Daniel Monticelli
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Una de sus hijas se casó con el hijo del controvertido y discutido extinto empresario Alfredo Yabrán. El domingo siguiente a su trágica muerte, Traverso en el podio en Río IV, lloró y le dedicó la victoria. “Yo era amigo de él; conozco la verdad. Me indigna todo lo que pasó. Él se pudo equivocar en muchísimas cosas; pero sé perfectamente lo que ocurrió dicho por él y yo le creí. Y si hubiese sido culpable, era mi amigo. No se mezclan las cosas, más allá de que sé que no lo era. Yo no soy juez, no tengo que ir a decir nada. Simplemente era mi amigo. La realidad marca hoy que mi nieta se llama Juana Yabrán (producto de la unión matrimonial entre su hija Paula y el hijo de Yabrán); entonces si alguien se pone a decir lo que no corresponde, ahora se está metiendo conmigo...”.
Así lo reflejaban
Los principales diarios del país le dedicaron al día siguiente del 7 de agosto de 2005, un importante espacio a la sorpresiva decisión de Juan María Traverso de abandonar la práctica del automovilismo. Para “Clarín” estimaba: “Usé hasta el último gramo de pasión que había en mí. No quiero subirme a un auto ni para una exhibición”. “El Flaco Traverso, un grande que se fue de las pistas”, tituló Miguel Sebastián. “La emoción que lo embargaba mientras anunciaba su retiro, lo separaba del cigarrillo que lo acompañó durante mucho tiempo y que fue su marca. Casi no fumó mientras habló. Sólo se relajó y comenzó a prender uno tras otro cuando le tocó responder a las preguntas”, decía la crónica.
El diario deportivo Olé, por ejemplo, le dedicó toda la tapa a la sorpresiva noticia. “Andá a lavar los platos”, era el título de la edición, que en su bajada explicaba: “Ahora nos calentamos nosotros, Flaco ¿por qué dejás? A los 54, con más de 30 de carrera, Traverso se cansó. Un crack como ninguno: ganó 16 títulos argentinos. El último gran ídolo del automovilismo”.
Al ser consultado por La Nación, acerca de si se sentía como el último ídolo del automovilismo argentino, Traverso fue rotundo: “No lo creo. La gente va a recordar muchas carreras mías, muchos triunfos. Pero el mundo continúa y habrá otros pilotos. Pero cada uno ocupa su espacio. En su momento se retiró Fangio, se fueron los Gálvez, se mató Mouras, lo mismo Luis Di Palma, y el automovilismo continuó, pero cada uno tuvo su espacio y nadie los reemplazó”.
De TC. Seis coronas ha logrado Juan María Traverso en la popular categoría de Argentina. Foto: Agencia Télam
Piñas fuertes
“Tuve dos accidentes bravos: en Victoria, Gran Premio de la Mesopotamia; otro en Arrecifes en el Rally Federal, cuando me tragué una cuneta y un lomo de burro. Esos dos fueron más jodidos que el de Olavarría en TC 2000”.
Otra: “Sin dudas que ‘Pirín’ Gradassi fue mi maestro. Era extremadamente hábil y muy vivo para correr. De él aprendí una infinidad de cosas que después las apliqué”, contó.
“Ratón”, Santa Fe, Ramallo Siempre lo dijo Traverso: “Santa Fe está bárbaro. Pero venir al callejero con el Renault 18 que gané en la primera oportunidad que se corrió aquí (21 de julio de 1985), fue muy lindo. Y vos sabés que el auto lo tengo tal cual. Más allá de que es mío, que lo hice restaurar, estaba guardado. La primera vez que lo usé después de tanto tiempo, fue acá y la verdad es que me emocioné”, recordó el “Flaco” en tantas notas que le hemos hecho. “El Museo de Ramallo es la consecuencia de todo lo que corrí. Estoy juntando algunos autos que de a poco voy encontrando”, sostuvo. “Hay algunos autos que desaparecieron. Por ejemplo los del equipo oficial Ford de los años 70, cuando un equipo se desactivaba, el auto se destruía porque así era el sistema. —¿Vos no tenés el auto de Héctor “Pirín” Gradassi? —No, lo tiene su viuda. Sabés por qué ese auto existe, porque cuando se formó el equipo oficial Ford de TC, ese Falcon era de Gradassi. Por eso ahora, gracias a Dios, todavía se lo puede apreciar.
Piñazos. Ninguno sin consecuencias. En la toma, choque en Olavarría con el Honda. Foto: Agencia DyN