Por Santiago Balague
Todo comenzó cuando tenía 7 años y compró un chocolate para ser enviado a los soldados que estaban en el frente de batalla. Dentro envió una carta. A los dos meses, este producto apareció en un comercio en Comodoro Rivadavia, a varios kilómetros de Villa Ballester, su lugar de residencia. Su historia generó un gran impacto y fue tapa de la revista Gente.
Por Santiago Balague
En abril del año 1982, hace ya 40 años, Gustavo Vidal, quien tenía apenas 7 años de edad, mandó un chocolate para los soldados que estaban en el frente de batalla. Dentro del chocolate, y por sugerencia de su mamá, Gustavo puso una carta escrita de puño y letra, con su nombre, dirección y código postal. “Que este chocolate te endulce en esos días fríos de Malvinas. Gracias por defender mi patria. Te saluda, un futuro soldado de siete años”, decía la carta.
Al día siguiente, Gustavo llevó el chocolate a la escuela para que desde allí fuera, con el resto de las donaciones, hacia la zona del conflicto. Una escena que se repetía a lo largo y a lo ancho del país.
Poco más de dos meses después, con la guerra ya finalizada, la familia de Gustavo recibió en su casa otra carta manuscrita. “Estimado Señor y Señora Vidal, acompaño esta carta con una fotocopia de la carta que vuestro hijo enviara a Malvinas, a un supuesto soldado nuestro que nunca llegó. Fue hallada en un chocolate Noel para taza, que fue adquirido en un comercio de Comodoro Rivadavia. El suyo parece no ser el único caso. El significado es claro. Nos han engañado y usado. Nuestros soldados pasaron hambre y volvieron desnutridos. (…)”, decía la nueva carta.
El hecho fue tapa de la revista Gente, de editorial Atlántida, tal vez como un vano intento de despegarse de la campaña de mentiras y falsedades que publicó durante la guerra, en abierto apoyo a la dictadura militar.
La historia generó mucho impacto. En aquel entonces se vendieron miles de números de la popular revista y esto golpeó de lleno a la familia Vidal, a tal punto que comenzaron a ser investigados por servicios de inteligencia. El coletazo que trajo la noticia los llevó a intentar taparla y durante varias décadas, Gustavo, evitó hablar de lo sucedido e intentó quitarse el apodo que trajo: "El chico del chocolate".
El reencuentro y la posibilidad de amigarse con esta historia, que no es más que una etapa de su vida, llegó allá por el 2017 cuando, justamente, fue convocado por la entonces directora de la Escuela de Enseñanza Media N° 446 “Juan Bautista Alberdi” (ex Nacional 1) de Venado Tuerto, Daniela Mimizza, quien lo convenció de que viaje a la ciudad y brinde una charla para los alumnos, acompañado de excombatientes de Malvinas.
El inicio
El Litoral dialogó con Gustavo Vidal, de profesión farmacéutico, que vive en Buenos Aires y que hoy, se anima a relatar todo lo que le tocó vivir cuando era muy pequeño. “En el año 1982 iba a la escuela primaria (Holter Schule de Villa Ballester) y nos pidieron donaciones, puntualmente chocolate, como sucedía en la gran mayoría de las instituciones educativas, y que las acompañemos con alguna carta. Ahí, mi mamá fue la que me dice de meter la carta dentro del envoltorio de aluminio y por eso fue que no lo notaron”, comenzó contando.
El chocolate no sólo no llegó a destino, las Islas Malvinas, sino que fue revendido a un almacén de Comodoro Rivadavia. “Al comprar ese chocolate, en el mes de junio, se encontraron con la carta. Como estaban mis datos: nombre, apellido, dirección, código postal; la persona que la encontró, que era una familia de médicos que incluso atendían a chicos que volvían de Malvinas desnutridos, decidió escribirle a mis padres, quienes la reciben asustados porque no sabían si era verdad o no”, relató.
El padre de Gustavo, también farmacéutico, lo comenta en el barrio y entre los vecinos había un periodista que decide iniciar la investigación. “Viajó a Comodoro para hacer la nota, entrevistó a mis padres y sacó la foto. A lo pocos días mi cara estaba en la revista Gente”, señaló. Y añadió: “Mis padres fueron convocados en Casa de Gobierno, intentando justificarse, pidiendo disculpas y diciendo que hubo un error. Pero esto no es todo: el temor nos llevó a no hablar más al respecto y no fui a clases por varios días. De todos modos, como publicaron mi carta con los datos, no paraban de llegarnos cartas de soldados, presos, personas que también se sentían identificados por lo sucedido, pensando que si no llegó este chocolate, no llegó nada”.
“El chico del Chocolate”
La imagen de Gustavo no tardó en hacerse rápidamente conocida, donde lo veían le decían; “El chico del chocolate”, incluso recuerda que un día fue a la cancha de Vélez Sarsfield a ver a San Lorenzo, equipo del cual es hincha, y se tuvieron que ir porque la gente lo reconocía. La popularidad llegó a tal punto que le ofrecían ser la cara visible en publicidades de famosas marcas de chocolates.
“La popularidad no fue mayor porque mi padre no quiso, no le interesaba y también le generaba temor, sobre todo porque estábamos aún en dictadura”, resaltó.
Su vínculo con Venado
Si bien Gustavo fue dando algunas entrevistas con el correr de los años, Venado Tuerto fue muy importante para terminar de amigarse con la historia. “Daniela Mimizza me contactó en el 2017. Ella se enteró que yo trabajaba en el Hospital Italiano y, a través de una conocida, me pidió que la contactara. La llamé y me dijo que era fanática de mi historia. Allí fue que me invitó a formar parte de una charla y fue una experiencia hermosa”, recordó. En su paso por la ciudad, no sólo mantuvo encuentros con alumnos del secundario, sino también del primario, de 2 grados, de la misma edad que él tenía cuando le envió la nota dentro de un chocolate a los jóvenes que estaban combatiendo en Malvinas.
“Esta charla me permitió hablar sobre la importancia de las donaciones y la posibilidad de aprender de los errores que vivimos en el país”, exclamó. Gustavo también aprovechó la oportunidad para comprar chocolates y entregárselos a excombatientes junto a una nota; en este caso sí llegaron a sus manos.
El documental
El próximo 2 de abril, al cumplirse 40 años del comienzo de la Guerra de Malvinas e Islas del Atlántico Sur, la TV Pública estrenará, a las 22, “Operación Chocolate”, un documental dirigido por Silvia Maturana y Carlos Castro, que refleja el rol de los medios de comunicación durante y después del conflicto bélico, y el posterior proceso “desmalvinización”, que significó el olvido de los soldados, el silencio y la negación de la soberanía sobre las islas argentinas.
A 40 años de este suceso, Gustavo Vidal, “El chico del chocolate”, inicia un recorrido en el que reconstruye la historia que conmovió a los argentinos, engañados por los medios antes, durante y después del conflicto del Atlántico Sur.
El documental, basado en la investigación periodística de Santiago García y realizado con el apoyo del INCAA y de la Universidad Nacional de Quilmes, está protagonizado por el propio Gustavo Vidal.
“El documental intenta revivir el viaje de la carta hasta Comodoro Rivadavia. En este caso soy yo el que viaja para ir encontrándome con las personas y lugares que formaron parte de esta historia. Realmente estamos muy contentos con los resultados y afortunadamente, el sábado la gente va a poder disfrutarlo”, sentenció.