Una red dedicada a la comercialización de estupefacientes fue desbaratada este sábado en la ciudad de Rafaela (cabecera del departamento Castellanos), luego de una minuciosa investigación impulsada por el fiscal federal Jorge Onel.
La policía realizó una serie de allanamientos y logró secuestrar una importante cantidad de cocaína, varios gramos de marihuana y un arma de fuego, entre otros elementos. La causa es impulsada por el fiscal federal Jorge Onel.
Una red dedicada a la comercialización de estupefacientes fue desbaratada este sábado en la ciudad de Rafaela (cabecera del departamento Castellanos), luego de una minuciosa investigación impulsada por el fiscal federal Jorge Onel.
Según pudo saberse, el operativo fue realizado por personal de la Brigada Antinarcóticos de la policía provincial, pero con personal de la capital provincial.
Los procedimientos tuvieron lugar en Sarmiento al 500, en Lugones al 700 y en Mazzi al 1400. Los uniformados lograron detener a los cuatro sospechosos y secuestraron una importante suma de dinero en efectivo (más de 600 mil pesos), 125 gramos de marihuana, 787 gramos de cocaína, teléfonos celulares, varias balanzas y un arma de fuego (una pistola calibre 22).
Entre los arrestados figura un tal “Turco”, quien para la fiscalía era el líder de la banda. Este hombre ya tenía viejos antecedentes por ese mismo delito.
Trascendió que la investigación se inició en febrero del año pasado, a raíz de una denuncia anónima que aseguraba que el “Turco” arreglaba con personal policial local para comprar y vender droga. Por este motivo, los agentes rafaelinos fueron dejados al margen del caso y su desempeño está bajo análisis.
El caso recayó en la fiscalía del doctor Jorge Onel, quien dispuso una serie de medidas. Luego de algunas tareas de obsevación y vigilancia, la policía logró establecer que en domicilios frecuentados por el sospechoso y otros allegados (algunos con fachadas de negocios lícitos) se podían ver movimientos de gentes compatibles con el delito denunciado.
Los policías determinaron que el “Turco” y algún cómplice cercano tenían “soldaditos” que distribuían la droga bajo la modalidad “puerta a puerta” (delivery). También comercializaban las sustancias prohibidas en distintos domicilios, adonde acudían los compradores.