Cuando El Litoral entrevistó al portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko, este dejó claro que su país está muy interesado en relanzar las relaciones bilaterales con Argentina. Lo que se dejó entrever, no sólo en ese encuentro, sino incluso en el que el autor tuvo meses después con el propio presidente Volodymyr Zelenskyy, es que ese renacer dependía, lógicamente, de la voluntad política de nuestro país.
El presidente ucraniano ya dijo públicamente, en reiteradas ocasiones, que quiere viajar a Latinoamérica pero que aún falta una invitación. Ahora, con la llegada de Javier Milei a la presidencia, eso puede tomar forma. Sucede que el libertario se mostró desde el primer momento a favor de la defensa de Ucrania como Estado y de sus límites territoriales internacionalmente reconocidos. Lo mismo hizo su nueva socia política, Patricia Bullrich.
No es menor destacar que Milei se mostró abrazado a una bandera de Ucrania tiempo atrás y que la mayoría de sus asesores en materia internacional ya dejaron entrever que soslayarán la iniciativa del kirchnerismo de ingresar a los BRICS, lo que significa profundizar las alianzas argentinas con Rusia e Irán. Esto, claro, no había sido visto con buenos ojos desde Kyiv.
En concreto, Ucrania no solamente espera “trabajar juntos para restaurar el orden internacional, basado en el derecho internacional” con Milei, como dijo Zelenskyy, para tener un apoyo gubernamental más fuerte por parte de nuestro país. La parte ucraniana también está interesada en avanzar en una hoja de ruta bilateral en varias esferas de la relación, pero particularmente en tres factores primordiales en el vínculo bilateral entre los propios Estados y el sector privado: la industria agropecuaria; la digitalización del estado y la cooperación en el ámbito militar y técnico.