Entraron a una casa a robar, mataron al dueño cuando se resistió y ahora se enfrentan a la prisión perpetua
La fiscalía presentó la acusación formal contra dos jóvenes de 25 y 26 años, a quienes atribuye haber asesinado a Miguel Ángel Frutos la noche del 14 de noviembre de 2019.
Entraron a una casa a robar, mataron al dueño cuando se resistió y ahora se enfrentan a la prisión perpetua
Dos veinteañeros fueron acusados formalmente por el homicidio de un vecino de San José del Rincón, atacado a golpes y puntazos y ultimado de dos disparos la noche del 14 de noviembre de 2019 en su casa. Miguel Ángel Frutos tenía 77 años, e intentó resistirse al robo.
El fiscal Andrés Marchi, de la Unidad Especial de Homicidios, estuvo al frente de la investigación que resultó en la detención de cuatro sujetos. Brian Maximiliano Páez (26) y Pedro Exequiel Fernández (25) irán a juicio, donde la fiscalía pretende que se los condene a prisión perpetua, mientras que dos adolescentes ya recibieron una declaración de responsabilidad en la Justicia de Menores.
Frutos fue atacado en el interior de su domicilio. Del informe de autopsia surge que "fue víctima de un ataque mortal, realizado por una multiplicidad de personas que lo atacaron simultáneamente, valiéndose de distintos objetos que aumentaron su poder ofensivo". Presentaba, también, entre 12 y 16 heridas defensivas.
Eran alrededor de las 22.30 del jueves 14 de noviembre de 2019 cuando los cuatro delincuentes arribaron al predio ubicado sobre calle Las Torcacitas al 2797, en Rincón. Fernández conducía su Fiat Duna negro y azul, en el que trasladó al resto de la banda, que procedieron a ingresar por una ventana a la vivienda en la que residían Frutos y su pareja.
Archivo El Litoral Los primeros detenidos fueron los hermanos Páez, cuyo padre trabajó en la casa de la víctima los días previos al hecho.
Los primeros detenidos fueron los hermanos Páez, cuyo padre trabajó en la casa de la víctima los días previos al hecho.Foto: Archivo El Litoral
Los ruidos despertaron al dueño de casa, que sorprendió a los delincuentes en el interior de su vivienda. Fue en ese momento que se le abalanzaron y comenzaron a golpearlo mientras le gritaban: "¡Prendé la luz, danos la plata!" El hombre intentó defenderse, pero fue agredido con un arma blanca, cortándolo y apuñalándolo, y luego con un arma de fuego. Los vecinos coincidieron en que se escucharon dos detonaciones.
Fue la herida penetrante de tórax, que ocasionó lesiones en su corazón y pulmón izquierdo, lo que le provocó el shock hipovolémico hemorrágico que derivó en su muerte. Su esposa lo encontró acurrucado en el piso, ensangrentado, y salió corriendo a la calle a pedir auxilio a los gritos. El Duna acababa de salir a toda velocidad, logrando los delincuentes darse a la fuga.
El automóvil resultó ser una pieza clave. Un testigo dijo haberlo visto pasar cerca de la plaza, y reconoció a uno de los ocupantes. A partir de allí se logró identificar a ese tal Brian "Burrito" como Brian Páez, hijo de un albañil que había estado trabajando en la casa de la víctima.
Junto al veinteañero se detuvo a uno de sus hermanos, menor de edad. Mientras se allanaba su domicilio, a la policía le llamó la atención que en la casa de enfrente hubiera un Duna que encajaba en la descripción dada por los testigos.
Así que solicitaron al dueño de la vivienda realizar una requisa, quien se los permitió e informó que el vehículo pertenecía a su yerno, Pedro Fernández, quien resultó aprehendido. El cuarto involucrado fue detenido luego de que confesara a un vecino lo sucedido la noche en la que Frutos murió.
Mientras ambos menores ya recibieron una declaración de responsabilidad penal en la Justicia de Menores, la causa de los adultos se encuentra próxima al juicio oral. Con la acusación formal ya presentada, resta la realización de la audiencia preliminar, tras lo cual se fijará la fecha de inicio del debate.
A Páez y Fernández, defendidos por los abogados Ignacio Alfonso Garrone y Daniel Rocca, les atribuyen la coautoría de los delitos de "tentativa de robo calificado por el uso de armas y armas de fuego, por ser en poblado y en banda y por efracción" y "homicidio calificado por el uso de arma de fuego y criminis causae". Ambos agravados, a su vez, por la participación de menores de edad. Por esto, el fiscal Marchi pretende que se le imponga la prisión perpetua.
Subsidiariamente, "para el hipotético caso en que no resultaren demostrados en el debate los elementos que componen la segunda agravante del homicidio", la fiscalía formuló una acusación alternativa: el primer delito quedaría igual, mientras que el segundo se modificaría a "homicidio en ocasión de robo calificado por el uso de arma de fuego". En este caso, las penas solicitadas para Fernández y Páez serían de 28 y 35 años de prisión, respectivamente.