Nancy Balza
nbalza@ellitoral.com
La ley presentada por la diputada Alicia Gutiérrez (SI), que busca garantizar el derecho a la identidad biológica o de origen, se comenzará a tratar esta semana en comisiones del Senado. Sólo en Rosario hubo 140 presentaciones. Son casos por fuera de los ocurridos durante la dictadura. Aquí, dos historias de vida: una de encuentro y otra con final abierto.
Nancy Balza
nbalza@ellitoral.com
Los ojos de papá, el cabello de mamá, un hoyuelo que es posible rastrear hasta en las fotos más antiguas, un gesto, el porte; algo, como un hilo invisible, une a cada persona con los miembros de la familia y aparece en el contacto cotidiano de sus integrantes o en la evocación de un pariente que ya no está. Todo eso falta cuando se desconoce el propio origen y cuándo no hay en quién mirarse. Se estima que en el país hay tres millones de personas que están buscando saber quiénes son o dónde está el hijo o la hija que tuvieron y fue dado por muerto, robado o cedido bajo presión. Son casos que ocurrieron por fuera de la dictadura.
En la provincia, esta búsqueda casi artesanal contaría con un marco legal en el caso de que obtenga sanción definitiva el proyecto presentado por la diputada Alicia Gutiérrez (SI) que fue aprobado por unanimidad en la cámara baja el 14 de septiembre y esta semana comenzará a ser debatida en comisiones del Senado.
Mayoría de apropiaciones
En el año 2015 la oficina de Rosario de la Secretaría de Derechos Humanos comenzó a recibir consultas hechas por personas que tenían dudas sobre su identidad biológica; se inició así una tarea de acompañamiento y contención que el actual titular de la repartición provincial Marcelo Trucco decidió sostener, según relató a este diario. Hasta el momento se recibieron en la ciudad del sur alrededor de 140 presentaciones; la mayoría corresponden a personas que buscan conocer su origen y un porcentaje menor a madres que buscan a sus hijos.
Allí se cuenta con el asesoramiento de la abogada Luciana Zapata y la psicóloga Lucrecia Garibay quien, en diálogo con El Litoral confirmó que el mayor porcentaje de las presentaciones corresponden a personas que buscan su identidad de origen y, de ellas, la mayoría por casos de apropiaciones. “Muy pocas situaciones corresponden a personas adoptadas: allí los inconvenientes para buscar datos de origen no resultan tan complejos porque la historia está documentada en expedientes. En cambio, en el caso de las apropiaciones eso no ocurre, porque se trata de personas anotadas como hijos e hijas propios”. El otro dato que aporta es que la mayoría de las personas que se acercan a la oficina son mujeres.
A partir del trabajo realizado en la secretaría se lograron tres encuentros: una mujer que había sido separada de sus hijos, una chica que había sido apropiada y un muchacho que fue adoptado.
La realización de la primera jornada sobre Derecho a la Identidad que se realizó en junio en la ciudad del sur le dio mayor visibilidad al tema.
También en la ciudad de Santa Fe se realizan búsquedas, aunque no existen cifras tan concretas como en Rosario.
Como el resto de las fuentes consultadas, Trucco destacó el aporte que hizo Abuelas de Plaza de Mayo para poner en la agenda de los derechos humanos la recuperación de personas apropiadas, si bien los casos que se plantean a la secretaría están por fuera de los tiempos de la dictadura.
Una pregunta abierta
El 25 de noviembre de 2000 Claudia Raimondo confirmó lo que había intuido tantas veces a lo largo de sus 38 años de vida: no era hija de los padres que la habían criado. Ese día su madre de crianza le contó cómo a mediados de abril de 1962 la fue a buscar a un hospital de la provincia de Buenos Aires donde fue entregada en la puerta misma del edificio por una monja dominica.
Desde mucho antes sentía que no pertenecía al lugar donde había vivido todos esos años. “Es muy extraño, pero por más amor, cariño y respeto que hayamos tenido en nuestra crianza hay algo que es inconciente y nos hace sentir que no pertenecemos a ese lugar”, reflexiona en diálogo con El Litoral quien, a partir de ese día, inició su búsqueda justo cuando su hermano, tres años menor e hijo biológico de su madre de crianza, había concluido la suya al lograr la adopción de su primera hija. Ahí “cayeron las fichas” y de alguna manera llegó el alivio.
Raimondo habla en plural cuando menciona esa sensación de no pertenencia porque afirma que es común a otras personas en su situación: buscadores se denominan, y muchos de ellos están conectados a través de las redes sociales (su página en Facebook es “Hermanados por la búsqueda”). “Cuesta que se acerquen al ámbito del Estado porque en muchos casos han sentido que no tenían dónde acudir”. Es que “sin una ley marco te convertís en un detective en el desierto”, opina. La media sanción obtenida hace casi un par de semanas en la Legislatura, donde Raimondo estuvo presente en las barras junto a otras personas en la misma situación, promete poner las cosas en su lugar.
Mientras tanto y desde aquel 25 de noviembre, recorrió un largo trayecto en una búsqueda que la llevó incluso hasta San Martín donde está ubicado el hospital en el que fue entregada el 17 de abril de 1962, presuntamente un día después de su nacimiento. Por entonces no se registraba el documento de identidad de la parturienta, por lo que la consulta en los libros de la época resulta compleja.
También viajó a Catamarca y a Mar del Plata siguiendo distintas pistas. “Es que nunca se pierden las esperanzas de saber qué pasó, por qué motivo me tuvieron que dejar”, dice Raimondo mientras aclara que “la historia con mi familia de crianza la cerré, la hablé, mi mamá me dijo lo máximo que me pudo decir cuando se dio cuenta de que era necesario ayudarme”.
Aún así, reconoce que “lo que nos cuesta a todos es el engaño del entorno, el pacto de silencio y el ocultamiento que vemos sin sentido; eso shockea y desestabiliza mucho porque son los padres los que dan un marco de confianza a sus hijos”. Y todo eso en un contexto en el que las apropiaciones “siguen ocurriendo”. “Legalmente no es una sustitución; sustitución es que cambien la identidad; en cambio de la mía se apropiaron, nunca la tuve”.
Se estima que en el país hay tres millones de personas en esa situación. “Es decir que hay 6 millones de argentinos que vieron eso como algo normal y 12 millones, si se cuentan a los abuelos”.
Raimondo integra, en representación por Santa Fe, la comisión creada a partir de la Red de Trabajo por la Identidad Biológica (Retib) que funciona desde junio en el marco de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y tiene, entre otros objetivos, crear un registro que aúne historias como la de ella, de hombres y mujeres que fueron apropiados, madres que buscan a sus hijos apropiados y hermanas que buscan a sus hermanos en hechos no vinculados con lesa humanidad.
La historia recuperada
En noviembre de 2010 Cecilia Fantini Giorgetto se preguntaba “¿Alguien vio a Isolina?” Fue en una nota publicada en este diario con el título “Adopciones ilegales: quieren conformar un banco genético” (el término correcto debería ser apropiación, aclara Fantini) y la búsqueda que encabezaban otras personas que, como ella, querían saber dónde estaba su madre. Desde aquel primer interrogante hasta hoy pasaron muchas cosas: alguien vio a Isolina, ella también y así lo contó en su página de Facebook “Del silencio a la verdad” el 18 de octubre de 2015, luego de 30 años de búsqueda y ya con otro título que anticipaba ese encuentro: “Isolina y yo”. Estos fragmentos sintetizan el camino de muchas personas por conocer su origen. Muchas de ellas siguen buscando.
(...) Quebrar el silencio de las pocas personas que pudieron saber no fue nunca sencillo, y hacerlo a pelo menos. Porque fui yo la que tuve que poner el cuerpo ante quienes quería y quiero, y ante quienes no conocía en absoluto y explicar una y otra vez que mi necesidad se centraba en saber mi verdadera historia.
“Con los años conocí que éramos una marea de gente pidiendo lo mismo, y que acceder a información útil y concreta era una misión imposible, y que los recursos del Estado son de una aridez infinita ante estas búsquedas de origen, con las honradas excepciones que existen, pero son eso, excepciones.
(...) “Llegué a mi mamá biológica con ayuda, por la empatía de alguien sensible, voluntarioso e inquieto (...). Y luego vino el encuentro con ella, uno primero y hace unos días el segundo y más revelador, donde pudimos hablar y finalmente poner en palabras tanto silencio.
(...) “Me sumo al pedido que se viene haciendo hace tiempo desde distintas organizaciones que se ocupan de esta temática, el de universalización del derecho a la identidad. Sesgar el concepto de identidad a un período es desconocer la historia como una totalidad, ya que estas situaciones también son resultado de un sistema político y social que a través de sus agujeros habilita a que la rueda siga girando en el sentido de la exclusión.
(...) “Por esas circunstancias que transforman la vida de las personas, pude rescatar mi origen. No estoy en un listado de recuperación de identidad, soy una anónima más que hoy encontró lo que buscaba y mucho más liviana puede andar por este mundo. Y es maravilloso que así sea. Veremos adónde lleva esta puerta abierta. Mi deseo es para aquellos que están en la búsqueda. Porque con verdad, con raíces auténticas todo será para bien”.
“Si hay algo que sabemos los que buscamos es que dependemos de una variable, el hilo más delgado, el tiempo”, dice Fantini en un tramo de su texto. Y es así, tanto que unos días después de esta publicación supo que Isolina había muerto.
El proyecto de ley
El texto presentado por la diputada Alicia Gutiérrez (SI) que obtuvo media sanción por unanimidad de la Cámara baja provincial, tiene por objeto garantizar el derecho a la identidad biológica o de origen para restituir su ejercicio a toda persona que presuma que su identidad haya sido suprimida o alterada. Además, establece y define:
- Beneficiarios directos: personas que presumieran que su identidad ha sido suprimida o alterada por hechos concomitantes o posteriores a su nacimiento, y las personas adoptadas, cualquiera sea la fecha en que esta se hubiere producido. Comprende a hijos, nietos y supuestos hermanos de la persona.
- Beneficiarios indirectos: personas privadas de la relación parental por la comisión de un delito y/o la falta o vicio del consentimiento, incluidos los abuelos.
- Los interesados deberán identificarse y realizar una declaración jurada, con datos personales y motivo del pedido, que se mantendrá confidencial.
- Establece una mejor articulación entre los organismos del Estado para hacer más ágil y efectiva la búsqueda de información.
- Crea el Registro Único de Búsqueda de la Identidad Biológica o de Origen, en el ámbito de la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe.
- Registro Único de Partos y Nacimientos por parte del ministerio de Salud, con un criterio unificado en todos los servicios.
- Define al ministerio de Justicia y Derechos Humanos como autoridad de aplicación.
Dónde acudir
En Santa Fe
Secretaría de Derechos Humanos de la provincia:- Santa Fe: Mendoza 3443, tel. (0342) 4574911. En Rosario: Moreno 1056, tel. (0341) 4721466. E-mail: secretariaddhh@santafe.gov.ar. Línea gratuita: 0800-5553348.
Nación
Quienes tengan dudas sobre su identidad o cuenten con información sobre personas a quienes presuntamente se les haya vulnerado ese derecho, pueden contactarse con la Red de Trabajo sobre Identidad Biológica, de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo cultural de la Nación a través de: identidadbiologica@jus.gov.ar. En facebook: Red Identidad Biológica.
En redes
Numerosos grupos dedicados a la búsqueda de identidad biológica se desenvuelven en las redes sociales, principalmente en Facebook. Algunos de ellos son: Hermanados por la búsqueda. Orígenes Santa Fe. Nuestra primera página. Colectivo Mendoza por la verdad. ¿Dónde estás? Raíz Natal. Madres en búsqueda.