Sábado 27.5.2023
/Última actualización 16:58
Dante Spinetta viene cosechando éxitos con su álbum “Mesa Dulce”: recientemente obtuvo siete nominaciones en los Premios Gardel, llevándose cuatro estatuillas: Productor del año (él mismo), Mejor Canción de Rock (“El lado oscuro del corazón”), Ingeniería de Grabación (Oscar Herrera, Mariano López y Randy Merril) y Mejor Colaboración de Música Urbana (“Sudaka”, junto a Trueno). En ese contexto presentó “‘Por ahí voy a ser músico’: una mesa dulce con Dante Spinetta”, un mini documental donde recorre todas las etapas que hoy lo posicionan como figura y mentor de una nueva generación de artistas
Con este bagaje llegará a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el próximo 4 de junio, desde las 21. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
De este viaje creativo iniciado en pandemia, atravesado por pérdidas familiares pero lleno de energía positiva, habló el artista con El Litoral.
Los Carlitos
-Con “Mesa Dulce” te alzaste con cuatro Premios Gardel. ¿Cómo se vivió ese momento de reconocimiento a un trabajo en particular, pero también a una continuidad y una vigencia?
-Fue una sorpresa para mí recibir tantas nominaciones; no porque no creyera que se merecieran, sino porque es muy difícil que pase: siete nominaciones. Y haber ganado cuatro es una felicidad muy grande: es un mimo de la industria, muy importante también, que representa un montón de cosas.
Trato de no manijearme mucho con los premios, porque son una caricia; pero el verdadero premio para mí es que la gente te escuche realmente, que te venga a ver a los conciertos. Ser parte del soundtrack de la gente me parece que es lo más groso, el mayor premio. Pero obviamente me puso muy feliz haber ganado esos premios tan importantes para la música argentina y latinoamericana.
Como vos decís, también creo que es un reconocimiento al camino: a darle muchos años para adelante y jugármela por lo que siento que va, con lo que me representa, y muy constante. “Mesa Dulce” es un gran momento de mi vida. Cuando empecé a crear el disco me di cuenta de que las cosas iban a cambiar: había algo en el aire, una vibración energética de seguridad con uno mismo de que era por ahí.
Recorrido
-¿Cómo fue hacerlo? Escribirlo, producirlo, grabarlo.
-Empecé a componer el disco en el medio de la pandemia dura, la del aislamiento total, cuando había que lavar la manzana con lavandina. Ese momento fue rarísimo, porque me encerré mi casa con mis hijos; tuve esa sensación de agradecimiento de que mis hijos estuvieran bien, de que tenía una casa con comida en la mesa; en un momento donde un montón de gente para poner la comida en la mesa, se exponía a un virus que todavía no sabíamos bien qué pasaba.
Todo el tiempo el counter de los muertos y de los contagiados en la tele era una especie de locura; y el encierro, de golpe perder lo que dábamos por sentado: ver a nuestra gente, estar libre de salir a caminar, sentarse con amigos. De golpe perdimos todo, perdimos la libertad; y la música a mí me salva siempre: me conecté con la música de una manera muy grosa. Y también el agradecimiento: “Che, loco, no demos el tiempo por sentado”; y “¿cuál es mi misión en esta vida? Si soy músico y tengo esta posibilidad, tengo que ser mi mejor versión constantemente: voy a dar lo máximo de mí”.
Empecé a hacer este álbum con esa sensación de celebración de la vida, de agradecimiento, por eso “Mesa Dulce”: es como el mejor momento de la fiesta. Sintiendo también que era mi mejor momento de la carrera: “Loco, lo mejor es lo que está pasando ahora: que hay que avanzar, hay que darle con todo a todo esto”.
En un momento se abre, te podías juntar a trabajar. Me junté con los músicos a grabar: grabamos toda la música en dos días; yo obviamente iba antes, a armar las estructuras de mix, a grabar guitarras, a armar el tema. Los pibes después vinieron dos días y la rompieron toda; también es la misma banda con la que toco en vivo, eso me pone muy contento porque es un grupo humano increíble y unos musicazos.
De golpe, en el medio de ese momento tan creativo, y de que estaban pasando cosas buenas, me llega la noticia de que mi mamá se enferma: me llama mi vieja, era una enfermedad terminal: no era Covid, era cáncer, de una manera irreversible. Y todo cambió a partir de ese momento: no pude grabar más, componer más, y me dediqué a estar con ella, a acompañarla con mis hermanos. Y empezar a despedirme: hablar todo lo que había que hablar.
Cuando se fue mi vieja pude volver al álbum después de un tiempo, cuando recuperé la vitalidad. Pero el álbum ya tenía toda esa energía “para adelante”, y me lo tomé de esa manera: mi vieja siempre me cultivó eso de mirar para adelante, de que las cosas cambian, pero hay que de agradecer y avanzar. Agradecer los papás que me tocaron: son mis ángeles guardianes.
Me metí a terminar el disco, a escribir las letras que faltaban, y cantarlo con toda esta energía y esa fuerza de amor que viene desde el más allá; con esa sensación de “loco, hay que dar lo mejor, porque no sabemos qué mierda va a pasar; pongamos todo”. Y sale con esa fuerza vital. Y una vez más la música me salva de quebrarme de más, de muchas cosas.
Fue un proceso que te conté detalladamente porque tuvo muchos altibajos, pero ya tenía una energía muy presente que había que respetarla de todos modos.
-A tu mamá le escribiste “Primer amor”. ¿Cómo fue poder llevar esa pérdida a una canción?
-Durísimo. Se la había mostrado a ella sin la letra: “Ma, esta canción es para vos”; pero obviamente no estaba escrita esa despedida todavía, antes de tiempo: no sabía qué iba a decir. Le había encantado, y eso fue lo que más me importó: que se emocionara con la canción.
Fue muy difícil de escribir, pero es una canción de agradecimiento, de reconocimiento a las madres: son nuestro primer amor, para todos; desde la panza ya estamos enamorados de su voz, de sus latidos; nos carga ahí adentro en esa fábrica de amor que tienen las mujeres. Y es una locura: si te ponés a pensar que crecemos adentro de las mamás; la magia esa es para siempre.
Herencias
-También lo nombraste a tu viejo; vos dijiste en algún momento que en este disco está plasmado haber laburado con él, pero también haber cantado con Stevie Wonder, haber hecho un montón de cosas que hoy de alguna forma se sintetizan en esta etapa de tu carrera.
-De una. Tiene que ver con disfrutar el camino, aceptar; y así como uno en el camino tiene que aprender a soltar gente, a soltar sueños, a adaptarse, hay algo que no lo pierdo nunca (gracias a Dios, por ahora): ese amor por la música, esos nervios que me dan cada vez que me subo a un escenario; esas ganas de seguir mejorando, aprendiendo, de sentirme un alumno todavía del sonido.
Tiene toda esa enseñanza, de todos los maestros que tuve de chico. Mi papá, sus amigos: Fito, Charly, toda la monada; que para mí son los héroes de la música argentina. Poder haber estado cerca, y recibir el apoyo de gente que admiro muchísimo y que es parte en mi vida. El otro día estaba viendo la serie “El amor después del amor”, que me gustó mucho, cuando aparecí en un momento ahí me hizo recordar ese momento de mi vida, donde Fito era un tío para nosotros, que venía todo el tiempo a casa, con mi viejo estaban haciendo “La la la”, o “Pétalo de sal”, cuando ya era un poco más grande. Yo tenía 14, iba a la tarde a un colegio estatal que se llamaba Reconquista, ahí en “Villurca” (Villa Urquiza), cerca del estudio. Entonces salía del colegio y muchas veces pasaba por ahí, porque mi viejo estaba ahí y después me iba a casa con él; y estaba Fito grabando ese tema, demeándolo.
Me hizo acordar de un montón de cosas muy lindas, y me pone muy contento que Fito reciba el reconocimiento que se merece a todo su talento, a toda su trayectoria, ahora que está joven, que todavía está llenando estadios: es súper merecido, y me pone muy feliz.
Mi viejo y mi vieja me enseñaron a amar la música; y si bien hay uno con uno nace sintonizado con la música (o lo sentís, tenés una relación con la sensibilidad que te da la música, con lo que te hace sentir), toda la educación con respecto a eso, a cómo escucharla, a entender ciertas partes, a cómo disfrutar la producción, entender los ritmos, la cultura, ese lenguaje, me hacer sentir muy afortunado. Y eso está todo en el álbum.
Patriarca
-Nombrarse a un montón de consagrados, que cuando en algún momento eras el pibe que traía unas ideas nuevas, un pionero de la música urbana, se las mostrabas y te daban bola; y tocaba con Fernado Samalea, que tocaba con Charlie. En este disco colaboraste con Trueno, con Ca7riel: hay un trasvasamiento generacional donde vos ahora sos el que le dice “jugá” a una generación más joven.
-Es muy lindo que nuevas generaciones me tengan como referente (no solamente a mí, a Illya Kuryaki). Siento que hay una camada de artistas nuevos que son muy talentosos, que tienen un empuje increíble, que la están rompiendo; que tienen humildad para seguir aprendiendo. Y la humildad también para demostrar cariño a los demás.
Ser parte genética de la música urbana en Latinoamérica me pone muy feliz: en un momento la palabra rap era mala palabra, y hoy es algo normal de ver de sentir y está en todos los barrios del mundo. Recibir el reconocimiento de los jóvenes colegas, de las nuevas generaciones, es muy lindo también porque es como “qué bueno que el camino elegido influencia y acompaña a otra gente, a otros artistas”.
-¿Cómo salieron esas invitaciones con estos dos?
-En el caso de “Gambito”, con Ca7riel veníamos hace rato hablando de hacer algo; es un artista de los que más me gusta, de la nueva era: es un pibe multiinstrumentista, tenemos muchas cosas en común. Siempre hablábamos, cada vez que nos cruzábamos, “tenemos que hacer algo”; y cuando salió esta canción sentí que tenía algo medio She Funk, medio noventero, sexy; y pensé en él, que iba a aportar toda esa sensualidad, y su sonido vocal, que es increíble. Y la rompió.
Con Trueno, cuando estaba haciendo “Sudaka” pensé en él y en nadie más. Es un pibe que puede subir de cualquier ritmo y romperla. Tenía este ritmo que era más funk y afrobeat, con los vientos a lo James Brown; tenía una combinación diferente de cosas, y no eran para cualquier rapero. Trueno cada vez que se sube arriba de un ritmo lo rompe, lo parte: es un capo el quía. Aparte ya había pasado lo de “Coolo”, había usado los samples (en “Dance Crip”), y salió la “colabo”; le dije: “Bro, ¿te gusta el tema?”. Se lo mandé y a los diez minutos me mandó unos demos, “que explote, hagamos video”. La canción quedó genial, y es un honor haber ganado el Gardel a Mejor Colaboración Urbana, una felicidad muy grande.
Dante con su hija Vida, compartiendo el escenario de Lollapalooza 2023. Foto: Gentileza Miru Trigo y Martín GerardiRecorrido
-Vas a llegar a Santa Fe en el marco de esta gira, que cierra este tramo el 30 de junio en el Teatro Ópera. ¿Qué va a haber de especial en esa noche?
-El 4 estamos en Tribus, y va a estar increíble; vengo del ensayo, la banda está sonando mejor que nunca, llevo los metales, los vientos; y va a ser una celebración: música en vivo, con el alma puesta ahí. Está pasando algo muy mágico con estos temas, cómo suenan en vivo: venimos de tocar en México, estuvimos en Guadalajara y en Ciudad de México y estuvo letal. Ahora hacemos Rosario, después Córdoba y Santa Fe pegados, así que va a ser una locura. Los esperamos ahí, con este combo de músicos que realmente son unas bestias, tengo una banda muy zarpada y se va a disfrutar mucho. Y Tribus está buenísimo.
-En Lollapalooza, a todos esos músicos sumaste a tu hija Vida.
-Eso fue uno de los mejores momentos de mi vida. Que Vida debute en el escenario conmigo es una es una magia inexplicable; como yo también debuté con mi viejo. Vida tiene una fuerza tremenda, se canta todo, está empezando a armar sus cosas también, sus propias canciones, prepárense.
-La gira llega hasta el 30. ¿Cómo sigue tu año, hasta donde sepas?
-Se están agregando bastantes fechas, que las vamos a ir anunciando, por otras partes del país, y de otros países también. Voy a estar todo el año tocando en realidad, estoy muy abocado al show en vivo: vamos a estar de nuevo por México, por Europa. Algo lindo que voy a sacar próximamente es una live session: después de las “Niguiri Sessions”, que estuvo re buena (la hicimos en el sushi bar Naré), hicimos en un lugar una sesión con el nuevo disco, que quedó increíble. Lo estamos terminando de editar, durante el mes de junio va a estar: promesa.
Y seguir haciendo cosas, grabando música nueva. No es momento de parar, es momento de estar más funky que nunca arriba del escenario, disfrutando el sonido.