La denuncia por la desaparición de un cuadro, de un consultorio céntrico de la ciudad de Villa Ocampo, se convirtió en un pequeño misterio para la policía local, que en pocas horas logró desentrañar y restituir la obra de arte a su propietario.
Ocurrió en el norte santafesino, en un consultorio de la zona céntrica de la ciudad de Villa Ocampo. La policía encontró a la compradora que devolvió la pintura a su dueño.
La denuncia por la desaparición de un cuadro, de un consultorio céntrico de la ciudad de Villa Ocampo, se convirtió en un pequeño misterio para la policía local, que en pocas horas logró desentrañar y restituir la obra de arte a su propietario.
El damnificado, César S. de 26 años, acudió hasta la sede policial para reclamar por la desaparición de una pintura, que se exhibía en una de las paredes de los consultorios de 25 de Mayo y Juan de Garay, de la ciudad norteña.
Al momento de realizar la descripción del objeto artístico, el denunciante se limitó a decir que se trataba de "un cuadro pintado con una imagen con una cara de un mono", sin brindar mayores detalles acerca de si se trataba de una obra de autor reconocido, si su valor económico o cultural era significativo, o si acaso era una pieza de las que abundan en las casas de bazar.
No obstante, se mostró decidido en recuperar el cuadro con el rostro del animal de mirada oblicua y barba encanecida.
Aunque se trataba de un delito atípico para la zona -el robo de obras de arte es propio de las grandes capitales del mundo-, los uniformados se pusieron el traje de sagaces inspectores y en menos de lo previsto lograron dar con una pista que los condujo al cuadro robado.
El nombre de una joven mujer los condujo hasta una localidad vecina. Recorrieron los 14 km que separan Villa Ocampo de Tacuarendí y golpearon a la puerta de una casa de la calle 5, entre 10 y 12, donde los policías fueron atendidos por Mailén Q. de 21 años.
Atribulada por la presencia oficial, la joven no hizo más que reconocer que "el lunes adquirió, de buena fe, el cuadro con la cara de un mono pintado" y aportó como dato que por él había pagado $ 1.300, suma que dos jóvenes en una moto sin cachas le propusieron a modo de "ganga".
Advertida de que se trataba de un bien producto de un ilícito, la mujer no tuvo otra opción que descolgar el lienzo de la pared de su casa y entregarlo a la policía, que se lo reintegró a su legítimo dueño. Por último, la compradora aportó el apodo de uno de los vendedores, a partir del cual la policía procura identificarlos para iniciar una causa por el delito de "hurto calificado".