Lunes 24.2.2020
/Última actualización 22:13
Escribimos desde la posición que corresponde, desde el periodismo, sobre Droga y Estado, Droga y Policía; ahora Droga y Ciudad. La ciudad es Rosario. Región Rosario. Como se sostuvo en la primera nota, solo se trata de mirar, contar y anhelar. No es otra cosa que un anhelo que algo se mejore, se esclarezca, al menos se sostenga en superficie. Una esperanza corta.
En Rosario, que es una Región donde no hay límites claros, el mapa es uno pero conviven varias poblaciones. Algunos intendentes y presidentes comunales no quieren entenderlo. Otros no encuentran conveniencia en sumarse. Es una región partida, fragmentada y dispersa en objetivos, lo que favorece cualquier sistema parasitario que encuentra, por esta razón, numerosos flancos.
En el arco que va de San Nicolás a Casilda, Cañada de Gómez, hasta San Lorenzo y Puerto San Martín quedan saludándose mas de 1.600.000 habitantes reales. Otros dicen 2.000.000 pero la numeritis es una enfermedad que no nos afecta.
Ayuda muchísimo el calado de 32 pies del Río Paraná. El gran motor, el gran negocio. La Región Productiva resuelve sus cosas con las terminales portuarias. Grano y vacas. Comercio internacional y menudeo en calles centrales y en los aglomerados comerciales sin linyeras, sin perros, con custodia a la entrada y la salida y estacionamiento gratis. Turismo finsemanero con goteo de compras, tarjetas y Ahora 12.
Ayuda poco un Aeropuerto donde siempre se han resuelto pactos políticos en sus nombramientos y se advierte poca entidad para lo posible. Lo posible es resolver un imposible: una terminal aérea a pocos kilómetros de Aeroparque, menos kilómetros de Sauce Viejo y muy pocos del Aeropuerto de Paraná
¿Conviene el Aeropuerto Islas Malvinas? ¿A quien? Ah... no sale cocaína por sus pasajeros y bodegas. No como negocio, el negocio de los mayoristas de la droga venía, en grande, por la Ruta 34 más que por Reconquista. Un chofer de Evo tenía una flota. Nadie tocó nunca, nunca, nunca a los mayoristas, por algo será (Sostuve tres veces el “nunca” para que se entienda) Más claro: no hay procedimientos, enfrentamientos, mayoristas detenidos. Nada.
Ayuda mucho el tránsito vehicular a las cuatro vías de escape. Autopista a Buenos Aires, cruce a Entre Ríos por el Puente Rosario Victoria, la Autopista a Santa Fe que lleva al norte (y trae) y la Autopista a Córdoba.
En esta Región y con esos habitantes de padrón hay 500.000 que viven, otros 500.000 que subsisten y 600.000 que malviven. En estos 600.000 están la miseria mas cruel, la miseria sin horizontes y la segunda y tercera generación del malvivir.
Lo sabemos, pero no lo recordamos
El libro que valientemente escribieran el periodista de investigación Germán de los Santos y el periodista de Tribunales y expedientes Hernán Lascano, el libro sobre “Los Monos”, no contaba nada nuevo pero, ay, contaba. Aún deben aparecer en sus cuentas de correos insultos y amenazas.
Cualquiera de nosotros sabe, a poco que se lo proponga, simplemente preguntando en las calles a los taxistas, a los habitantes del bar de la esquina del barrio, de la cuadra siguiente, dónde comprar droga.
Hay madres que han dedicado su vida a denunciarlo y han sido castigadas, olvidadas, que se han entregado o que simplemente han muerto como parte del juego del olvido y el no me importa.
Hoy, hoy mismo alguien desocupado y despreocupado de los límites de la legalidad, es reclutado y vende, a comisión (una comisión muy particular que merece explicación aparte) quedándose con más de 5000 pesos por carga. Cuántas cargas... Depende zona, intermediario, mayorista, territorio, jefaturas. Si reúne 10 envíos, paquetes, suma 50.000 pesos mensuales que le permiten enrostrarle a los que, en el mismo sitio, pretenden una vida dentro de la ley, el verdadero valor del dinero. Si, después, además de traficar es adicto, el destino es el que relata cualquier película Clase B sobre el tema. Rosario puede ofertar cátedras y maestrías sobre Películas Clase B (sin olvidar aquellos bellos ojos de Ágata Galiffi que yo ví).
Emprendimiento público / privado
Hace muchos años, en 2007, cuando el peronismo abandonó la provincia (a Rosario, centro de la Región, lo abandonó en 1976, desde entonces no es dueño de la gestión política y sí de los votos, rara cuestión) la policía, que sabía todo lo que era necesario saber, se encontró con que no debía reportar al poder político del mismo modo. Bah... de ningún modo.
Claramente: en Rosario se independizó. En el resto de la provincia también pero el volumen de la Región alcanza para justificar que el tráfico, venta y consumo en Venado Tuerto y/o Reconquista no es el mismo. El emprendimiento privado, ilegal, de la droga, se convirtió en un emprendimiento Público /Privado que seguía siendo ilegal, pero lábil. Un negocio de alta escala en la ciudad.
El GPS de los autos de alquiler de Rosario, obligados por Ordenanza Municipal a estar activos y conectados a una central estatal, guardaron siempre la traza de los circuitos de la noche. Siempre. El estacionamiento de los autos policiales, también con GPS lo certificarían. Siempre, que es nunca. Los “Delivery” de la droga no son mentiras. Aquel famosísimo auto estacionado en la vera del “Barquito de Papel”, excepcional escultura hacia la nada en la zona de los grandes edificios sobre la costa, no era un sueño de cualquier madrugada. Era una central de venta con altísima facturación, liberada y custodiada. Já.
Cuando Sergio Berni, tanqueta mediante, pateaba los “búnkers”, simplemente obligaba a vender de otro modo porque no disminuyó el tráfico, la venta y el consumo y de esto tengo el mas íntimo convencimiento y en este convencimiento está el de los que colectan, los que los defienden legalmente con una buena moneda y los enriquecimientos de tantos y tantos. Se recibe, se aligera, se fracciona, se distribuye, se vende, se cobra y chau, Sergio, ahora es por otro lado.
Todo bien, solo que las traiciones por líos de faldas (tan femeninas como quieren los franceses: (“cherchez la femme”) hicieron de jefes y jefecitos muy sudacas, muy poco preparados, el relato de una novela, un argumento, una peli (otra vez: Clase B, esta vez rancia) donde creían que matar era parte del juego y que habría un The End y comamos perdices. No. Nada de eso.
Rosario, la Región, vive en la mitad de una balacera entre bandas, banditas, asesinos sueltos o, simplemente, sujetos que parecen como nosotros pero tienen otra enseñanza, otro idioma y básicamente: otro código. El que traiciona muere. El que se subleva muere. El que habla muere. Siempre muere. Lo saben los políticos que recibieron los sobres manilas (eran bolsas plásticas, casi seguro) los policías que cambiaron de vida y nosotros, donde estamos incluidos, en el nosotros, los comerciantes, los que viven por sus manos (como dice la biblia) los que escribimos y los que cierran los ojos sin darse cuenta que los cierran hoy y entregan el mañana.
Hace algunos años escribí que el Siglo XX dejó dos deudas. Justicia Social y Democracia Plena. El Siglo XXI le agregó Corrupción Estructural, Violencia Urbana y Código Narco. Son cinco títulos y un solo problema verdadero: el porvenir. Si nadie se quita la venda de los ojos seguirá la zozobra. La Región Rosario tiene un oscuro porvenir.