Por Daniel Coria (*)
Gestión y protección del ambiente
Por Daniel Coria (*)
En el concepto de Desarrollo Sustentable se articulan factores de diversa índole, en la medida que se intenta compatibilizar el crecimiento económico y el desarrollo social con políticas específicas que apunten a la gestión y protección del ambiente.
Los desafíos en esta materia son cada vez mayores, más complejos y numerosos. A su vez, la resolución de problemas "urgentes", las dificultades para plantear políticas a lo largo plazo y las desigualdades sociales hacen que los resultados obtenidos en sustentabilidad sean con frecuencia insuficientes.
Ante este panorama, es necesario que como sociedad nos aboquemos a resolver seria y rigurosamente los problemas planteados, asumiendo el compromiso a una escala mundial, tanto desde el sector público como el privado. Son acciones que involucran múltiples aspectos, y uno de los de mayor relevancia es la educación, en concreto la educación ambiental y la educación para el Desarrollo Sustentable.
En la historia de nuestro planeta el ser humano apareció tardíamente, pero ha sido capaz de modificarlo de manera notable a través de sus actividades. Gracias a sus peculiares capacidades mentales y físicas, el homo sapiens pudo escapar de las constricciones ambientales que limitaban a las otras especies y logró modificar su entorno para adaptarlo a sus necesidades.
Es evidente que este proceso condujo a uno de los mayores problemas que hoy ponen en jaque, a un plazo desconocido, la existencia misma de la especie en la Tierra. Es el problema de la contaminación del ambiente y de los ecosistemas que posibilitan las diferentes formas de vida en el planeta. El sentido del término "contaminar" refiere a poner en peligro la salud del ser humano y otras especies, deteriorar los recursos naturales y los ecosistemas, asi como también los bienes materiales.
"Contaminante" es cualquier sustancia que llega a nuestro entorno por vía atmosférica, acuática o terrestre y que impide o perturba la vida de los organismos, o produce efectos nocivos a los materiales y al propio ambiente. Entre otros, los metales pesados, los hidrocarburos aromáticos policíclicos y los compuestos orgánicos volátiles son contaminantes cuando se encuentran en dosis más elevadas que las aceptadas por los organismos de control y la legislación pertinente.
La contaminación se puede prevenir utilizando procesos, prácticas, materiales y productos que la eviten, reduzcan o controlen. Esto puede incluir el reciclado, el tratamiento de residuos, los cambios de procesos, los mecanismos de control, el uso eficiente de los recursos y la sustitución de materiales nocivos, por ejemplo.
Sin embargo, es un hecho que cada día aumenta la contaminación del suelo, el agua y el aire, que son los soportes sobre los que se asientan todos los fenómenos vitales que se desarrollan en nuestro planeta.
La formación del suelo es el resultado de una serie de procesos fisicoquímicos y biológicos sobre el medio rocoso original, y está constituido por una mezcla de partículas minerales, materia orgánica, aire y una disolución acuosa. Se considera que el suelo está contaminado cuando su calidad ha sido alterada como consecuencia del vertido, directo o indirecto, de residuos o productos peligrosos. Esto puede aparecer como resultado de actividades industriales, agrícolas o de servicios, y provoca riesgos directos.
Por su parte, la atmósfera, además de filtrar las radiaciones solares y mantener la temperatura de la Tierra para hacer posible la vida, es la que recibe las emisiones procedentes de la combustión y de otras actividades que tienen su origen en el hombre, y que modifican su composición. Aunque el aire dispone de mecanismos naturales de limpieza, en algunas ocasiones la concentración de estos contaminantes es tan elevada que la atmósfera no puede eliminarlos. La contaminación del aire, por causales físicas o químicas, constituye un problema importante para la mayoría de las ciudades del mundo y, a menudo, adquiere dimensiones regionales.
Respecto al agua, aunque es sabido que ella cubre el 70% del planeta, es un recurso escaso, porque solo un 3% del total es agua dulce. De ese mínimo porcentaje, el 79% se encuentra almacenada en forma de hielo en los casquetes polares y en los glaciares, un 20% está constituida por aguas subterráneas y el resto son aguas superficiales. En otras palabras, el agua dulce potabilizable es el 0,008 % del agua terrestre.
La contaminación de este recurso, generalmente provocada por el hombre, es una modificación de su calidad que la hace impropia o peligrosa para el consumo humano, la industria, la agricultura, la pesca y las actividades recreativas, así como para los animales domésticos y la vida natural. Los contaminantes pueden ser físicos, químicos y biológicos, como compuestos químicos inorgánicos y orgánicos, aceites, hidrocarburos, nitratos, fosfatos, bacterias y hongos.
Los efectos negativos de la contaminación del suelo, aire y agua pueden prevenirse o mitigarse con una adecuada gestión ambiental. Actuar en el plano de la prevención es lo más adecuado, utilizando diversas técnicas para cada sustrato.
Formarse en lo específico ambiental
Para quienes desean dedicarse a abordar esta problemática, lograr una formación de posgrado adecuada es fundamental. En Rosario, la Universidad Católica de Santa Fe y la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano se unieron para ofrecer una Maestría en Sustentabilidad Ambiental, de dos años de duración, acreditada por la CONEAU. La dirección de la carrera que comenzará en el mes de agosto está a cargo del Dr. Ignacio Daniel Coria.
Se trata de una propuesta educativa con un enfoque amplio, interdisciplinar, holístico e inclusivo. El egresado estará capacitado para coordinar equipos interdisciplinarios que estudien el impacto ambiental. Podrá identificar, diagnosticar e implementar soluciones a los problemas ambientales detectados, así como diseñar programas de sustentabilidad ambiental para instituciones, empresas, organismos oficiales, etc. para un máximo aprovechamiento de los Recursos Naturales.
Para mayor información, contactar a msa@ucsf.edu.ar / posgrado@ucsf.edu.ar, o por teléfono al 0342 4603030 int. 121.
(*) Daniel Coria es doctor en Ciencias Químicas, investigador en temas ambientales, especialmente diagnóstico y prospectiva de problemas de contaminación de aire, cursos de agua y suelos. Director de la Maestría en Sustentabilidad Ambiental, carrera conjunta entre la Universidad Católica de Santa Fe y la Universidad del Centro Latinoamericano.