Viernes 1.4.2022
/Última actualización 23:46
"Soldado argentino solo conocido por Dios". Con esa placa permanecieron durante décadas las tumbas de combatientes en el cementerio argentino de Darwin hasta que en diciembre de 2017 comenzaron a ser develadas sus identidades; primero fueron 88, luego más de 100. Actualmente son 119 los soldados cuyos restos están identificados con nombre y apellido.
Virginia Urquizu es Antropóloga Social e integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense, organización científica no gubernamental que formó parte de la búsqueda e identificación de combatientes.
En diálogo telefónico con El Litoral, Urquizu explicó cómo fue todo ese proceso, desde el pedido para que se inicie la tarea de reconocimiento, las gestiones entre Argentina y Gran Bretaña, la toma de muestras y la notificación de las identidades recuperadas, que para muchos familiares significó una conclusión del duelo y para otros el inicio de una nueva etapa. En la charla se cuelan las vivencias propias durante la guerra (la científica tiene 47 años) y las experiencias recogidas en cada encuentro con las familias que buscaban a su hijo, a su hermano, a su marido: "A nadie le pasa por el costado el tema Malvinas", reflexiona.
- ¿Cómo fue el proceso que permitió la identificación de los soldados argentinos, uno de los hitos más importantes de los años previos a este nuevo aniversario de Malvinas?
- En el año 2012, a partir de un pedido hecho a la ex presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) por familiares y organismos, algunas presentaciones judiciales, investigaciones y demás, se anuncia el pedido de colaboración del Comité Internacional de la Cruz Roja para llevar a cabo los trabajos de identificación de soldados que estaban enterrados sin nombre en el Cementerio Argentino de Darwin.
Recién en 2013 se comenzó con la búsqueda de familiares y se hicieron las primeras entrevistas, siempre avanzando a pesar de que el acuerdo entre los estados, Argentina y Gran Bretaña, todavía no estaba firmado. Esa primera etapa fue compleja porque estábamos acercándonos a los familiares y hablando de la posibilidad técnica de llevar a cabo un trabajo de identificación. Pero en la práctica no sabíamos si íbamos a poder llegar a ese acuerdo diplomático para poder trabajar en el cementerio. En esa primera etapa, como a lo largo de todo el proceso, conformamos un equipo interdisciplinario e interinstitucional donde estaban representados diferentes organismos del Estado: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Centro Ulloa, dependiente de la Secretaría de DDHH, Ministerio de Desarrollo Social, Escribanía General de la Nación y la Cancillería coordinando todo.
Fue el momento de visitar a los familiares y tomar las muestras de sangre que luego permitieron hacer las comparaciones. Finalmente, en el año 2017 y después del acuerdo que se firmó entre los dos estados en diciembre de 2016, se llevaron a cabo los trabajos técnicos en el cementerio argentino sobre 121 sepulturas en las cuales se obtuvieron muestras de 122 individuos, de los cuales fueron identificados 115 al día de la fecha.
Archivo El Litoral Las tumbas de los combatientes sepultados en Darwin recuperaron su nombre y apellido 35 años después de la guerra.Las tumbas de los combatientes sepultados en Darwin recuperaron su nombre y apellido 35 años después de la guerra.Foto: Archivo El Litoral
Están faltando identificar a 7 soldados de esa primera etapa del Plan Proyecto Humanitario I.
- ¿Por qué no se han podido identificarlos todavía? ¿No hay coincidencia entre las muestras?
- No tenemos la contraparte que es la muestra sanguínea de referencia del familiar. Tenemos ya muy poquitos casos que nos están quedando y cada vez se hace más difícil contactar a las familias.
Muchas veces los combatientes eran hijos únicos o los padres fallecieron o no hay más familiares. Todo eso dificulta bastante contar con esa muestra. Y por otro lado siempre hay algún caso de un familiar que no está dispuesto a ser parte de esta iniciativa de identificación. Y como es voluntaria, tiene que dar su consentimiento para llevar a cabo la toma de muestras.
- Ese mismo criterio voluntario es el que se aplica para todas las investigaciones que realiza el EAAF.
- Exactamente. Dentro del Proyecto Humanitario somos una "pata" más de un equipo mayor. En otros proyectos donde entrevistamos y tomamos muestras a los familiares como los casos de lesa humanidad y desapariciones durante la última dictadura militar, la condición siempre es que el familiar sepa por qué está dando una muestra, cuál va a ser el fin, cuáles son las expectativas y las limitaciones en el trabajo y contra qué se va a comparar. Se le explica que toda la información que surge a partir de ese momento es confidencial, que el proceso es gratuito, y que va a ser el primero y el único que puede autorizarnos para dar a conocer esos datos sobre las identificaciones.
Con el Plan del Proyecto Humanitario también son los familiares quienes nos habilitan pero para avanzar en las etapas la condición es que se firmen los acuerdos.
- Hablamos de un Plan Humanitario 1, ¿hay un plan Humanitario 2?
- Si. Le ponemos número porque es la manera de ordenarlo. En el PPH1 trabajamos como parte del equipo de entrevistadores, fuimos parte del grupo técnico que llevó a cabo la tarea en las islas, fue el laboratorio del EAAF en Córdoba donde se llevó a cabo el procesamiento y las comparaciones de las muestras, y fuimos parte del grupo que estuvo encargado de las notificaciones, es decir, quienes entregaron los resultados a las familias. Ese plan engloba a estas 121 sepulturas con la placa Soldado Argentino solo conocido por Dios, donde el resultado fue de 122 combatientes de los cuales 115 fueron identificados.
El año pasado se firmó una adenda al plan para trabajar en una sepultura colectiva que, por investigación previa, sabíamos que presentaba ciertas irregularidades: quienes estaban nombrados allí habían sido encontrados en sepulturas individuales. Lo que se hizo fue pedir autorización a la familia para abrir esa sepultura que no había entrado en el PPH1 porque la condición era que la placa dijera Soldado Argentino solo conocido por Dios.
Se hizo esta adenda, se viajó a las islas y se pudo hacer la identificación. Fueron cuatro las identificaciones que logramos, una corroboración de identidad (el nombre de ese soldado estaba en la sepultura) y una reasociación con restos que estaban en otra tumba. Así llegamos a completar el trabajo en esa sepultura.
Ahora estamos a la espera de trabajar sobre otra sepultura colectiva y va a depender, como en el PPH2, de que los familiares otorguen su consentimiento para la apertura y proporcionen la muestra de sangre. Por otro lado va a ser necesario que los estados se pongan de acuerdo y se produzca una ampliación del Plan de Proyecto Humanitario. Nuestra participación depende de esas dos condiciones.
Archivo El Litoral Virginia Urquizu, Antropóloga Social y coordinadora de la Unidad de Casos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).Virginia Urquizu, Antropóloga Social y coordinadora de la Unidad de Casos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).Foto: Archivo El Litoral
- De todas estas fases de trabajo, ¿en cuáles estuviste involucrada? ¿Viajaste a Darwin?
- Estuve en la investigación previa, búsqueda de familiares, entrevistas, tomas de muestra, notificación, entrega de resultados y en uno de los viajes humanitarios acompañando a los familiares. Estuve en Darwin pero no para realizar los trabajos técnicos: tres compañeros nuestros fueron los que viajaron a hacer el trabajo técnico que está bajo el paraguas de un plan humanitario y se realiza según las pautas de respeto hacia los cuerpos.
- ¿Tuviste que tomar la muestra a un familiar y luego notificar a esa misma persona sobre la identidad del soldado?
- ¿Y cómo fue ese cierre?
- Ese cierre es parte del objetivo por el cual se trabaja, que es llegar a los resultados. En general, siempre es más la cantidad de gente a la cual no se le puede dar respuesta que a la que si se le puede dar. En este proyecto humanitario se notificó a todas las familias que aportaron su muestra de sangre más allá de los resultados. Y tuvimos la suerte de que sea más la gente identificada que la que no.
Fuimos parte de los comienzos y de las primeras comunicaciones con familiares, con todas las dudas que generaba este trabajo que implicaba, primero, que el Estado estaba apareciendo después de tantos años y que al principio no estuviera la certeza de que se pudiera realizar. Fue difícil pasar por las diferentes etapas, teniendo en cuenta que ya habíamos tomado la mayoría de las muestras y veíamos que ese acuerdo no llegaba. Y las consecuencias eran la espera de los familiares, la incertidumbre por no poder avanzar y que algunos familiares se iban yendo. Me tocó volver a casas donde, en un primer momento, habíamos entrevistado al papá, a la mamá y a los hermanos, y encontrarme nada más que con los hermanos. Porque con esos años que habían pasado, parte de la familia ya no estaba.
En particular este proyecto me permitió acompañar y transitar todo el proceso de los familiares desde el comienzo. No es diferente de lo que hacemos en otros proyectos, porque desde el primer momento en que el familiar se comunica con nosotros comienza nuestra relación con ellos y muchas veces ese vínculo sigue a pesar de que la identificación ya se hizo.
Es una relación que se inicia y no tiene fin: el fin lo pone el familiar.
- Y cuando fuiste a Darwin, ¿qué sentiste?
- También fue un momento de culminación. El momento del encuentro de los familiares en la tumba con el nombre del caído fue la materialización de tantos años de trabajo. Así que para mi eso fue lo más fuerte. Por otro lado, a nadie le pasa por el costado el tema Malvinas. Tengo 47 años pero en ese momento (el de la guerra) estaba en la primaria y tengo recuerdos muy fuertes de esa etapa. Así que se entra de una manera y se sale de otra en este proceso. En el momento tal vez no se toma dimensión de la importancia a nivel de nuestra historia reciente, de nuestra memoria cuando se están por cumplir 40 años de la guerra.
- Argentina tiene, además, una larga historia de personas no identificadas.
- Por eso hay muchas cosas que se mezclan en el caso Malvinas y la dictadura. Y para nosotros fue un desafío trabajar en esas entrevistas particulares. No es lo mismo una guerra que lo que produce una dictadura; son situaciones diferentes y los familiares también lo viven de manera diferente.
El familiar no reconoce a un soldado como un NN: es una persona que muere en una guerra y fue convocada por el Estado por su nombre y apellido. Y considera que el Estado tiene que tener control sobre eso. Teníamos que dejar de lado ciertos términos que normalmente se usan para estas entrevistas. Son varias heridas abiertas.
- Una forma de cerrar esa herida es decirle a un familiar que saben dónde está ese hijo, ese marido, ese hermano.
- Es un momento de varias cosas: de cierre y de apertura. Estamos hablando de un cierre porque estamos aportando una certeza, un lugar específico donde ese familiar va a poder recordar y homenajear. Pero a la vez es una apertura a algo que muchas familias no habían podido ni siquiera iniciar. No es que con la identificación cierran su etapa de duelo; muchos la inician recién en ese momento. Me tocó hace unos días notificar a una familia que me dijo "ahora si vamos a recordarlo como una persona muerta".