Sábado 23.5.2020
/Última actualización 17:52
Del 17 al 23 de mayo se celebra en el mundo la “Semana del Parto Respetado”, fecha que pretende visibilizar problemáticas que se desprenden de la violencia obstétrica, así como también velar por el cumplimiento de las normativas que regulan estas prácticas (en Argentina, la ley 25.929). Este año, promueve el lema “Mi decisión debe ser respetada”, aún en contexto de pandemia.
En el ‘parto humanizado’ no se descuida la salud, sino que se contemplan las necesidades y la voluntad de las personas gestantes y sus acompañantes, los verdaderos “protagonistas” en torno a un nacimiento. La licenciada en Obstetricia y docente universitaria Ma. Florencia Bustos, destaca que nada de esto es posible sin “previa información real, completa y basada en evidencia científica”.
¿Eso también es violencia?
Cuando el personal de toda la institución de salud (tanto médico, administrativo o servicios generales) maltrata o humilla, cuando interviene sin necesidad, cuando patologiza sin fundamentos, cuando se niega el acompañamiento durante el proceso del nacimiento, hay violencia obstétrica. El incumplimiento de los derechos en todos los sectores, constituye una de las tantas formas de opresión y discriminación hacia la mujer. “Existe y está tan naturalizada que no se reconoce como tal”, alerta la profesional en diálogo con El Litoral.
Es tal la institucionalización de este tipo de violencia, que fue necesario crear una ley que proteja los derechos de las personas gestantes, recién nacidos/as y su entorno. Para que este avance legislativo surta efecto en la práctica, Florencia sostiene que “es primordial la formación de profesionales que acompañen nacimientos, desde una perspectiva de género y derechos, con evidencia científica y racional: con amor y respeto al otro sin superioridades, confiando en la sabiduría del cuerpo y la capacidad de parir sin perturbar”.
Sancionada en 2004 y reglamentada hace cinco años, la ley 25.929 no siempre se cumple y mucho menos plenamente. El sistema de salud acarrea, como herencia occidental, años de mirada patologista que impiden aún hoy concebir a la persona gestante como un sujeto “inserto en un contexto social y cultural, poseedor de emociones, con opciones y derecho a decidir”.
El número de cesáreas innecesarias está, desde hace años, por encima del 15% que recomienda OMS. “En la provincia de Santa Fe, los datos indican que más del 30% de los nacimientos fueron por cesárea en el sector público y en el privado se supera el 70%. Las tasas superiores no están asociadas a reducir la morbilidad materna y neonatal, e implican potenciales complicaciones” afirmó Florencia.
Gentileza Ma. Florencia BustosFoto: Gentileza Ma. Florencia Bustos
Cuando se habla de parto respetado, lo que más se escucha “es que es una moda, o cosa de una élite, o de hippies. Creo que se debe a la falta de información y conocimiento al respecto: son mitos” entiende Florencia, que considera que es “nuestro deber como profesionales de la salud trabajar para generar autonomía en las personas gestantes, contribuir al empoderamiento, acompañando en las decisiones”.
Mito: el parto respetado es más peligroso
“Peligroso es intervenir sin necesidad. Si es una gestación de bajo riesgo, sin complicaciones, generalmente no necesitamos intervenir, solo cuidar y acompañar. No hay riesgos demostrados que superen los beneficios de garantizar los derechos” aclara la profesional.
Mito: para que se respeten los derechos, alcanza con la ley
“Es falso, va mucho más allá. Para responder a la demanda trabajando en esta línea de respeto, además del proceso interno y personal de los profesionales y del personal, se requiere capacitación. Existe base científica que avala que respetar los procesos fisiológicos tiene buenos resultados”.
Mito: en el parto respetado importa más la decisión de la mujer que la salud
Falso; se atiende primero a la salud pero desde una perspectiva integral. El equipo profesional baraja las necesidades y posibilidades que cada caso tiene, para llevar adelante un nacimiento exitoso. Luego, se las comunica a la persona gestante, quien toma una decisión informada que debe ser respetada por los médicos, pero nunca en detrimento del bienestar de la embarazada o del feto.
Para erradicar estas y otras falacias, Bustos cree que los profesionales “deben capacitarse para acompañar estos procesos de manera respetuosa y amorosa, a sabiendas de que hay evidencia científica sobre la evolución y fisiología del proceso neurohormonal del parto que, si desconocemos, podemos actuar provocando iatrogenia”.
La docente destaca que: “Hoy puedo observar que hay un despertar de la conciencia y cada vez somos más personas y profesionales deconstruyendo y reconstruyéndonos en este camino, con el propósito de ser guardianas/es de los nacimientos, y de quienes eligen el parto humanizado”.
Esto genera tensiones y si bien “de a poco empiezan a verse cambios, aún falta” aseveró la licenciada. La crisis del paradigma “es necesaria” y a pesar del desconocimiento general, las personas “se informan más, se fortalecen acompañadas y solicitan que se respeten sus derechos”.
La violencia obstétrica es un tipo de violencia de género. Podés asesorarte de manera gratuita llamando al 144, o descargar el formulario para denuncias en la página del gobierno.