Viernes 1.11.2024
/Última actualización 22:15
La Inteligencia Artificial (IA) está transformando la arena global, desafiando nuestras comprensiones tradicionales de las Relaciones Internacionales y su lógica de poder. Este fenómeno nos lleva a cuestionar si la IA debería considerarse un actor autónomo con la capacidad de influir independientemente en la política mundial o si sigue siendo una herramienta en manos de los Estados y organismos internacionales.
Es importante que los Estados-nación comiencen a emitir lineamientos para el uso ético y la gobernanza de la AI. Imagen creada con DALL-E (GPT 4) de Open AIHistóricamente, las teorías que versan sobre la política internacional han reflejado diversas interpretaciones sobre cómo los avances tecnológicos influyen en el tablero mundial. Por ejemplo, el idealismo, impulsado tras las devastaciones de la Primera Guerra Mundial y la creación de la Sociedad de Naciones, vería en la IA una herramienta para fortalecer la cooperación y la paz internacional. Esta perspectiva sostendría que la IA podría ayudar a resolver crisis globales de manera más eficiente, siempre que se utilice bajo principios éticos y supervisión internacional.
Sin embargo, desde una perspectiva realista, como la presentada por Hans Morgenthau en "Politics Among Nations" (1948), se observa un tablero global en un estado de naturaleza anárquico. Desde este lente, la IA podría ser percibida sólo como una herramienta al servicio del estado que constantemente busca acrecentar su poder, posiblemente desestabilizando el orden mundial al introducir un nuevo eje de competencia entre las naciones.
En su renovación teórica, el Neorrealismo o Realismo Sistémico, como lo propone Kenneth Waltz en "Theory of International Politics" (1979), sería imperativo considerar las implicaciones que la IA representase en el sistema internacional. Aquí, la IA podría catalizar una nueva forma de carrera armamentística, no solo con armas convencionales sino con herramientas de ciberseguridad y guerra informática, elevando la competencia entre superpotencias a un nivel sin precedentes.
Mientras tanto, la Interdependencia Compleja, destacada por Robert Keohane y Joseph Nye en "Power and Interdependence" (1977), nos enseña cómo la IA puede complejizar aún más las interconexiones globales, facilitando la cooperación pero también creando nuevas vulnerabilidades. Se hace visible cómo los actores no estatales y las corporaciones multinacionales juegan roles cruciales en cómo se usa y se regula la IA.
Finalmente, desde una perspectiva constructivista, con gran énfasis en la importancia de la cultura, esta tecnología se podría interpretar como una fuerza que puede reconstruir las normas internacionales y las percepciones sociales. En este sentido, autores como Yovan Harari en "Nexus: una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA" (2024), alertan sobre como la IA, sin una regulación adecuada, puede no solo transformar sino también desestabilizar las estructuras sociales y políticas existentes.
Para Argentina y en particular para la provincia de Santa Fe, desarrollar capacidades en IA no es simplemente una opción, sino una necesidad estratégica. Invirtiendo en el know-how tecnológico, la "Invencible" puede asegurarse un asiento en la mesa donde se definen las reglas del juego internacional en la Era de la IA (concepto acuñado en 2021 por Henry Kissinger). Esto no solo implica adaptarse a los cambios, sino también participar activamente en la configuración de un orden global donde la ética y la equidad en el uso de la IA sean prioritarias.
Desde la diplomacia paralela, particularmente en 2024, debemos enfocarnos en cómo podemos aprovechar la IA para fortalecer nuestras capacidades de negociación y cooperación internacional, especialmente en áreas clave como la agroindustria y la sostenibilidad ambiental. Sobre todo, teniendo en cuenta la reciente adhesión de la provincia a la Región Litoral. Esto no solo fortalecerá nuestra posición en el escenario regional, sino que también ayudará a asegurar que los beneficios de la IA se distribuyan de manera más justa y equitativa.
La IA, por lo tanto, no es solo un desafío tecnológico o político, sino una oportunidad para optimizar la realidad local. Argentina y Santa Fe tienen mucho que ganar en este nuevo panorama, pero solo si estamos preparados para influir y moldear activamente las políticas y prácticas que definirán el futuro.
(*) Estudiante de Relaciones Internacionales de la UCSF. Becario CUIASMUS-PRO edición 2023, Università degli Studi di Torino. Becario en proyecto de investigación 2023-2025 sobre Web3, Blockchain y Democracia de la Unidad de Investigación de la UCSF. Coordinador de eventos digitales para Fundación Club de la Libertad.