Lunes 15.7.2019
/Última actualización 17:12
Es un tema que merece un análisis sincero y serio en la planificación deportiva de Colón, a pesar de que la primera conclusión que aparece a la vista es la más simple pero, a su vez, la más precisa y razonable: si hubo arqueros que “nacieron” en Colón y no se pudieron afirmar o no tuvieron las oportunidades deseadas, fue porque los entrenadores de turno no tuvieron confianza en ellos y prefirieron, siempre, “asegurarse” con la llegada de arqueros de experiencia, que no siempre ofrecieron las condiciones de seguridad y solvencia deseadas.
Hace poco, el amigo y colega Alejandro “Chicho” Aznar hizo un excelente trabajo —que me sirve de gran base para este análisis— en el que aparece José Luis Erni como el último de los arqueros que tuvo continuidad en Colón. En realidad, pasaron 9 años hasta que se la dieran, porque Erni debutó en 1971 ante Estudiantes, en la famosa huelga de los profesionales, pero esa deseada continuidad la tuvo recién en 1980, cuando atajó, según los datos de “Chicho”, en 29 partidos durante el Metropolitano.
Después, hubo arqueros que ni siquiera pudieron debutar oficialmente. Según ese trabajo, pocos recuerdan a Gustavo Ceccoti, que apenas atajó en un par de amistosos entre 1982 y 1984. Sus chances las tuvo en Patronato, Libertad de Sunchales y Belgrano de Paraná, pero no en Colón.
Juan Alejandro Cabrera, fallecido en un hecho policial en el barrio San Lorenzo, tuvo la chance en trece partidos en la parte final de un torneo en la B, cuando el entrenador de Colón era el recordado Osvaldo “Chiche” Sosa y se llegaba a la parte final de los torneos, agotada la chance de conseguir el ascenso que se negaba sistemáticamente en aquellos tiempos.
El “Turco” Salomón también llegó a Primera. Se lo recuerda por la particularidad de que atajaba sin guantes (debutó en un partido en el mundialista mendocino ante Deportivo Maipú). En tres años, apenas tuvo la chance en 9 partidos y su carrera continuó en ligas del interior. Con Mario Yannicelli pasó algo parecido: apenas un partido. Había surgido de Pucará, situación similar a la de Gustavo Nepote, que antes de llegar a Colón (atajó un solo partido), lo había hecho en Gimnasia de Ciudadela y Unión.
El “Tato” Edgardo Daniel Tibalt atajó un solo partido y no recibió goles. Fue ante Cipolletti, por lesión de Perassi y en el debut de Volken en Colón. Surgido de Pucará, era un arquero con enorme proyección pero que no tuvo chances.
El “Facha” Caloni fue otro caso, con apenas tres partidos y Benedetich, ya con el equipo en Primera, ni siquiera tuvo la posibilidad de entrar una sola vez en cuatro años y siguió su carrera en Español, Talleres de Remedios de Escalada y el fútbol mexicano.
El de Pablo Burtovoy no es un caso para el análisis, porque surgió en Loyola y antes de llegar a Colón, hizo inferiores en Ferro. Diego Ribas había tenido un paso por Unión antes de llegar a Colón, donde no atajó, y después llegó el momento de Marcos Díaz, quien sólo pudo jugar una sola vez cuatro partidos consecutivos (¿eso es tener continuidad?, de los 14 que tuvo en Colón durante los cuatro años de permanencia en el plantel profesional.
Lo que vino después es historia conocida: Bailo sólo atajó seis partidos y su mayor logro en Colón fue el de haber sido el arquero campeón de la reserva 2012-2013, Ignacio Lovera no tuvo chances, Ignacio Aylagas fue otro que pasó de largo y Andrés Mehring atajó sólo el partido con Nueva Chicago del debut (0 a 0 en Mataderos y nunca más), Mitre tampoco tuvo posibilidades y ahora están Haas y Chicco. ¿Qué pasará con ellos?
Está claro que el arco no es para los pibes del club. Fue una constante, casi única entre los clubes de Primera. Es cierto que se asumieron riesgos con algunos arqueros que llegaron jóvenes al club y se los conocieron recién cuanto ocuparon el arco de Colón, caso Leonardo Díaz, pero, en su caso, no fue formado en el club y se ganó la titularidad después de que Chabay decidió la salida de Vivaldo, que era el titular.
Esa desconfianza se hizo contínua en Colón durante estas casi cuatro décadas en la que desfilaron decenas de arqueros, algunos de gran nombre y trayectoria, pero nunca se les otorgaron chances a los nacidos en el club.
El puesto de arquero es muy particular, pero es difícil de entender el por qué durante casi 40 años, desde Erni hasta acá, no haya habido un solo entrenador que pueda descubrir virtudes en alguno de los muchos chicos que pasaron por el club para ocupar ese puesto tan complicado, para darle posibilidades confiando en esas condiciones. Cuesta mucho creerlo. A no ser que se piense, con una buena dosis de razón hasta que se pueda demostrar lo contrario, que tampoco hubo un solo entrenador con el suficiente temple para ponerlo y bancarlo.
El problema no son los pibes
A Andrés Mehring lo tuve desde los 11 hasta los 20 años y tuve que ir a buscarlo tres veces a San Jerónimo porque no lo ponían, era el tercer arquero de su división y no quería volver al club. Así que me lo traje a mi casa, agarró ritmo, empezó a buscar su mejor forma y fue uno de los chicos que teníamos en las inferiores que terminó en la selección.
Recuerdo un torneo internacional en el que Andrés fue titular, con Gerónimo Rulli de suplente. Y miren lo que es Rulli en este momento y, en cambio, a Andrés recién le están dando las chances para que demuestre lo gran arquero que es.
A Marcos Díaz también lo tuve desde los 12 hasta los 20 años, y luego me tocó entrenarlo en el plantel profeisonal. Fue otro de los que tuvo destino de selección en juveniles, junto con Mehring y Bailo, cada cuál en su época. Pero en la Primera no lo ponían. No me sorprende para nada lo que le está pasando y que haya terminado siendo arquero de Boca. Sinceramente, estaba para eso.
Andrés Bailo también lo tuve en las juveniles y le pasó lo mismo que a los otros. Si el técnico de arriba no los pone, se rompen los procesos. Ahora están Chicco y Hass, que para mí pueden atajar tranquilamente en Primera. Lamentablemente, siempre venimos atrasados en los procesos.
A los técnicos les resulta más fácil poner arqueros con experiencia que poner a chicos del club. En su momento, Astrada no se la jugó por Marcos Díaz y sí lo hizo por Blásquez. Otra habría sido la historia si le daba continuidad a Díaz, pero eligió un camino distinto.
Tengo 20 años adentro del club y no es poca cosa. Los conozco a todos como si fuesen mis hijos. Estos chicos han sufrido, se han esforzado pero nunca tuvieron su merecido premio. En realidad, eso que buscaban era que alguien confíe en ellos y los pongan en Primera con cierta continuidad. Espero que no pase lo mismo con estos dos pibes porque tienen un gran futuro.
Hay un chico que está haciendo una carrera bárbara, que es Lisandro Mitre, hoy en Laferrere. El año pasado atajó en Dock Sud y fue el mejor arquero de la B Metropolitana y lamentablemente venimos en contramano con los arqueros.
(x) Entrenador de arqueros en divisiones inferiores de Colón.
Andrés Mehring atajó un solo partido en Colón. Fue el 12 de julio de 2015, cuando debutó Darío Franco como entrenador sabalero en un flojísimo 0 a 0 en Mataderos ante Nueva Chicago.
Colón alistó ese día a Mehring; Garnier, Conti y Benegas; Ledesma, Leys, Arroyo y Clemente Rodríguez; Braian Romero, Cristian García y Villarruel. Luego ingresaron Jourdan y Vegetti. Colón terminó con diez por la expulsión de Leys, que se produjo en el final del encuentro. Mehring atajó los 90 minutos, pero el arquero titular era Broun, que volvió al partido siguiente. Fue la única oportunidad que le dieron: un partido, cero gol.