Jueves 11.1.2024
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En los 90 Argentina salió campeón de América, y en televisión reinaba Tinelli. En literatura, Antonio Dal Masetto, Osvaldo Soriano y Andrés Rivera eran los autores argentinos de mayor visibilidad. También empezaban a llegar del conurbano algunas bandas: Los Piojos, los Caballeros de la Quema, Viejas Locas, La Renga, Las Pelotas, etc. En esos 90 empezó el romance entre Juan Diego Incardona con la escritura. “A través de la música empecé a escribir letras y poemas para bandas, después me fui largando con los primeros cuentos” comenta Incardona, Luego agrega: “Me acuerdo de leer cosas infantiles de chico, ya llegando a la adolescencia, empezar a leer literatura de aventuras, de terror, de ciencia ficción, tipo Julio Verne, H.G. Wells, Edgar Allan Poe, la colección amarilla, la Roi Huda, la colección Minotauro, ahí empieza mi vínculo con la literatura”.
Narrativas pre Internet
Incardona señala que los 90 al ser una época pre-Internet, las formas de narrar eran muy distintas dado que el celular todavía no existía. “Quizás todavía hay una generación que escribe con una idea de la escritura vinculada a una literatura del siglo XX”. El dosmil y el dosmildiez presenta en los textos literarios todo el impacto de las redes, de Internet y también obviamente de los acontecimientos políticos. “En los últimos años hay un fenómeno autobiográfico muy fuerte y gran parte de la producción literaria en Argentina ha pegado ese giro”. Más adelante dice: “Quizá en los últimos años, me estoy volviendo más autobiográfico, siempre lo fui, pero tal vez estoy explorando nuevos temas de la autobiografía. Y después bueno, es aleatorio, a veces tenés una idea y ya vas con un horizonte claro a escribir el cuento y a veces lo buscas un poco en la hoja”.
Luego añade: “Hay formas de narrar que van cambiando porque existen los espíritus de época, las influencias más allá de la dimensión atemporal que tiene la literatura y las tradiciones que a veces se remontan mucho tiempo atrás”. Es cierto que las coyunturas, los contextos socio históricos, las tecnologías van modificando las condiciones de la creatividad. Agrega: “También se nota una zona prolífica en relación a los géneros como el policial, la ciencia ficción, pero quizás incluso las temáticas; por ejemplo, los 90 todavía se escribían bastante sobre la dictadura. Bueno, en realidad siempre se sigue escribiendo sobre la dictadura, son temas que se mantienen vigentes. más que nada, creo que en los 90 todavía hay muchas novelas y mucha creación que nace de la invención y más allá de las referencias autobiográficas que siempre estuvieron, quizá esta literatura tan fronteriza con el testimonio que hoy podemos ver y que están las mesas de las librerías es algo que está ocurriendo sobre todo post 2010”.
“Villa Celina”
“Fue el libro que tuvo una circulación más grande y que me abrió muchas puertas. Cuando salió, se reseñó un montón”. Dice Juan Diego. Hubo gente que escribió sobre el libro, y eso también le abrió muchas puertas para que se leyera en ámbitos académicos y escolares. “En términos más creativos también me abrió la puerta a un universo que continuarían otros libros. ‘Villa Celina’ fue un libro que permitió que existieran otros, así que es probablemente ese es mi libro más importante”, cierra.
En el universo de ‘Villa Celina’ aparecen amigos, vecinos, familia, personas de la clase trabajadora, vecinos de un barrio, aunque las situaciones no son tan comunes porque algunos relatos van a lo extraño o a lo extraordinario. “En el libro hay un cuento que se llama ‘El Hombregato’, la gente ve el Hombregato; o en otro cuento empiezan a explotar todos los calefones del barrio, no son situaciones tan comunes sino fuera de lo común” agrega. También hay otros relatos donde los personajes no son nada comunes, sino que están atravesados por la fantasía o la ciencia ficción. “‘Las estrellas federales’ es una novela de mutantes, también hay algunos de estos personajes extraños y fantasiosos, medio mágicos en el campito, así que depende también el libro, quizás algunos se mantienen más dentro del marco del realismo y otros giran hacia lo fantástico o la ciencia ficción, donde un ambiente termina siendo interrumpido por un gran hecho, un hecho atrapante, un hecho fuera de lo común” finaliza Incardona.
Certamenes, talleres y el oficio de escribir
“Nunca gané un premio o un concurso porque habré mandado muy poco a dos o tres nada más, y de chico, no tanto”. Ha sido jurado de algunos certámenes comenta Juan Diego. “Es una experiencia bastante demandante y que implica asumir una responsabilidad. Y está bueno también ver cómo te ponés de acuerdo con los demás jurados, como discutís, que les gusta cada uno. En general me ha ido bien. La última vez fui jurado de un premio importante, Futuröck, y estuve con Mariana Enríquez y Gabriela Cabezón Cámara, y consensuamos perfecto. Nos pusimos de acuerdo de quienes nos gustaban y quienes iban a ser los ganadores”.
Incardona señala que da talleres literarios desde hace muchos años. “Me parecen espacios muy valiosos para transmitir experiencia, y motivar a otros en el oficio de la escritura; desde lo más tangible, como poder explicar cuestiones de composición, punto de vista del narrador, estilo y técnica; a cuestiones más vitales que tienen que ver con la creatividad. En mi caso nunca había hecho taller, y me formé como autodidacta leyendo; fue mucho prueba y error, mucha imitación de mis autores favoritos, y de a poco encontrar un universo; Me sirvió que me leyeran mis amigos, y mis compañeros de la facultad, eso también fue marcando mi camino”.
Su último libro, “La culpa fue de la noche”, es autobiográfico, y tiene un marco ambientado en la cuarentena con un alter ego. Foto: Gentileza Futuröck“La culpa fue de la noche”
Su último libro, “La culpa fue de la noche”, es autobiográfico, y tiene un marco ambientado en la cuarentena con un alter ego; “el protagonista está encerrado en la casa, y en el medio de todos esos textos, los recuerdos que van pasando por su cabeza, se van mezclando con otros cuentos que bien podrían pertenecer a algunos libros anteriores”, agrega. Lo último que está escribiendo todavía no se publicó, son relatos sombríos; “bastante autobiográficos, que van a ser un libro para el año que viene, y tienen que ver con la muerte de mi mamá, y con una ruptura amorosa. Es una colección de textos bastante fuertes y bastante depres, pero está dando como resultado una estética que me interesa y que creo que puede estar buena, distinta tal vez a lo que yo suelo escribir, que es más luminoso, esto es mucho más oscuro”, Cierra Incardona.
Bio
Juan Diego Incardona nació en Buenos Aires en 1971. Dirigió las revistas el interpretador y La perla del oeste. Coordinó el área de Letras del Espacio Cultural Nuestros Hijos (Madres de Plaza de Mayo), trabajó en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), en el programa Memoria en Movimiento (Jefatura de Gabinete de la Nación Argentina) y fue profesor en la Universidad Nacional de Hurlingham. Publicó “Objetos maravillosos” (2007), “Villa Celina” (2008), “El campito” (2009), “Rock barrial” (2010), “Amor bajo cero” (2013), “Las estrellas federales” (2016) y “La cárcel del fin del mundo” (2019). Actualmente, dicta talleres literarios y es director de la Casa de la Provincia de Buenos Aires.