El cuerpo celeste, cuya denominación exacta es C/2023 A3, fue observable a simple vista desde finales de septiembre a principios de octubre en los trópicos y la mitad sur del planeta.
A partir de este sábado en la noche y durante unos diez días, siguiendo el curso de un viaje iniciado hace millones de años.
El cuerpo celeste, cuya denominación exacta es C/2023 A3, fue observable a simple vista desde finales de septiembre a principios de octubre en los trópicos y la mitad sur del planeta.
El cometa fue percibido el viernes a la noche en América del Norte, indicó a AFP Eric Lagadec, astrofísico del Observatorio de la Costa Azul (sur de Francia).
Previamente, "no pudimos observarlo cuando se encontraba entre la Tierra y el Sol", precisó. Allí estuvo a punto de desaparecer, ya que fue alcanzado por la tormenta solar que llegó a la Tierra el jueves y provocó auroras boreales.
Cuando los cometas se acercan al Sol, el hielo de los núcleos se sublima, es decir pasa directamente del estado sólido al gaseoso, liberando una larga estela de polvo que refleja la luz, a la vez que desprende gases.
En este proceso se forma una nube característica -llamada coma- alrededor de su núcleo y el cometa corre el riesgo de desintegrarse.
El pequeño cuerpo de roca y hielo fue detectado por primera vez en enero de 2023 por el Observatorio de la Montaña Púrpura de China (Tsuchinshan) y su existencia fue confirmada por un telescopio del programa sudafricano Atlas.
A partir de este sábado será visible en todo el hemisferio norte "durante unos diez días" al mirar hacia el oeste y "un poco más alto" en el cielo cada noche, señaló Lagadec.
No obstante, "cada día será un poco menos brillante", a medida que se aleje del Sol, aclaró.
Salvo que haya obstáculos que alteren su trayectoria, Tsuchinshan-Atlas no volverá cerca de la Tierra hasta dentro de 80.000 años, concluyó el especialista en cometas.
En base a su órbita y ciertos modelos, se calcula que puede haber recorrido hasta 400.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol antes de llegar hasta nosotros.
Se trata de un viaje de millones de años para este cometa, que probablemente nació en la nube de Oort, una burbuja en los confines del sistema solar donde hipotéticamente hay diminutos planetas y cuerpos celestes.