El Litoral | DPA
El Litoral | DPA
Los niños y jóvenes del equipo de fútbol rescatados el mes pasado de una cueva en el norte de Tailandia salieron hoy del monasterio budista en el que pasaron los últimos nueve días, como signo de gratitud por sobrevivir al accidente.
Con sus túnicas naranja y cabezas todavía rapadas, 11 de los 12 niños del equipo se despidieron de los monjes, y junto a su entrenador, realizaron un último rezo delante de la cueva, en la que pasaron más de dos semanas atrapados, antes de volver a sus casas y recuperar su vida normal.
Además entregaron fotos de grupo de ellos mismos a los representantes de los distintos grupos involucrados en su rescate. “Quisiéramos dar las gracias a todos los involucrados en nuestro rescate. Amamos al mundo entero, de la misma manera en que el mundo entero nos ama a nosotros”, dijo Ekapol Chantawong, el entrenador de 25 años, que permanecerá como monje durante tres meses.
Los profesores de los niños, de entre 11 y 16 años, dijeron a dpa que se les ofrecerá tutorías especiales para recuperar las clases perdidas desde que quedaron atrapados en la cueva.
Adul Sam-on, de 14 años, fue el único niño del grupo que no se ordenó como novicio en el monasterio budista por ser cristiano. El entrenador Ekapol Chantawong, de 25 años, permanecerá otros tres meses en el monasterio.
Esta tarde se celebrará otra ceremonia en agradecimiento de la gente de todo el mundo por su participación y apoyo en el rescate.
Los jóvenes y su entrenador se vieron sorprendidos el 23 de junio por una repentina inundación cuando se encontraban en la cueva Tham Luang, en la provincia de Chiang Rai, en el norte del país, y se quedaron atrapado a unos cuatro kilómetros de la entrada. Con ayuda de un equipo internacional de rescate se consiguió sacarlos a todos el pasado 10 de julio, en una operación que muchos consideraban imposible y que mantuvo en vilo al mundo durante días.
En Tailandia, de mayoría budista, la entrada en un monasterio supone un acto de gratitud. Sólo los hombres adultos pueden ordenarse monjes, mientras los niños y jóvenes pueden servir durante un tiempo como monjes novicios, como hicieron en este caso.