El Puerto de Punta del Este cuenta con la presencia de gran cantidad de aguas vivas "bastante tóxicas", de la especie Chrysaora lactea.
El Puerto de Punta del Este cuenta con la presencia de gran cantidad de aguas vivas "bastante tóxicas", de la especie Chrysaora lactea.
La gran presencia de estas aguas vivas en uno de los puntos más icónicos de la península se debe a los vientos, las corrientes de agua en la zona y la sequía en el país por lo que se dispone de menos agua dulce y esto cambia las corrientes, indica Gabriela Failla, investigadora en la Sección Zoología de Invertebrados del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (UdelaR) en declaraciones a Diario El País.
La experta precisó que estas aguas vivas están frente a las costas pero no se ven generalmente. Esta aglomeración no resulta sorpresiva para los investigadores locales, quienes han estudiado que se genera en el Puerto de Punta del Este una "corriente envolvente que introduce los ejemplares en el puerto y quedan varados".
El contacto con estas aguas vivas genera una "sensación de ardor que puede durar 20, 30 minutos". No obstante, llama a evitar el contacto de niños con estas medusas porque "abarca una zona del cuerpo mucho más grande que los adultos", y para los pequeños la sensación de ardor genera más molestia.