Miércoles 29.12.2021
/Última actualización 18:26
Las elecciones legislativas de este año supusieron, a nivel nacional, la habilitación de una nueva lógica en la distribución y el ejercicio del poder. Si el oficialismo debió acusar el doble golpe político de las (no reconocidas) derrotas de las Paso y las generales, y sumergirse en la vorágine interna derivado de ellas, también tuvo que asimilar que ya no contará con las mayorías suficientes para imponerse sin debate en el Congreso; como quedó exhibido con el rechazo del proyecto de Presupuesto. En tanto, la oposición también se (re) acomoda a su flamante preponderancia, y sus propias convulsiones intestinas, potenciadas por las expectativas.
En Santa Fe, Omar Perotti transitó una incómoda campaña con internas, lista acordada con Cristina Kirchner, activa presencia de funcionarios nacionales, secuelas en el gabinete y luego una suerte de "relanzamiento". La proyección de Marcelo Lewandowski fue la principal novedad en el oficialismo, mientras que la irrupción de Carolina Losada trajo consigo la vuelta de Mario Barletta a la primera línea, y un reacomodamiento en el radicalismo, ya mayormente apartado del Frente Progresista. En esa coalición, forzada a reinventarse, el socialismo proyectó a Clara García, y se sumaron los partidos de Rubén Giustiniani y Pablo Javkin.
En 2022 será imperativo el debate de fondo de cuestiones a resolver, pero inevitablemente supondrá además la dilatada previa de la renovación de autoridades de 2023. Una partida que, en Santa Fe, tendrá jugadores diferentes a lo previsto.