movimiento de la institución hoy se ve limitado al alquiler del salón para fiestas, a la venta de exquisitos locros caseros durante el año y a la refacción del edificio gracias al enorme esfuerzo monetario y solidario de sus socios.
Sin embargo, algo heroico se sigue respirando en esa mesa alrededor de la cual un pequeño grupo de hombres se sienta a trazar un paréntesis en la rutina y beber una cerveza al mediodía.
Y en sus ojos comparten algo de esa misma mirada desafiante de aquellos muchachos que batallaban contra los grandes del fútbol santafesino. Sólo que hoy los rivales no son de carne y hueso, aunque sí son mucho más poderosos, y tienen que ver con el paso del tiempo, la ruptura de las tradiciones barriales y el mezquino avance de la modernidad.
Aperitivo. Todos los mediodías, algunos socios se acercan al club a “tomar un aperitivo” pero, sobre todo, “a compartir un rato con buenos amigos”.
Para saber Servicios. La jurisdicción cuenta con energía eléctrica, gas natural y agua potable. La mayoría de los domicilios no tiene cloaca. Varias viviendas cuentan con acceso al servicio de televisión por cable, telefonía e Internet. Transporte público. Por el interior del barrio no circula ninguna línea del transporte público. La 5 y la 3 pasan por avenida López y Planes; y la 9 por avenida Presidente Perón. Escuelas. Visión de Futuro, en Iturraspe y Cochabamba. Centro de Salud. La jurisdicción cuenta con un dispensario. Comisaría. El barrio corresponde a la seccional 6a. de policía. Además, en López y Planes 4901, está la sede de la Policía Comunitaria. Espacios verdes. Algunos, pero en malas condiciones; razón por la cual no son utilizados por los vecinos. Iglesias. Una. Se llama Santo Carmelo y está ubicada sobre López y Planes entre Iturraspe y Juan del Campillo. Vecinales. Una. La homónima del barrio.
La historia Barranquitas, una de las zonas más tradicionales de la ciudad, fue en sus comienzos un barrio de aspecto campero. Sus pobladores originarios comenzaron a radicarse por 1910 y a dedicarse a la fabricación de ladrillos. Esta actividad le fue restando tierras al paraje y derivó en la formación de siete cavas intercomunicadas entre sí que formaban un sistema lacustre más peligroso que pintoresco -cuando se dispuso el desagote y limpieza de las cavas se encontraron bicicletas, carros, todo tipo de desechos y hasta caballos muertos-. La profundidad de las cavas imitaba el formato de pequeñas barrancas, particularidad que puede ser la causa originaria por la cual el barrio recibió el nombre de Barranquitas. Antes de la llegada de los primeros pobladores, la zona se asemejaba a un gran campo donde había vacas y se vendía leche en jarros. Podían contarse sólo algunas construcciones precarias y sembradíos de quintas de hortalizas y árboles frutales. Para 1920, López y Planes estaba empedrada en la mano oeste y en la este corrían los rieles del tranvía de las Líneas 3 y 5. Décadas más tarde, cuando surgieron las organizaciones barriales, Barranquitas se dividió en cinco vecinales: Barranquitas Sur, Barranquitas Oeste, Pro-Adelanto Barranquitas, Pro-Mejoras Barranquitas y Unión Progreso y Libertad de Barranquitas. Hoy en día, cada Barranquitas tiene su particularidad; pero entendido como un solo barrio es uno de los más grandes de la ciudad.