Lucas Simoniello
Lucas Simoniello
Este lunes se conmemora el día mundial del hábitat. Para este año tan particular, signado por las consecuencias sanitarias, económicas y sociales de la pandemia global, el lema que propone la ONU es "vivienda para todos: un mejor futuro urbano".
Si bien podría parecer una fecha más, se trata de una efeméride que busca dar visibilidad a un tema muy relevante que merece ser pensado y trabajado en conjunto: cómo mejorar la calidad de vida en un mundo cada vez más centrado en las ciudades. Actualmente, siguiendo los datos de la ONU, más del 55% de la población mundial vive en ciudades. Se trata de un porcentaje muy importante y que en las próximas 3 décadas se espera crezca hasta llegar al 70%.
Hace varios años, este viene siendo uno de los temas que más me ocupan y me apasionan. Ya desde mis años como estudiante de derecho y luego como graduado, participando en la organización del Espacio Encuentro, desde la militancia, mi paso por los ejecutivos provincial y municipal, y actualmente como concejal, la agenda de la vivienda ha sido y es una prioridad para mí y mi equipo, a la que le dedicamos estudio, capacitación permanente, debate y trabajo interdisciplinario. Pero no se trata de una mera afinidad personal o grupal; es una necesidad de miles de santafesinos a quienes cada vez les cuesta más alquilar, acceder a un terreno para construir o a un crédito hipotecario, y ven cada vez más lejos el sueño de la vivienda propia.
Es cierto que la pandemia, que nos obligó a recluirnos en nuestros hogares, volvió a poner en la agenda de muchos, la necesidad que las personas tenemos de una vivienda adecuada y digna. Es evidente que para quienes viven en departamentos o casas de pocos metros cuadrados, no cuentan con un ambiente de privacidad para trabajar, estudiar o relajarse, o tampoco tienen patio o balcón, la cuarentena es más difícil. Ni hablar de las familias que viven hacinadas en viviendas precarias carentes de servicios básicos, dónde es prácticamente imposible cumplir con las recomendaciones sanitarias para evitar el riesgo de contagio.
Además, la merma -o directamente pérdida- de los ingresos llevó a muchos santafesinos a afrontar situaciones límites. Entre pagar un alquiler y comer o pagar la luz, el gas o la tarjeta, la decisión es tan obvia como preocupante.
Pero la vivienda no es solo una necesidad en este contexto excepcional. A nivel mundial, la ONU estima que el 20% de la población mundial carece de una vivienda adecuada, el 14% vive en asentamientos informales y el 1.4% directamente no tiene hogar. Nuestra ciudad no escapa a esta realidad regional, y tenemos 52 barrios populares reconocidos con serios problemas habitacionales, lo que da cuenta del evidente desequilibrio que existe en materia de acceso de los servicios indispensables.
La vivienda es sin dudas una de las condiciones sociales básicas que determinan la igualdad y la calidad de vida de las personas. En este marco, la vivienda es mucho más que un "techo", es el lugar para vivir y desarrollarse tanto desde el punto de vista individual como familiar, social y comunitario. Por ello, para muchos es el patrimonio más importante, no sólo en términos monetarios sino también afectivos.
Este es un tema muy relevante en días en los que Santa Fe espera la llegada del Pro.Cre.Ar., un programa con objetivos loables, pertinente y necesario. Pero necesitamos potenciarlo a nivel provincial y a nivel local. Esto únicamente se logrará si pensamos en conjunto cómo –desde el Estado- podemos facilitarle a las familias el acceso a los planes a través de una adecuada gestión del suelo público disponible y potenciar su impacto positivo para la ciudad.
Lo urgente y lo importante
Este difícil año que aún está atravesando el mundo en general, pero la Argentina y la ciudad de Santa Fe en particular, nos demuestra que una vivienda adecuada es imprescindible para la calidad de vida y la sostenibilidad futura de la ciudad. Y para ello, es fundamental que nos enfoquemos en la planificación de una ciudad en la que la integración sociourbana y el acceso a los servicios esenciales sean una prioridad, trabajando así juntos para materializar los sueños de miles de familias.
Como decía Mafalda en una de las geniales viñetas dibujadas por el recientemente fallecido Quino, "como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante". Es tiempo de que trabajemos por lo importante, y no sólo por lo urgente. En Argentina y en particular Santa Fe se está decidiendo cómo y cuándo reactivar diferentes actividades. Esto es, cómo y cuándo volveremos a nuestra vida habitual, cómo y cuándo los niños y niñas volverán a las escuelas, cómo y cuándo cada uno volverá a sus trabajos y cómo y cuándo se generarán nuevos puestos de trabajo, entre otras cuestiones relevantes.
De las crisis se aprende, y una sociedad tan resiliente como la nuestra lo sabe muy bien. Aprovechemos todos esta traumática experiencia para mejorar nuestra ciudad, nuestro entorno, nuestra sociedad y nuestro mundo, empezando por ese núcleo fundamental que es el hogar.
La vivienda es mucho más que un "techo", es el lugar para vivir y desarrollarse tanto desde el punto de vista individual como familiar, social y comunitario.
Una vivienda adecuada es imprescindible para la calidad de vida y la sostenibilidad futura de la ciudad. La planificación de una ciudad en la que la integración sociourbana y el acceso a los servicios esenciales deben ser una prioridad.