María Carla Morel (46) era una buena mujer. Madre de cinco hijos y dueña de una verdulería en el barrio Acería, de San José de Rincón, apacible localidad costera que hoy llora su trágica desaparición.
La mujer sufrió golpes devastadores en su cabeza con un objeto contundente. También había signos de estrangulamiento. No hay detenidos.
María Carla Morel (46) era una buena mujer. Madre de cinco hijos y dueña de una verdulería en el barrio Acería, de San José de Rincón, apacible localidad costera que hoy llora su trágica desaparición.
En la mañana del lunes, Carla acompañó a sus dos hijos más chicos (de 8 y 11 años) hasta la escuela Fray Francisco de Paula Castañeda. Es lo último que se sabe de ella.
Quien primero advirtió que algo anormal estaba sucediendo fue su pareja, un hombre que convivía con Carla desde hacía unos 6 meses aproximadamente.
Como ya era el mediodía y la mujer no había retornado, este hombre se comunicó con una hija de Carla quien, a su vez, comentó la novedad a las hermanas de Carla.
Las horas siguieron pasando y la angustia fue ganando terreno entre los familiares y allegados que, ya desesperados, decidieron salir a buscarla.
Los familiares realizaron un improvisado rastreo mientras intentaban comunicarse con el celular de la mujer.
Eran cerca de las 16 cuando sobrevino lo peor. Fue el propio concubino quien dio la voz de alerta, cuando observó un bulto que estaba tapado con unos pastizales, al costado del terraplén, y pocos metros de la casa de Carla.
Ni bien se acercaron, el horror quedó ante sus ojos. Quien yacía entre los pastos era Carla. Estaba de costado, en posición fetal, y tenía inequívocas señales de haber sido blanco de un hecho violento.
Su rostro presentaba gravísimas lesiones, como consecuencia de golpes dados con un objeto contundente. “Pudo ser una piedra o una masa, que además le ocasionó hundimiento de cráneo”, opinó hoy un allegado a la pesquisa.
Junto al cuerpo fue hallado también una especie de cinturón tejido, que se supone fue utilizado para estrangularla.
En principio no había señales de un ataque sexual. No obstante aún resta conocer el resultado de los isopados que se ordenaron al respecto.
Por último, la víctima tenía consigo sus pertenencias, por lo que quedaría descartada la hipótesis de un robo. Así y todo, aún permanece desaparecido el teléfono celular de Carla.
Lo que siguió a partir de entonces fue una escalada de situaciones, que solo aportaron más confusión al asunto.
Poco después llegó al lugar personal policial, investigadores y peritos que comenzaron con sus tareas de rigor, las que se realizaron durante toda la tarde y hasta la noche.
Los pesquisas escucharon el relato de distintas personas, entre ellas, el concubino de la víctima.
Familiares de la mujer señalaron hoy su disconformidad en cuanto al accionar de los investigadores.
“La casa donde vivía Carla no fue vallada y tampoco quedó con custodia. A medianoche, este hombre ingresó y se llevó varias cosas. No sé cómo pudo pasar eso”, señaló una de las hermanas de la víctima.
Para el mediodía del martes los familiares de Carla tenían pensado instalarse sobre la ruta 1, para protestar por el curso de la investigación.
“No estamos conformes con nada de lo que se está haciendo”, dijeron en diálogo con El Litoral.
“La policía nos dijo que nosotros contaminamos la escena. Es una barbaridad eso. Lo único que hicimos fue buscar a mi hermana porque estábamos desesperados”, se defendieron.
“Queremos justicia por Carla y por San José de Rincón”, agregaron. “Este pueblo ya no es lo que era. Nosotros somos vecinos de toda la vida. Antes uno venía acá a buscar la paz y ahora tenemos que andar esquivando las balas”, sentenciaron.