El juez penal de Santa Fe, Luis Octavio Silva, condenó a 9 años de prisión y declaró la reincidencia de un presidiario del penal de Coronda que en mayo de este año apuñaló a un compañero, luego de protagonizar una discusión por las visitas.
El crimen ocurrió en la intimidad de una celda, en el pabellón Evangélico de la cárcel de Coronda, y fue esclarecido gracias a las declaraciones de testigos y cámaras de seguridad que registraron el desenlace fatal.
El juez penal de Santa Fe, Luis Octavio Silva, condenó a 9 años de prisión y declaró la reincidencia de un presidiario del penal de Coronda que en mayo de este año apuñaló a un compañero, luego de protagonizar una discusión por las visitas.
La sentencia conocida esta semana, alcanza al interno Facundo Martín Fernández (23), quien días pasados asumió su responsabilidad mediante la firma un juicio abreviado, en el cual contó con la asistencia legal del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal (SPPDP), a través de la Dra. Leticia Feraudo.
El caso fue investigado por el fiscal de Coronda, Marcelo Nessier, quien atribuyó a Fernández el "homicidio simple" de Lucas Ezequiel Amarillo, ocurrido en el pabellón Evangelista de la cárcel de Coronda. Según la labor fiscal, el ataque fatal se produjo el 11 de mayo de este año, alrededor de las once de la noche, en la celda Nº 710 habitada por Fernández, en el pabellón Nº 7 del Instituto Correccional Modelo U-1.
Del relato de testigos y del registro fílmico de las cámaras de seguridad del penal se desprende que Amarillo ingresó a la celda donde se encontraba Fernández, se cree que para hablar de un conflicto interpersonal ocurrido horas antes. En ese contexto fue atacado por el anfitrión, que lo apuñaló dos veces con un cuchillo denominado "mantequero", según la jerga del ambiente carcelario.
Dos puntazos recibió Amarillo, que intentó defenderse sin lograrlo: tenía una herida en la mano derecha y la segunda debajo de la tetilla izquierda, a la altura del corazón.
Si bien no es habitual que los internos de los penales declaren ante las autoridades penitenciarias y menos aún ante la judicial, en este caso la investigación contó con el testimonio de varios presos -dos de ellos delegados del pabellón-, que privilegiaron la paz social a la protección de uno de sus alojados. Esto se debe a que se trata de un pabellón religioso, donde la violencia suele estar controlada o reducida al mínimo, si se lo compara con otros espacios del mismo instituto carcelario.
"Yo escuché un grito del finado, y salgo a ver y ya iba caminando para el medio del pabellón el que termina muriendo", expresó uno de los delegados, quien aseguró que "eran ellos dos, Amarillo que sale chuceado, y el otro Fernández que sale para la reja de seguridad". En sintonía con los otros testigos, agregó que "Fernández tenía un cuchillo tipo mantequero, y tiraba puñaladas para todos lados por miedo que lo agarre la población".
Los videos confirman la teoría del caso y las declaraciones aportan el contexto que ocasionó el ajuste de cuentas. "Nunca ocurrió nada como lo de anoche", señaló otro delegado. "Yo ya tenía conocimiento que entre ellos había problemas previos" y explicó que "todo empieza porque Amarillo se le insinúa a la mujer de Fernández y este se la jura". El cruce se produjo el mismo miércoles del ataque, en el horario de visitas.
Y si bien en un primer momento "hablaron entre ellos" para resolver el asunto en forma civilizada, Fernández todavía tenía en mente la venganza.
Para evitar ser linchado por la población y aprovechando el desconcierto por la presencia de un sujeto agonizando en medio del patio, Fernández corrió blandiendo el cuchillo hasta la jaula de aislamiento para buscar refugio en los guardias.
En cuanto al herido, si bien fue asistido de inmediato, primero por sus compañeros y luego por personal del Servicio Penitenciario, falleció esa misma noche, a causa de la puñalada. En cuanto al elemento punzante, -de 22 cm de largo, con cabo recubierto con tela color negra, y un largo de hoja de 10 cm.- fue hallado en un rincón con restos de sangre humana.
A la hora de evaluar el monto de la pena, el fiscal Nessier recordó que "cuenta con antecedentes penales" también por "delitos contra la integridad física" -a 5 años por un homicidio atenuado por el exceso en la legítima defensa-, por lo cual solicitó su declaración de reincidencia.
En cuanto al fallecido, tenía 21 años y estaba condenado por un homicidio en ocasión de robo ocurrido en la ciudad de Rafaela. Se encontraba purgando una condena a 25 años de prisión por el delito de homicidio en ocasión de robo, agravado por la participación de menores de edad, ocurrido a mediados de 2020.