UN ASIDUO LECTOR
"Como creyente, advierto que lo sucedido en estos últimos años en nuestra Nación muestra que el país le ha dado la espalda a Dios. Solo así se puede entender que se haya instalado tanto odio, revanchismo, discriminación y resentimiento. El egoísmo ha enfermado los corazones de los argentinos. Nadie piensa en el prójimo; si existen personas que no alcanzan ni a comer, o vestirse, o que sufren por no tener trabajo; o los jubilados que no pueden comprar sus medicamentos… A nadie le importa nada. Solo una mente y un corazón vacíos de Dios pueden llegar a tanta insensibilidad. La miseria humana comienza con la avaricia, la codicia y el desenfreno del poder. A través de la historia sabemos lo que sucedió cuando se sometió a la población al ostracismo y a la esclavitud. Que Dios nos ayude a encontrar el rumbo de la hermandad y la unión de todos los argentinos, para juntos ir en pos de su crecimiento, para beneficio de todos y no de unos pocos…"
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VECINA DE B° EL POZO
"Me dirijo al intendente, Dr. Juan Pablo Poletti: sinceramente, tenía grandes expectativas con usted cuando lo voté para que dirija la ciudad; pero lamentablemente, veo muchas cuestiones de larguísima data que no son resueltas. Tenía la esperanza de que usted fuera más empático con los problemas de los habitantes de los barrios. Yo vivo en El Pozo desde hace casi 3 décadas y ningún intendente nos ayudó para mejorar, al contrario: estamos cada día más abandonados. Pasan las gestiones municipales y nosotros nos quedamos atrás, con todos nuestros pedidos y necesidades de toda índole sin resolver y evidentemente, sin ser escuchados y atendidos. Uno de ellos es el transporte público. Sufrimos el karma de tener la Línea 2 y la 9 (pero ésta no nos lleva al centro y tampoco funciona bien). Hace unos días tenía turno con el médico a las 14.15 hs: esperé el 2 desde antes de las 13 hs (sabiendo las demoras que tiene). Pues siendo casi las 13.50 hs me tomé el 9 y luego tuve que tomar la C verde para llegar a destino en la zona céntrica (tampoco funciona eso de la combinación). Mientras esperaba en la parada del barrio, me encontré con una maestra que salía presurosa para viajar hacia otra escuela: 'Ya no llego (se lamentó), otra vez me tengo que tomar un uber. Con lo que gano, encima tengo que pagar ese servicio porque el 2 nunca llega. Soy docente en 3 lugares y con 21 años de antigüedad solo alcanzo a ganar $ 900 mil…'. Por otro lado, ayer estuve esperando el 2 en Santiago y 25 de Mayo, siendo las 14 hs. El que arribó, lo hizo atestado de gente y no paró. Conclusión: me tomé el 13, bajé en la Facultad y me volví caminando hasta el barrio (aclaro, además, que soy una persona mayor). ¡¿Qué le parece señor intendente?! ¡¿Puede ser posible que los vecinos de El Pozo tengamos que padecer la misma peripecia todos los días, a toda hora, con esta única línea de colectivos con la que contamos para ir hasta el centro, siendo que somos una ciudad en cuanto a habitantes?! ¿Alguien, en algún momento, nos solucionará el problema de la Línea 2? ¿Nadie puede exigirle el respectivo cumplimiento a los empresarios? ¿Cómo puede ser que esto sea tierra de nadie? Hay cientos de testimonios, día a día, con esta línea de colectivos. ¡Alguien tiene que hacer algo, por favor!". Solución provisoria para los pozos
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Llegan cartas
MIGUEL ÁNGEL REGUERA
¿Qué es la esencia según la filosofía? Es lo que hace que una cosa sea lo que es y no otra cosa, lo que la define, su naturaleza. Si el Estado tiene algunas funciones esenciales que lo definen y son su razón de ser, seguramente garantizar la educación, la seguridad, la salud y la justicia son parte de ellas.
No está mal, entonces hablar de "servicios esenciales". Pero, si hacen a la existencia y sostenibilidad en el tiempo del Estado, dichos servicios deberían recibir una remuneración compatible con tamaña responsabilidad y no ocupar los últimos peldaños de la escala salarial.
Nuestra Carta Fundamental en 1853 incluyó, en el artículo 5, que cada Estado provincial debería garantizar en su propia Constitución la educación primaria y "gratuita".
La reforma de 1860 eliminó la palabra "gratuita" del citado artículo; pero no modificó la garantía de la educación básica, luego ampliada por la gesta Sarmientina.
Esa reforma, política y militarmente impuesta (ya que la misma Constitución en su artículo 30 prohibía las reformas antes de los 10 años de ser jurada) revisó todo el texto constitucional. Por caso, Buenos Aires dejó de ser la Capital de la República, designada en el artículo 3 (claramente ni mitristas ni alsinistas querían entregar la ciudad, el puerto y sus rentas) y hubo que esperar hasta 1880 para federalizar la ciudad.
La Corte Suprema dejó de tener 9 miembros y se estableció que una ley determinaría su conformación. También se modificaron los criterios para ser nacional o ciudadano argentino.
Quiero decir, entonces, que se cambió todo lo que la Legislatura bonaerense recomendó modificar con el objetivo supremo de constituir la Unidad Nacional, pero no se eliminó "el principio del Estado garante de la Educación".
Es obvio, pues concluir que para los constituyentes la educación era parte de la "esencia" del Estado. A pesar de las crisis vividas después (el pánico de 1873, la caída de la Bolsa en 1890, la gran depresión de los años 30, las sequías o cambios en el modelo productivo que alteraron los ciclos económicos, los golpes de Estado, las hiperinflaciones, los "default" de deuda), la República Argentina subsistió y sigue teniendo proyección hacia el futuro como sueño colectivo.
¿Cuánto de esta subsistencia se debió a la integración generada desde el sistema educativo? Es difícil de definir. Pero no tengo dudas de que la concreción de ese sueño depende de cuánto se invierta en servicios "esenciales" para las generaciones presentes y futuras.
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RICARDO MASCHERONI
En 1954, la ONU -viendo las penurias, carencias y necesidades que padecían los niños- recomendó a todos los países que instituyeran un día universal, destinado a la fraternidad y comprensión de la niñez y consagrado a promover actividades para el bienestar de ellos, sugiriendo que los gobiernos lo celebraran en la fecha más conveniente. Era una fecha que intentaba privilegiar el futuro de la humanidad.
Internacionalmente el día es el 20 de noviembre, por cuanto en esa jornada se conmemora la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989.
Hoy con los nuevos aires, ha sido denominado Día de las Infancias o de la Niñez.
Los instrumentos mencionados tenían como objetivo lograr que los niños pudieran tener una infancia feliz y gozar en su propio bien y en bien de la sociedad, de los derechos y libertades que en ellos se enuncian, instando a padres, autoridades, gobiernos y entidades intermedias a reconocer esos derechos y luchar por su observancia con medidas legislativas y de otra índole, para el logro efectivo de esos fines.
Desde 1960, posterior a la Declaración Universal de los Derechos del Niño, Argentina ha festejado el día en el mes de agosto de cada año, el que fuera desde 1960 a 2003 celebrado el primer domingo de agosto.
Pero en 2003, a pedido de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, la celebración pasó al segundo domingo de agosto, en razón de que muchos todavía no habían cobrado sus sueldos. En 2013, a pedido también de la CAIJ, se festeja el tercer domingo de agosto.
¿Por qué fue agosto? ¿Y por qué tuvo tanto peso la Cámara de Jugueteros Argentinos? Esta entidad fue creada el 19 de julio de 1945 con el nacimiento del peronismo y de una fuerte industria nacional.
La institución dice que a fines de los años 40, fabricantes de juguetes tenían la costumbre de regalarles juguetes a los niños más carecientes del país. Y desde 1958 la entidad reclamaba un día fijo en agosto para la celebración.
En cualquiera de esas fechas, el Día del Niño es la celebración social de mayor peso económico en el país, junto a las Fiestas de Fin de Año y los Días de la Madre y Días del Padre. Asimismo, agosto es denominado el Mes de la Infancia.
El espíritu tuitivo y su importancia se han visto disminuidos por la imposición de la SOCIEDAD DE CONSUMO, que ha transformado al mismo en un acto comercial.
Este día debería ser para la reflexión sobre los problemas y derechos de los niños, no un día de regalos, sobre todo en estos momentos de carencias, en que casi más del 70 por ciento de ellos son pobres y más de un millón de niños se van a dormir sin cenar y muchos más, solo tienen 3 comidas en el día.
Si el hambre es un crimen, el hambre de los niños es la expresión más cruda de la perversidad y crueldad humana, sobre todo en este país en que millones de toneladas se pudren en galpones oficiales.
En este tiempo, recuerdo algunos de los ítems del Decálogo sobre los derechos del niño, que expresan: 1) Derecho a la igualdad sin distinción de raza, credo o nacionalidad. 2) Derecho a una protección especial para su desarrollo físico, mental y social. 3) Derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada para el niño y la madre. 4) Derecho a una educación y cuidados especiales para el niño física o mentalmente discapacitado. 5) Derecho a una comprensión y amor por parte de los padres y la sociedad. 6) Derecho a recibir educación gratuita y disfrutar de los juegos. 7) Derecho a ser protegido contra el abandono y la explotación en el trabajo. 8) Derecho a formarse en un espíritu de solidaridad, comprensión, amistad y justicia entre los pueblos.
¿Alguien cree que esos principios se cumplen? Indudablemente no, pergeñando un futuro penoso para millones de adultos del futuro, ya que las carencias que padecen consagran una generación de minusválidos sociales, intelectuales y físicos.
El principio de "Primeros los niños" ha quedado en el camino hacia una humanidad deshumanizada, que se sustenta en el egoísmo y en valores como la rentabilidad y las ganancias.