Domingo 10.11.2019
/Última actualización 18:43
La Escuela de Educación Técnica 2028 “San Lorenzo”, ofrece cursos y talleres para que jóvenes y adultos desarrollen un futuro personal en torno al mundo del trabajo. Allí se puede aprender peluquería, cocina, herrería, manualidades, auxiliar administrativo, pastelería, albañilería, entre otras disciplinas. Son carreras cortas con salida laboral rápida en oficios ampliamente requeridos, y cuenta con puntaje otorgado por el ministerio de Educación por medio del Instituto nacional de educación tecnológica (INET).
Esta amplia gama de actividades fue presentada a la comunidad santafesina en una muestra de talleres expuesta en dos puntos de la peatonal San Martín. Sobre cortada Falucho, presentaron los trabajos de cocina, eventos gastronómicos, pastelería, carpintería, pintor de obras. Frente al Teatro: estilista, operador en informática, marketing en redes sociales y herrería.
Con la mirada puesta en lo que será el ciclo lectivo 2020, la directora de la escuela, Hilda Cardozo, dialogó con El Litoral y comentó cómo es el trabajo que realizan: “Los cursos duran un año con cursado de un turno y tienen, además, la posibilidad de realizar prácticas profesionalizantes en negocios o reparticiones públicas, según el convenio de cada especialidad”, dijo.
“Teniendo la posibilidad de una matrícula mínima y cuota barata, los chicos estudian, salen con título en mano y capacitación en oficios”, sostuvo y agregó que “como no todos van a poder trabajar como empleados en una repartición, también brindamos herramientas de emprendedorismo para que puedan gestionar su propio proyecto”.
Misión social
La directora expresó que, además de estudiar, los jóvenes encuentran en la escuela San Lorenzo un propósito de vida: “Hay familias que tienen un hábito de desocupación de varias generaciones y es importante incorporar cuestiones como la rutina, horarios, cumplimientos de normas de seguridad, uniformes. El mercado de trabajo requiere de todo este tipo de normas y nosotros buscamos que las puedan aprender”.
Más allá del conocimiento técnico, se les enseña a trabajar en comandas de trabajo donde se simula el trabajo en equipo que es necesario tanto en cualquier actividad, facilitando, así, la inserción laboral “porque ya salen preparados en lo que respecta al sentido de la responsabilidad”.
Por otra parte, la escuela cuenta con algunos servicios que ayudan a transitar la vida académica. Tiene un comedor para aquellos que trabajan o estudian otras carreras. Además, el turno tarde, cuenta con una salita de cuidado infantil, donde padres y madres pueden asistir con sus hijos y dejarlos en un lugar apropiado mientras estudian. “Buscamos tender soportes para que educarse sea posible. sabemos que son muchos los que tienen ganas de estudiar, pero no todos tienen las mismas posibilidades”, agregó Cardozo.
En ese sentido, la directora resaltó también la función de la psicóloga y trabajador social que ayudan a superar dificultades que tenga cada estudiante en su vida personal: “Los problemas más graves son los que suceden fuera de la escuela, pero acá encuentran un espacio para poder sobrellevar los conflictos que traen y poder concretar sus proyectos de vida”.
A la escuela asisten más de 170 jóvenes de la ciudad de 13 años en adelante. Funciona dividida en dos: la sede (Entre Ríos 3936) y el anexo (Amenabar al 4759). Las comisiones son reducidas para poder realizar en buenas condiciones las prácticas. “Tenemos estudiantes de formaciones y edades muy diversas. El único requisito básico es que si están en edad de secundaria la estén cursando. También hay adultos que cursan algunas de las titulaciones. Incluso, tenemos cupo para personas con discapacidad, donde comparten las clases sin problema”, comunicó la directora Cardozo.
La directora de la escuela comentó que así como la situación de cada estudiante es distinta también lo son las formas de sustento. “Por ejemplo, recibimos consultas de algunos chicos que se mantienen por medio del cirujeo. Y acá reciben apoyo para ellos, pero también para toda su familia”.
En esa línea, comentó que “estamos notando que, con la complicada situación económica del país, aumentaron exponencialmente la cantidad de jóvenes que asisten al comedor y a la copa de leche”. Asimismo, diagnosticó que “son muchos los que se quedaron sin trabajo y vienen a estudiar estos oficios para poder encontrar rápidamente una reincorporación laboral con lo que aprenden”.
“Nosotros también empezamos a tener algunas limitaciones presupuestarias y buscamos la forma de adaptar los contenidos para no reducir lo que se enseña. En cocina, por ejemplo, si antes hacíamos grandes cantidades de alguna masa, ahora dividimos en porciones más chicas para seguir cubriendo todas las técnicas. También, trabajamos mucho con microemprendimientos y estrategias en venta de dulces, y así de paso poder costear algunos productos que son más caros”, relató.